
Lecturas y Evangelio del Día V dentro de la Octava de la Natividad del Señor

Primera Lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,3-11):
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Palabra de Dios
Salmo del Día
Salmo 95
Alégrese el cielo, goce la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-35):
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio.
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- Conocer a Dios por la fe no es un juego de pensamientos. No está reservado a los sabios, a los que son capaces de descifrar intelectualmente las «Escrituras» o el «dogma»… es un conocimiento experimental, vital, asumido y mantenido con gozo. Juan nos dice dónde está la prueba de la verdadera fe: «en esto sabemos que lo conocemos, en que guardamos sus mandamientos».
- El que dice conocer a Dios y luego no vive según Dios, es un mentiroso, la verdad no está en él. Mientras que «quien vive de su Palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud».
- Profundizando más todavía, para Juan la demostración de que hemos dejado la oscuridad y entrado en la luz, es el amor que tenemos al hermano: «quien dice que está en la luz y aborrece al hermano, está aún en las tinieblas», «no sabe a dónde va» y seguramente tropezará, porque «las tinieblas han cegado sus ojos».
- La carta de Juan nos ha señalado un termómetro para evaluar nuestra celebración de la Navidad: la venida al mundo del Mesías es luz y es amor, por parte de Dios, y debe serlo también por parte nuestra. Porque el amor de Dios es total entrega: «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que todos tengan vida eterna». El mismo Jesús vincula las dos direcciones del amor: «yo los he amado: ámense unos a otros».
***
- La presentación de Jesús en el Templo es una escena que nos ayuda a seguir profundizando en el misterio de la Encarnación de Dios. José y María cumplen la ley, con lo que eso significa de solidaridad del Mesías con su pueblo. San Lucas es el único evangelista que nos presenta esta solemne escena de la presentación de Jesús recién nacido en el templo de Jerusalén.
- La madre, después de dar a luz, quedaba legalmente impura: debía permanecer en casa otros treinta y tres días. El día cuarenta debía ofrecer un sacrificio en la puerta de Nicanor, al este del Atrio de las Mujeres. Por otro lado, todo primogénito varón, como aparece en el libro del Éxodo, debía ser consagrado a Dios para el servicio del santuario y rescatado mediante el pago de una suma.
- Lucas no habla del rescate pero sí del sacrificio expiatorio de los pobres ofrecido para la purificación. Esto pone de manifiesto la condición social de José. La ley prescribía el sacrificio de un cordero para las familias con recursos económicos, o un par de tórtolas si eran pobres.
- Cuando acuden al Templo, se produce el encuentro del Mesías recién nacido con el anciano Simeón, representante de los hombres justos de Israel que esperaban el consuelo y la salvación de Dios. Simeón, camina hacia la muerte, pero no parece estar triste. Es un hombre religioso que se deja guiar, y Dios lo ha conducido como de la mano, hacia el Templo.
- Allí, movido por el Espíritu, reconoce en el hijo de esta sencilla familia al enviado de Dios, y prorrumpe en un canto de bendición y esperanza «ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz». Describe en su alabanza al Mesías: «mis ojos han visto a tu Salvador», que es «luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
- Este Cristo que es la gloria del pueblo de Israel y la luz para los demás pueblos, es a la vez, juicio, signo de contradicción. Todos tendrán que tomar partido ante Él, no podrán quedar indiferentes. Por eso Simeón anuncia a la joven madre María una misión difícil, porque tendrá que participar en el destino de su Hijo: «… y a ti una espada te traspasará el alma».
- La presencia de María en este momento, al inicio de la vida de Jesús, la conecta con la madre que estará al pie de la Cruz cuando muera su Hijo. Presencia y cercanía de la madre a la misión salvadora de Cristo Jesús.
- El evangelio nos conduce a la profundidad de la Navidad. El anciano Simeón nos invita, con su ejemplo, a saber ver, a dejarnos conducir por el Espíritu, para descubrir la presencia de Dios en nuestra vida; así como Él la supo discernir en esta familia pobre, que no llamaba a nadie la atención. Reconoció a Jesús, y se llenó de alegría y lo anunció a todos los que escuchaban. En los detalles de cada día, y en las personas que pueden parecer más insignificantes, Dios se nos presenta si tenemos los ojos de la fe para descubrirlo.
- Además, Simeón nos dice a nosotros, como se lo dijo a María y José, que el Mesías es signo de contradicción. El niño a quien contemplamos indefenso en el pesebre de Belén y que ahora es presentado en el templo, se convertirá en un hombre, abandonará su casa, su familia, su trabajo, para asumir su destino, su vocación. Proclamará la buena noticia del amor de Dios por los pobres, los pequeños, los pecadores. Cristo, por su palabra de fraternidad y de reconciliación, se convierte en la luz del mundo no sólo para Israel, el pueblo al cual perteneció por sus orígenes humanos, sino para todos los pueblos de la tierra.
- La fidelidad a esta verdad lo llevará a ser condenado por los poderes de este mundo a una muerte vergonzosa. Su mensaje, fue en su tiempo y lo sigue siendo ahora, una palabra exigente, que pone al descubierto los pensamientos de muchos y ante la que hay que tomar partido. Podemos hacerlo seguros y confiados porque tenemos la firme esperanza de que el Padre Dios, que lo resucitó a Él de entre los muertos, nos dará también a nosotros una vida nueva y definitiva.
- Lucas hoy, pone en labios de Simeón, la seguridad que tenemos que tener como discípulos si nos comprometemos en el anuncio y el trabajo desde el evangelio de la Vida: «mis ojos han visto la salvación».
PARA DISCERNIR
- ¿Estoy abierto al encuentro con Jesucristo?
- ¿Trato de mirar la realidad más allá de las apariencias?
- ¿Lo descubro en la realidad que me rodea?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Hoy hemos visto tu salvación
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Dios ha manifestado su salvación en todo el mundo
…"La misericordiosa providencia de Dios, que ya había decidido venir en los últimos tiempos en ayuda del mundo que perecía, determinó de antemano la salvación de todos los pueblos en Cristo.
De estos pueblos se trataba en la descendencia innumerable que fue en otro tiempo prometida al santo patriarca Abrahán, descendencia que no sería engendrada por una semilla de carne, sino por la fecundidad de la fe, descendencia comparada a la multitud de las estrellas, para quien de este modo el padre de todas las naciones esperara una posteridad no terrestre, sino celeste.
Así pues, que todos los pueblos vengan a incorporarse a la familia de los patriarcas, y que los hijos de la promesa reciban la bendición de la descendencia de Abrahán, a la cual renuncian los hijos según la carne. Que todas las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al Autor del universo, y que Dios sea conocido, no ya sólo en Judea, sino también en el mundo entero, para que por doquier sea grande su nombre en Israel.
Instruidos en estos misterios de la gracia divina, queridos míos, celebremos con gozo espiritual el día que es de nuestras primicias y aquél en que comenzó la salvación de los paganos. Demos gracias al Dios misericordioso quien, según palabras del Apóstol, nos ha hecho capaz de compartir la herencia del pueblo santo en la luz; él nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido. Porque, como profetizó Isaías, el pueblo que caminaba en tinieblas vio una grande; habitaban en tierra de sombras, y una luz les brilló. También a propósito de ellos dice el propio Isaías al Señor: Naciones que no te conocían te invocarán, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti.
Abrahán vio este día, y se llenó de alegría, cuando supo que sus hijos según la fe serían benditos en su descendencia, a saber, en Cristo, y él se vio a sí mismo, por su fe, como futuro padre de todos los pueblos, dando gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete.
También David anunciaba este día en los salmos cuando decía: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre; y también: El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia.
Esto se ha realizado, lo sabemos, en el hecho de que tres magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos por una estrella para conocer y adorar al Rey del cielo y de la tierra. La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo.
Animados por este celo, debéis aplicaros, queridos míos, a seros útiles los unos a los otros, a fin de que brilléis como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega gracias a la fe recta y a las buenas obras; por nuestro Señor Jesucristo que, con Dios Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
De los sermones de san León Magno, papa – (Sermón 3 en la Epifanía del Señor, 1-3. 5: PI, 54, 240
PARA REZAR
Jesús voy a tu encuentro
Señor Jesús, aquí estoy junto a ti. Te necesito.
Jesús amigo, extiéndeme tu mano. Te necesito.
Jesús acércate a mi soledad. Es duro sentirse solo.
Jesús, tú eres el hombre que yo quiero ser.
Tú me comprendes, tú eres tolerante, tú esperas.
Tú eres paciente, tú amas, tú no oprimes.
Tú eres amigo de libertad y de confiar en el hombre.
Tú confías siempre, perdonas siempre, estás siempre.
Ayúdame a descubrir mi rostro. Un rostro nuevo.
Ayúdame a encontrarme conmigo mismo. Ayúdame.
Ayúdame a saber cómo soy por dentro. Por dentro.
Ayúdame a crecer como un hombre nuevo. Nuevo.
Jesús de Nazaret, amigo: dame luz para ver claro.
Jesús de Nazaret, amigo: dame tu amistad sincera.
Jesús de Nazaret, amigo: dame fuerza para caminar.
Jesús de Nazaret, amigo: dame saber ser hombre.
Jesús de Nazaret, amigo: Tú que fuiste el modelo de Hombre,
has que yo sepa mirar tu rostro y descubra
mi rostro nuevo en tu rostro resucitado.
Yo lo sé Señor: vale la pena.
Parola del Signore
Dal Vangelo secondo Luca 2,22-35
Testo del Vangelo
Quando furono compiuti i giorni della loro purificazione rituale, secondo la legge di Mosè, [Maria e Giuseppe] portarono il bambino [Gesù] a Gerusalemme per presentarlo al Signore - come è scritto nella legge del Signore: «Ogni maschio primogenito sarà sacro al Signore» - e per offrire in sacrificio una coppia di tortore o due giovani colombi, come prescrive la legge del Signore.
Ora a Gerusalemme c'era un uomo di nome Simeone, uomo giusto e pio, che aspettava la consolazione d'Israele, e lo Spirito Santo era su di lui. Lo Spirito Santo gli aveva preannunciato che non avrebbe visto la morte senza prima aver veduto il Cristo del Signore. Mosso dallo Spirito, si recò al tempio e, mentre i genitori vi portavano il bambino Gesù per fare ciò che la Legge prescriveva a suo riguardo, anch'egli lo accolse tra le braccia e benedisse Dio, dicendo:
«Ora puoi lasciare, o Signore, che il tuo servo
vada in pace, secondo la tua parola,
perché i miei occhi hanno visto la tua salvezza,
preparata da te davanti a tutti i popoli:
luce per rivelarti alle genti
e gloria del tuo popolo, Israele».
Il padre e la madre di Gesù si stupivano delle cose che si dicevano di lui. Simeone li benedisse e a Maria, sua madre, disse:
«Ecco, egli è qui per la caduta e la risurrezione di molti in Israele e come segno di contraddizione - e anche a te una spada trafiggerà l'anima -, affinché siano svelati i pensieri di molti cuori».
Meditazione
Che i Vangeli dell'infanzia rimangono alquanto confusi circa le coordinate spazio temporali ne è riprova il Vangelo di oggi.
Mi rimane sempre difficile spiegare ai bambini del catechismo dove sono andati Giuseppe e Maria dopo la notte santa del Natale.
Ieri l'evangelista Matteo riferiva di una fuga in Egitto, oggi l'altro evangelista Luca ci presenta la sacra famiglia al Tempio di Gerusalemme per l'offerta del sacrificio dopo i 40 giorni rituali della puriicazione .
Certamente potrebbero essere andati e tornati dall' Egitto, ma non siamo cosi convinti che in 40 giorni una donna con un bambino appena partorito potesse affrontare un viaggio di migliaia di chilometri.
Ma è inutile indagare. Ripeto: il Vangelo ha un senso spirituale che attraversa e supera il contesto storico geografico.
Anche oggi siamo costretti ad una domanda che scenda più in profondità: perché ritroviamo Gesù Bambino a Gerusalemme nel Tempio?
Beh il Vangelo parla chiaro. Dopo la purificazione rituale di Maria portano il primogenito per essere riscattato come è scritto nella legge del Signore: «Ogni maschio primogenito sarà sacro al Signore» .
Cosa significa? Ecco Maria come ogni partoriente per 40 giorni deve astenersi da contatti esterni perché appunto considerata impura dalla Legge. Dopo 40 giorni deve andare al Tempio per offrire un animale a seconda delle condizioni economiche. Giuseppe e Maria, non ricchi, portano due colombe.
Ma l'altro motivo per andare al tempio era quello di consacrare il primogenito. Dato che ogni primo figlio è sacro a Dio e a Dio destinato, si opera una sorta di scambio o meglio di riscatto. Ricordate il famoso brano di Abramo che deve sacrificare il figlio Isacco a Dio? Lì sul monte Dio, all' ultimo istante concede ad Abramo di offrire un ariete al posto del figlio. Ecco l'idea rimane la medesima. Il figlio primogenito viene riscattato in cambio di un animale.
Ecco quindi la risposta sembrerebbe contenuta nel Vangelo stesso. C'è un però. Ai tempi di Gesù questa pratica rituale era fatta da un semplice sacerdote in ogni villaggio. Non c'era bisogno di andare a Gerusalemme.
E allora la domanda rimane ancora aperta. Perché ci troviamo a Gerusalemme.
E soprattutto: cosa rappresenta Gerusalemme e cosa rappresenta il Tempio per gli Ebrei?
Il Tempio, attenti..., è la presenza di Dio, è il luogo assolutamente più santo, è la Promessa di Dio al popolo d'Israele.
Un' antica profezia di Malachia al cap 3 diceva che il Messia da subito sarebbe entrato nel suo Tempio. Questo avrebbe fatto. Avrebbe subito preso possesso del tempio. Ecco forse ci siamo. L'evangelista Luca probabilmente ha voluto collegarsi a questo brano per confermare la messianicità di Gesù.
Questo ci rimane ancora più chiaro nel momento in cui Giuseppe e Maria entrano nel Tempio. Noi ci saremmo aspettati l'incontro con un sacerdtote per il rituale del sacrificio e dello spargimento del sangue, il sangue appunto delle colombe. Di fatto non c'è nessun sacerdote nel brano e Luca non parla neppure di un riscatto da compiersi.
Invece chi incontrano Giuseppe e Maria? Incontrano un vegliardo, un anziano e attenti bene, questo anziano è un uomo ricolmo di Spirito Santo. Per tre volte l'evanglista ci tiene a precisare questo. Lo Spirito Santo era su di lui, lo spirito lo aveva preannunciato e ancora mosso dallo Spirito. Qui siamo in una piena manifestazione della profezia. L'anziano Simeone è figura dell'Antico Testamento che aspetta e riconosce il Suo Messia il quale entra e prende possesso della sua casa, il Tempio così come profetizzava Malachia e lo Spirito Santo, citato per tre volte, sigilla questa intronizzazione.
Ecco vedete... ogni Vangelo dell'infanzia ha questo obiettivo: mostrarci la regalità e la divinità di Gesù. L'incontro con i Magi poi chiuderà il conto.
Recita
Maddalena Buttolo, Stefano Gazzoni
Musica di sottofondo
J.S.Bach. Christmas Oratorio - Part 41-46 I.2. Diritti Creative Commons, musopen.org
Meditazione
Don Franco Mastrolonardo
Letture di Lunedì 29 Dicembre 2025
Ottava di Natale
Prima Lettura
Dalla prima lettera di san Giovanni apostolo 1Gv 2,3-11
Figlioli miei, da questo sappiamo di avere conosciuto Gesù: se osserviamo i suoi comandamenti.
Chi dice: «Lo conosco», e non osserva i suoi comandamenti, è bugiardo e in lui non c'è la verità. Chi invece osserva la sua parola, in lui l'amore di Dio è veramente perfetto. Da questo conosciamo di essere in lui. Chi dice di rimanere in lui, deve anch'egli comportarsi come lui si è comportato.Carissimi, non vi scrivo un nuovo comandamento, ma un comandamento antico, che avete ricevuto da principio. Il comandamento antico è la Parola che avete udito. Eppure vi scrivo un comandamento nuovo, e ciò è vero in lui e in voi, perché le tenebre stanno diradandosi e già appare la luce vera.Chi dice di essere nella luce e odia suo fratello, è ancora nelle tenebre. Chi ama suo fratello, rimane nella luce e non vi è in lui occasione di inciampo. Ma chi odia suo fratello, è nelle tenebre, cammina nelle tenebre e non sa dove va, perché le tenebre hanno accecato i suoi occhi.
Salmo Responsoriale
Dal Salmo 95 (96)
R. Gloria nei cieli e gioia sulla terra.
Cantate al Signore un canto nuovo,
cantate al Signore, uomini di tutta la terra.
Cantate al Signore, benedite il suo nome. R.Annunciate di giorno in giorno la sua salvezza.
In mezzo alle genti narrate la sua gloria,
a tutti i popoli dite le sue meraviglie. R.Il Signore ha fatto i cieli;
maestà e onore sono davanti a lui,
forza e splendore nel suo santuario. R.

