Retuerce... que algo quedará retorcido.

29.12.2023

Retuerce... que algo quedará retorcido.

José Luis Aberasturi, el 20.12.23 

Me refiero, como habrán adivinado, a la última "ocurrencia" -recurrente de suyo- que ha salido de Roma sobre "las bendiciones de parejas en situación irregular".

Los motivos de su "irregulatidad" les debe dar ya lo mismo a los grandes jerarcas de turno y sueldo, incluido el escándalo mayúsculo que ha suscitado en tantas almas buenas y fieles a la Iglesia Católica, y a su Cristo.

Tal parece que por allí, por el Vaticano, sabían de buena tinta y de fiables contabilidades, las colas inmensas de las tales parejitas que suplicaban: "¡una bendición, porfa, padrecito!".

Reconozco que en 43 años de sacerdote no me he encontrado con ninguna de las tales en esa petición anhelante y ansiosa: ¡Es que ni dormían ("se hacían un Sanchez" con el tema)! ¡Enfermaban por sus soledades y ayunos de bendiciones eclesiásticas…! ¡Hacían incluso guardias por las noches para no perder la vez y aliviar las esperas de horas y horas!

Seguramente, porque durante casi todos esos años, las tales ni existían. Y si luego ha habido alguna, lo cierto es que no se han acercado a pedirme nada que se aproxime a esa solicitud. Para nada. Mucho menos he tenido colas al respecto.

Por otro lado, ¿qué piden? ¡Una simple bendición! ¿Quién será el malvado que se la niegue? ¡Sin entrañas están algunos…! Lo de "avinagrados" se queda muy cortito, la verdad, para lo que se merecen… ¡Es que no tienen entrañas!

Bueno, y vamos al tema.

Lo primero es explicar qué significa una Bendición en la Iglesia. Por qué y para qué bendice algo o alguien la Iglesia (antes) Católica. Lo que hagan otras iglesitas, me supera por mucho dadas las circunstancias.

Bendecir -del latín benedicere-, según la RAE -nada sospechosa de clericalismos oficiales u oficialistas- es, ni más ni menos que: "Alabar, engrandecer, ensalzar a alguien". O sea: hay que alabar, ensalzar y engrandecer a las tales parejas, que se lo merecen todo y más. ¿Será esta la intención de la nueva iglesita?

Y "dicho de la Providencia -seguimos con la RAE-: Colmar de bienes a alguien o hacer que prospere". O sea: para que Dios no se quede corto, ni se corte, con ellas. Que es un Dios Amoroso y Providente, caso de que aún se entiendan estas cosas en la tal nueva iglesita.

Sin salirnos de la fuente, que no engaña, sino que concreta e identifica: "Consagrar al culto divino algo, mediante determinada ceremonia". ¡Toma ya! ¿Los "consagramos" -total: ya puestos- en orden a sus inventados martirios y demás viles injurias? ¿Estarían así en el sitio que les corresponde en la tal nueva iglesita?

"Y dicho de un obispo o de un presbítero: Hacer la señal de la cruz sobre alguien o sobre algo". ¿Por qué y para qué? Porque hacer la señal de la cruz, o sea, la señal del cristiano sobre alguien, supongo que será en orden a que sea o quiera ser cristiano, católico. Si no, ¿qué sentido tiene?

Pero, aunque nos quedemos solamente con este despiegue pleno de sentido y significado que, de la mano de la RAE -sin ser ésta de ámbito religioso católico, viene acuñado por una entidad civil, prestigiosa donde las haya-, ¿alguien ve las líneas lógicas -"pastorales", las llaman- que motiven a la Iglesia Católica a que se lance a bendecir a este tipo de parejas, como tales parejas; y, por tanto, en el uso real y efectivo de su irregularidad, y sin pedirles la más mínima rectificación o, al menos, alguna declaración al respecto por minima que sea? Porque su situación es todo un ABUSO pecaminoso y, por tanto, INJUSTO en relación a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

También con la propia Iglesia, en la que "parece" que les gustaría estar -¿no vienen a pedir "bendición"?-; si Ésta, naturalmente las bendice y no les pide nada: que sea una madre consentidora, de esas que sus hijos se les hechan luego todos al monte, porque los han desgraciado en su misma casa.

Sin olvidar, por supuesto, lo que deben al resto de las almas fieles. Porque la Comunión de los Santos sigue en pié. Al menos por ahora.

Si alguien le ve la lógica, agradecería nos la contara: a mí se me escapa, como tantas otras cosas -muchas ya: ¡demasiadas!-, en estos últimos años de la vida de la Santa Madre Iglesia…, por mor de su Jerarquía.

Por otro lado, y a pesar del escándalo que ha generado, hay que decir que lo de estas bendiciones no es más que la guinda que corona la tarta. Una tarta que ya estaba cocinada con "Amoris laetitia", y bien adornada con la admisión de personas en situación irregular como padrinos y madrinas en los Sacramentos que así lo requieren.

Estas bendiciones son la última vuelta de tuerca en el proceso de Descristianización de la Iglesia por parte de la iglesita institucional. Lo que visualizan y proclaman es que "la conciencia de pecado" -el gran pecado de los últimos siglos lo han definido los Papas- ya no significa NADA.

Es lo que, aún en mayor medida, significa lo de los padrinos y madrinas del párrafo anterior.

Y todo estaba ya contenido en Amoris laetitia que se carga de un plumazo toda la Teología Sacramentaria. Es decir, desnaturaliza TODOS los Sacramentos, de la Eucaristía hacia abajo: se los carga. Precisamente desde la pérdida del sentido del pecado que supone que la propia conciencia sea la que mande a la hora de ir a comulgar, cargando con una situación estable de pecado grave. Situación de la que, de un plumazo, se autoindulta uno mismo. Con un par.

Una precisión: no tengo la culpa de que otros no entiendan lo que ya escribí en su momento sobre la tal Amoris; opinión en la que me reafirmo ahora. Porque no sólo no ha cambiado la situación en la Iglesia (antes)Católica, sino que ha empeorado, en línea con lo que ya se escribió en ella.

Entonces, ¿para qué las bendiciones? Para que, con el lobby gay eclesial a la cabeza, se visualice que el sexo libertario y tabernario de baja estofa queda "bendecido y consagrado" en la iglesita nueva y molona de hoy; que, por fin, ha alcanzado la modernidad a la que estaba llamada. Llamada no por Dios, ni por el Espíritu Santo, sino por el espíritu mundano, que llevaba milenios rabiando por ello.

Se montará, por tanto, una buena movida, con la presencia televisiva adecuada y advertida, para este gran evento, desgraciadamente (anti)eclesial por antitestimonio.

Por cierto y señalando: hace muy bien don Jorge González Guadalix en negarse públicamente -asi lo ha escrito- a participar en este desaguisado: la conciencia personal es lo primero que un buen sacerdote ha de salvar; sólo así podrá salvar las de sus ovejas. Y vale lo mismo para cualquier obispo que se precie. De hecho, alguno ya ha dicho que en su Diócesis no las va a haber.

Los sucesos del Evangelio a los que se agarran para justificar lo de las bendiciones no tienen nada que ver, ni de lejos, con el sentido que se les da en el documento vaticano. Ninguno.

Y en los Evangelios hay multitud de sucesos que significan exactamente lo contrario a lo que se pretende justificar.

¡Que le vayan a san Pablo -nada experto en besos; sí en vivir y morir por la Iglesia de Cristo y la Salvación de todas las almas-, con la andanada que suelta en relación al mundillo multicolor -nada nuevo bajo el sol: por tanto, nada de modernidad al respecto-, con lo de las bendiciones a las parejitas…!

"Retuerce…, que algo quedará retorcido". Y se llevará almas por delante,empezando por las de los miembros de la jerarquía que se someten a estos dictados blasfemos, radicalmente injustos.

Pero de esta inmisericorde persecución -con cruenta Pasión incluida-, que está sufriendo la Iglesia fiel, se convertirá, como pasó con la de Cristo, en fruto sobreabundante de Gracia, Amor y Salvación.

Para Ella misma, y desde Ella misma. El Señor NUNCA abandona a los suyos, al contrario: los bendice con la Cruz, con su Cruz: la Señal del Cristiano.

Extraído de Infocatolica.com