Lecturas Viernes 2° Semana del Tiempo de Pascua

02.05.2025

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,34-42):

En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.

Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 26

Una cosa pido al Señor: habitar en su casa

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio

Por el Padre Daniel Manzuc


Por Monseñor Munilla





PARA REFLEXIONAR

  • Gamaliel es un fariseo que no había sospechado el carácter explosivo de la predicación de los apóstoles, a pesar de no tener ningún fin político. Cuando fueron detenidos los apóstoles, este fariseo prestigioso se atreve a comprometerse y dar una opinión contraria a la de sus colegas. Sugirió al tribunal que dejara que las cosas siguieran su curso. Según él, si el movimiento cristiano venía de Dios, los hombres no podrían nada contra él; si, por el contrario, venía de los hombres, desaparecería por sí mismo.
  • Las autoridades de Israel no se tienen que precipitar en su juicio: no vayan a oponerse a la voluntad de Dios. Por muy incómoda que sea la actitud de estos discípulos de Jesús, los miembros del Sanedrín no se deberían dejar guiar de motivaciones personales o prejuicios, sino de una sensatez hecha de fe en Dios y de prudencia humana.
  • Los apóstoles, por su parte, siguen valientes e intrépidos en su propósito de seguir anunciando a Cristo Jesús, a pesar de todas las prohibiciones. Ellos están dispuestos no sólo a seguir predicando, sino a asumir los sufrimientos que acarree su misión. Siguiendo el ejemplo de su Maestro, ya saben que van a ser perseguidos.

***

  • El relato de Juan de la multiplicación de los panes, es programático e importante para poder entender la persona de Jesús, y el lugar que la fe y la Eucaristía ocupan en la comunidad cristiana.
  • El escenario es ahora el lago de Galilea. La muchedumbre sigue a Jesús por sus milagros, por curiosidad, por necesidad o por compromiso personal.
  • La muchedumbre, a pesar de su diversidad, tiene en común el hambre. Jesús quiere responder a este problema, pero dejando una enseñanza. En esta escena la iniciativa parte del mismo Jesús conmovido por la fidelidad de la gente.
  • Jesús plantea a los discípulos el problema de cómo alimentar a la multitud, quienes de inmediato buscan la solución fácil: no hay suficiente dinero. Jesús no se deja llevar por el pesimismo de los discípulos, y se hace cargo de la situación. No se trata sólo de llenar el estómago. Se trata de hacer nacer la solidaridad, que es el milagro del futuro. Jesús toma los cinco panes de ce­bada y los dos peces que ofrece un muchacho, pronunció una acción de gracias y se puso a repartirlos a los que estaban recos­tados.
  • Comer recos­tado era propio de hombres libres; la libertad es el primer efecto de la acción de Jesús. La nueva Pascua no se come de pie y apurados como antiguamente; es la de los hombres libres, no la de los esclavos.
  • El gesto de Jesús anima a la multitud y todos reciben alimento, a pesar de la escasez. Compartir es el gran milagro multiplicador. Lo importante es compartir, dar lo que se tiene. La señal que da Jesús es liberar los dones de la creación del acapara­miento egoísta que esteriliza, para que se conviertan en don de Dios para todos. Compartir, es prolongar el amor de Dios hacia todos, multi­plicando el acto creador. Frente a la confianza en el dinero, Jesús invita a la confianza en el amor.
  • Hoy, en el siglo de la globalización y el mercado mundial, hay millones de seres humanos hambrientos y de niños que siguen muriendo por hambre y desnutrición. El milagro de Jesús es una llamada de atención a nuestra capacidad de solidaridad que debe alimentarse de su propia vida entregada.
  • Repartir el pan eucarístico, que nos permite crecer en un amor maduro y verdadero, es y seguirá siendo obra confiada por Jesús a su Iglesia, así como la solidaridad con los que padecen hambre de «pan». El pan compartido con los hermanos, será el signo por el que demostremos que hacemos vida del pan comulgado en la Eucaristía.


PARA DISCERNIR

  • ¿Somos generosos con quienes, débiles y frágiles, se acercan a nosotros para pedirnos un poco de alimento?
  • ¿Podremos compartir no sólo lo que tenemos sino incluso nuestra propia vida?
  • Qué alimentamos en los demás: ¿la confianza, el amor, la verdad, la justicia, la paz? o, por el contrario: ¿La desconfianza, el egoísmo, la mentira, la injusticia, la división?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Espera en el Señor y se fuerte


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Jesús tomó los panes y después de dar gracias, se los repartió»

Señor, lavados y purificados en lo más profundo de nosotros mismos, vivificados por tu santo Espíritu, saciados por tu Eucaristía, haz que nosotros compartamos la gracia que ha sido parte de los santos apóstoles que han recibido el sacramento de tu mano. Desarrolla en nosotros el deseo y la voluntad de seguirte, como miembros tuyos (1Co 12,27) para que nosotros seamos dignos de recibir de ti la sabiduría y la experiencia de tu alimento espiritual.

Desarrolla en nosotros el celo de Pedro para rechazar toda voluntad contraria a la tuya, ese celo que Pedro demostró en la Cena… Desarrolla en nosotros la paz interior, la determinación y la alegría que gustó Juan, inclinado sobre tu hombro (Jn 13,25), que podamos adquirir tu sabiduría, que aprendamos el gusto de tu dulzura, de tu bondad. Desarrolla en nosotros una fe recta, una esperanza firme y una caridad perfecta.

Por intercesión de los santos apóstoles y de todos los discípulos bienaventurados, haznos recibir de tu mano el sacramento, haznos evitar sin dudar la traición de Judas e inspira en nuestro espíritu aquello que tu Espíritu ha revelado a los santos que están en el cielo. Haz todo esto, Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad de un mismo Espíritu desde el principio hasta el fin de los siglos. Amén.

San Alberto Magno (c. 1200-1280) dominico – Libro sobre los sacramentos


PARA REZAR

Jesús Eucaristía

¡Jesús Eucaristía!
¡Tú eres mi Dios y mi todo!
Y por eso en estos momentos quiero
profundizar en esta trascendental
verdad.
¡Jesús Eucaristía!
¡Tú eres mi Dios y mi todo!
Sé que muchas cosas me sobran
y quiero prescindir libremente de ellas
pero de tí, es absolutamente imposible
que yo pueda abstenerme… porque
Tú eres el Señor de mi vida, el dueño
absoluto de mis aspiraciones y demás
sentimientos, el ideal y la razón cabal
de toda mi existencia.
¡Jesús Eucaristía!
¡Tú eres mi Dios y mi todo!
Háblame en lo más profundo de mi ser.
Revélame tu amor y tu misterio.
Comunícame tu luz y tu verdad suprema
hazme experimentar viva y poderosamente
que Tú solamente tú.
eres lo único necesario en mi vida.
¡Jesús Eucaristía!
¡Tú eres mi Dios y mi todo!
Tú eres el motivo de mi contemplación,
el anhelo constante de todos mis
pensamientos, la meta de todas mis
acciones, el objetivo de todas mis
aspiraciones.
¡Jesús Eucaristía!
¡Tú eres mi Dios y mi todo!
Que la creación te glorifique,
los volcanes proclamen tu poder,
la tempestad tu omnipotencia,
los ríos y las praderas tu suavidad
y armonía, los cielos y los espacios
canten tu excelsa gloria.
¡Jesús Eucaristía!
¡Tú eres mi Dios y mi todo!

Amén.