Venero perenne de Doctrina y Vida. Iª parte. José Luis Aberasturi

12.04.2023

Venero perenne de Doctrina y Vida. Iª parte.

José Luis Aberasturi, el 11.04.23 a las 2:15 PM

El Opus Dei acaba de publicar la Carta nº 29 de san Josemaría, de 1959: salida de la imprenta en 1966, en su Sede de Roma. Lo hace en su Revista "Studia et Documenta" vol. 17 - 2023, que edita el Istituto Storico San Josemaría Escrivá, en Roma. Se titula, muy significativamente, Dei amore.

Para que nadie se pierda pretendiendo escudriñar…

La he leído nuevamente: hacía muchos años que no la había tenido entre las manos. Y ha sido un gozo volver a hacerlo. Personalmente, ha sido como rejuvenecer. Volver a empezar en mi Vocación -más de 50 años en el Opus Dei-, para agradecer al Señor su Gran Regalo, por encima de cualquier otro: si cien vidas tuviera, cien veces sería Numerario, y cien veces sería Sacerdote, Dios mediante.

Ahora, con más convencimiento aún que cuando empecé.

Porque la Obra es un Regalo de Dios. A la Iglesia, en primer lugar: para "servir a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida", en palabras de su Santo Fundador. Como "curiosidad" añadiré que el papa Benedicto XVI, cuando escribe una Oración para que se rece por los Sacerdotes ante el Santísimo Expuesto, recoge precisamente en su literalidad, esta expresión de San Josemaría.

Pero, como no puede ser menos, es un Regalo también para sus hijas y sus hijos en el Opus Dei: que siempre mira a Jesucristo -no puede no hacerlo, pues nace de su Corazón Amoroso-, en favor de las almas todas.

Sus hijos, por tanto, no podemos hacerlo de otra manera, pues tenemos recibida de lo Alto esta HERENCIA de nuestro Santo Fundador, San Josemaría Escrivá de Balaguer.

Sin más preambulos, paso a copiar las primeras páginas de esta Carta. Lógicamente, os la recomiendo toda entera, que iré recogiendo en sucesivas entregas. Para que no os la perdáis. Y no me dirijo únicamente a los que somos de la Obra.

La dedica y la dirige a lo que llama "La Obra de San Gabriel", sobre la vocación de los supernumerarios, y su mision en la santificación del Matrimonio y la Vida Familiar, buscando precisamente, a través de su trabajo profesional -el que sea-, y su personal labor apostólica, la santificación de las realidades temporales.

Copio, sin intercalar ni medio comentario:

1a "Hemos sido elegidos por el amor de Dios, hijas e hijos queridísimos, para vivir este camino -siempre joven y nuevo- de la Obra, esta aventura humana y sobrenatural, que es corredención con Cristo, participación estrecha e íntima en el ansia impaciente de Jesús por extender el fuego que había venido a traer a la tierra [Cfr. Lc 12,49].

1b Él, con su Cruz y su triunfo sobre la muerte, rasgó el decreto de condenación de los hombres y los ganó a todos con el precio inmenso e infinito de su Sangre: empti enim estis pretio magno [Cfr. Col 2,14], hemos sido comprados con un gran precio. A toda la humanidad, sin excepción, abrió la posibilidad de una nueva vida, de renacer en el Espíritu, de iniciar una existencia de vencedores que pueden exclamar: si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos ha de dar con Él todas las cosas?… Porque tengo la convicción de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo venidero, ni las virtudes, ni la altura, ni la profundidad, ni criatura alguna podrá arrebatarnos el amor de Dios en Cristo Jesús, Nuestro Señor. ¡Himno espléndido de seguridad, de plenitud, de endiosamiento, que el pobre barro humano jamás pudo soñar en entonar!

2a Pero el Señor, que ofrece su salvación a todos los hombres, sin discriminaciones de pueblo, raza, lengua o condición [Cfr. Ga 3,28; Col 3,11], a nadie fuerza para que la acepte. Deja a los hombres en libertad: los hombres a veces no quieren, y obligan a Jesús a admitir sus excusas bajas y egoístas, sus negativas -habe me excusatum [Cfr. Lc 14, 15-24]- a la invitación amorosa de formar parte en la gran cena.

2b Es un dolor ver que, después de veinte siglos, haya tan pocos que se llamen cristianos en el mundo y que entre los que se llaman cristianos, haya tan pocos que tengan la verdadera doctrina de Jesucristo. Os he contado alguna vez que, contemplando un mapamundi, un hombre que no tenía mal corazón, pero que no tenía fe, me dijo: Mire, de norte a sur, y de este a oeste, mire. ¿Qué quieres que mire?, le pregunté. Y esta fue su respuesta: el fracaso de Cristo. Tantos siglos procurando meter en el corazón de los hombres su doctrina y vea los resultados: no hay cristianos.

2c Me llené, al principio de tristeza; pero, enseguida, de amor y de agradecimiento porque el Señor ha querido hacernos cooperadores libres de su obra redentora. Cristo no ha fracasado: su Doctrina y su Vida están fecundando continuamente el mundo. Su Redención es suficiente y sobreabundante, pero nos trata como a seres inteligentes y libres y ha dispuesto que, misteriosamente, cumplamos en nuestra carne -en nuestra vida- aquello que falta a su Pasión pro corpore eius, quod est Ecclesia [Col 1, 24].

2d La Redención se continúa haciendo: y vosotros y yo somos corredentores.Vale la pena jugarse la vida entera, y saber sufrir, por amor, para sacar adelante las cosas de Dios y ayudarle a redimir el mundo, para corredimir. Ante esta consideración, es la hora de que vosotros y yo clamemos en alabanza a Dios: laudationem Domini loquetur os meum, el benedicat omnis caro nomini sancto eius [Sal 145 (144), 21]; que ensalce nuestra boca al Señor, y que todas las criaturas bendigan su santo Nombre.

3a No podemos olvidar, hijos míos,que el Señor ha dicho que su Reino no es de este mundo [Cfr. Jn 18,6] porque, al permitir el mal uso de la libertad humana, ha tolerado que, hasta el día de la cosecha, crezca la cizaña al tiempo que el buen trigo [Cfr. Mt 13, 24-30]. ¡Y el mal ha prosperado! Ya desde la cuna de la Iglesia, aun en vida de los Apóstoles, surgen las herejías y los cismas. Persecuciones de los paganos, en los primeros tiempos de la cristiandad, mahometismo, protestantismo y comunismo ahora. En el campo que Dios se ha hecho en la tierra, que es heredad de Cristo, hay cizaña. No sólo cizaña, ¡abundancia de cizaña!

3b Hasta que descienda del cielo la ciudad santa, la nueva Jerusalén -cielo nuevo y tierra nueva [Cfr. Ap 21, 1-2], no habrá tregua en la batalla que se libra entre el Señor de los señores y Rey de reyes y los que están con Él, llamados, escogidos y fieles [Ap 17,14] por una parte, y los servidores de la bestia y del hijo de la perdición, que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse dios a sí mismo [2 Ts 2, 3-4; cfr. Ap 13, 1-17].

4a Nuestro optimismo no es un oprimismo necio y presuntuoso: es realismo. Por eso no podemos ignorar la presencia del mal en el mundo, ni dejar de sentir la responsabilidad acuciante de haber sido convocados por Cristo, para batallar con Él su hermosa batalla de amor y de paz.

4b Hace bastantes años ya, en un retiro espiritual que daba a vuestros hermanos, les hacía observar la situación del mundo, que no ha cambiado mucho desde entonces. Les movía a contemplar -acudiendo a un modo gráfico- esa mancha roja que se extiende rápida por la tierra, que lo arrasa todo, que quiere destruir hasta el más pequeño sentido sobrenatural. Y el avance de otra ola muy grande de sensualidad -perdonadme-, de imbecilidad, porque los hombres tienden a vivir como bestias.

4c Y continuaba haciéndoles notar que aún se distingue otro color, que avanza y avanza, especialmente en los países latinos, de manera más hipócrita en otras naciones: el ambiente anticlerical -de anticlericalismo malo-, que intenta relegar a Dios y a la Iglesia al fondo de la conciencia o, dicho de otra forma mas clara, quiere relegar a Dios y a la Iglesia a la vida privada, sin que el hecho de tener la fe se manifieste en la vida pública. No exagero: esos tres peligros son constantes, evidentes, agresivos.

5a No podéis -sería una comodidad intolerable- cerrar los ojos a esta realidad. No, para llenaros de pesimismo inerte e inactivo, sino para enardeceros y llenaros de las santas impaciencias de Cristo que, con paso rápido, adelantando a sus discípulos -praecedebat illos Iesu [Mc 10,32]-, hacía su último viaje a Jerusalén, para ser bautizado con un bautismo que había urgido continuamente su espíritu [Cfr. Lc 12,50].

5b Que haya siempre en vuestros labios y en vuestras almas una afirmacion rotunda, juvenil y audaz: possumus! [Mc 10,39], ¡podemos!, cuando sintáis la invitacion del Señor: ¿podéis beber el cáliz que Yo he de beber y ser bautizado con el bautismo con que Yo he de ser bautizado? [Mc 10,38].

5c Un hijo de Dios en su Obra, aunque sereno siempre con la serenidad de su filiacion divina, no puede permanecer indiferente ante un mundo que no es cristiano ni siquiera humano. Porque muchos hombres no han llegado todavía a alcanzar aquellas condiciones de vida -en el orden temporal- que permiten el desarrollo del espíritu, y están como embotados para todo lo que no sea carnal. se les pueden aplicar las palabras de la Escritura: son hombres animales, sin espíritu [Jds 19]. Se cumple, en esas pobres almas, lo que lamentaba san Pablo: animalis autem homo non percipit ea quae sunt Spiritus Dei [1 Co 2,14], porque esas pobres criaturas no ven la luz espiritual, no disciernen las cosas que son del Espíritu de Dios".

Amén.

Y paro. Ya habrá tiempo de ir a por más; y de comentar, si es el caso. Simplemente, añadir: ¡¡¡qué bien se respira aquí!!!


Extraído de infocatolica.com


José Luis Aberasturi, sacerdote, filólogo, filósofo y teólogo-moralista.
He trabajado practicamente siempre en la enseñanza, primero como profesor, y luego como sacerdote en la capellanía. Publiqué, "Educar la conciencia", dirigido específicamente a padres, educadores y catequistas con niños pequeños, para ayudarles a que se implicasen en la educación moral de los mismos; está casi agotada la 3ª edición.