
Lecturas Viernes 7° Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (6,5-7):
Una palabra amable multiplica los amigos
y aleja a los enemigos,
y la lengua afable multiplica los saludos.
Sean muchos los que estén en paz contigo,
pero tus confidentes, solo uno entre mil.
Si haces un amigo, ponlo a prueba,
y no tengas prisa en confiarte a él.
Porque hay amigos de ocasión,
que no resisten en el día de la desgracia.
Hay amigos que se convierten en enemigo,
y te avergüenzan descubriendo tus litigios.
Hay amigos que comparten tu mesa
y no resisten en el día de la desgracia.
Cuando las cosas van bien, es como otro tú,
e incluso habla libremente con tus familiares.
Pero si eres humillado, se pone contra ti
y se esconde de tu presencia.
Apártate de tus enemigos
y sé cauto incluso con tus amigos.
Un amigo fiel es un refugio seguro,
y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro.
Un amigo fiel no tiene precio
y su valor es incalculable.
Un amigo fiel es medicina de vida,
y los que temen al Señor lo encontrarán.
El que teme al Señor afianza su amistad,
porque, según sea él, así será su amigo.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Salmo 118
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos
V/. Bendito eres, Señor,
enséñame tus decretos. R/.
V/. Tus decretos son mi delicia,
no olvidaré tus palabras. R/.
V/. Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley. R/.
V/. Instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R/.
V/. Enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R/.
V/. Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.
Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
Él les replicó:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera, Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- Hoy leemos un pequeño tratado sobre la amistad: cómo se consiguen amigos, quién es el verdadero amigo, cómo hay que tratarlos. Es un canto hecho de sentido común y experiencia.
- La amistad es una de las mejores riquezas humanas. Un amigo fiel y sincero es un verdadero tesoro. Es una medicina para nuestros males. El camino se nos hace mucho más fácil cuando lo podemos compartir.
***
- Marcos ha agrupado, entre el segundo y el tercer anuncio de la Pasión una serie de enseñanzas de Jesús sobre los problemas candentes de la vida cristiana.
- Los fariseos buscan desacreditar a Jesús y le tienden una trampa encerrándolo en la alternativa de «lo permitido y lo prohibido»… «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?». De acuerdo a su respuesta será acusado de traidor a las exigencias de la Ley, o lo pondrán en contradicción con su predicación. Jesús no entra en discusión sino que los lleva hasta los orígenes: «Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer… Lo que Dios ha unido, que el hombre no lo separe". No es bueno aferrarse a la ley olvidando el impulso de la vida. Se trata de acercarse al plan original de Dios: el amor es más delicado y exigente que cualquier ley.
- El matrimonio es una «voluntad» de Dios, inscrita en la naturaleza profunda del hombre y de la mujer, desde el origen. La intensidad del instinto que empuja un sexo hacia el otro para unirse y «ser uno» "dejando a su padre y a su madre" para fundar una nueva familia, ponen la indisolubilidad como el deseo más profundo del amor.
- En el contexto de la sociedad judía de su tiempo, en el que el divorcio era legal, y se ponía en juego la dignidad de la mujer, que podía ser rechazada, pero que no podía a su vez divorciarse del hombre, la respuesta de Jesús establece una distinción considerablemente importante: la Ley del Deuteronomio no es un «mandamiento» sino un «permiso» concedido por Moisés, «por la dureza de corazón del pueblo». Pero no es para Jesús una abolición de la ley fundamental del matrimonio, la cual subsiste. Además, es una afirmación de la igualdad de derechos del varón y la mujer en la vida matrimonial.
- La licitud pone una medida, pero el Evangelio presenta la desmesura de ley del amor. Porque Dios siempre está más allá de toda especulación posible.
- El hombre de hoy desconfía de la posibilidad de vivir una fidelidad duradera. Influidos por una sociedad de consumo que incita constantemente a satisfacer las necesidades que ella misma va creando, y usa, gasta y tira según su conveniencia, fuimos perdiendo la capacidad de pensar y apostar por un amor que sea total, una entrega que sea gratuita y estable, una opción que nos comprometa de por vida.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo vivo la relación hombre-mujer?
- ¿Qué lugar ocupa la fidelidad en mi escala de valores?
- ¿Creo en la posibilidad de compromisos de por vida?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…"El marido y la mujer, que por el pacto conyugal «ya no son dos, sino una sola carne», con la unión íntima de sus personas y actividades se ayudan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y lo logran cada vez más plenamente. Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exige plena fidelidad conyugal y urge su indisoluble unidad.
Cristo nuestro Señor bendijo abundantemente este amor multiforme, nacido de la fuente divina de la caridad y que está formado a semejanza de su unión con la Iglesia (Ef. 5,32). Porque así como Dios antiguamente se adelantó a unirse a su pueblo por una alianza de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio. Además, permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como Él mismo amó a la Iglesia y se entregó por ella (Ef. 5,25).
El genuino amor conyugal es asumido en el amor divino y se rige y enriquece por la virtud redentora de Cristo y la acción salvífica de la Iglesia para conducir eficazmente a los cónyuges a Dios y ayudarlos y fortalecerlos en la sublime misión de la paternidad y la maternidad. Por ello los esposos cristianos, para cumplir dignamente sus deberes de estado, están fortificados y como consagrados por un sacramento especial, con cuya virtud, al cumplir su misión conyugal y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, que satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua santificación, y, por tanto, conjuntamente, a la glorificación de Dios"…
Concilio Vaticano II – «Gaudium et spes», 48
PARA REZAR
Oración de los esposos
Señor:
Haz de nuestro hogar
un sitio de tu amor.
Que no haya injuria
porque Tú nos das comprensión.
Que no haya amargura
porque Tú nos bendices.
Que no haya egoísmo
porque Tú nos alientas.
Que no haya rencor
porque Tú nos das el perdón.
Que no haya abandono
porque Tú estás con nosotros.
Que sepamos marchar hacia Ti
en nuestro diario vivir.
Que cada mañana amanezca
un día más de entrega y sacrificio.
Que cada noche nos encuentre
con más amor de esposos.
Haz, Señor, de nuestras vidas
que quisiste unir
una página llena de Ti.
Haz, Señor, de nuestros hijos
lo que Tú anhelas:
ayúdanos a educarles
y orientarles por el camino.
Que nos esforcemos
en el consuelo mutuo.
Que hagamos del amor
un motivo para amarte más.
Que demos lo mejor de nosotros
para ser felices en el hogar.
Que cuando amanezca
el gran día de ir a tu encuentro
nos concedas el hallarnos unidos
para siempre en ti.
Amén.