Lecturas Martes 10° Semana del Tiempo Ordinario

10.06.2025

Primera Lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,18-22):

¡Dios me es testigo! La palabra que os dirigimos no fue primero «sí» y luego «no». Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo os hemos anunciado, no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha convertido en un «sí»; en él todas las promesas han recibido un «sí». Y por él podemos responder: «Amén» a Dios, para gloria suya. Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.

Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 118

Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo

Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma. R/.

La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.

Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma con los que aman tu nombre. R/.

Asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-18):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio 

Por el Padre Daniel Manzuc


Por Monseñor Munilla





PARA REFLEXIONAR

  • La comunidad de Corinto estaba en plena ebullición, con grupos de cristianos, opuestos los unos a los otros sobre cuestiones graves que la primera Epístola a los Corintios trataba de resolver.
  • La relación de Pablo con la comunidad de Corinto fue bastante compleja y no pocas veces cargada de tensiones y desilusiones, así como también de algunas sorpresas consoladoras y sinceras esperanzas.
  • Pablo es acusado por algunos de Corinto de que no ha cumplido su promesa de ir a verlos. Lo tachan de ser voluble, de ir cambiando según le conviene, de no saber tomar partido. Pero lo que más le duele a Pablo es que se esté desprestigiando su persona, su ministerio y, por tanto, su mensaje. Se defiende, no por las críticas personales, sino porque quiere que no se ponga en duda su evangelio.
  • Pablo desea mostrar el fundamento de su propio testimonio apostólico, y se remonta hasta Dios mismo, que es la fidelidad en persona. Dios es leal a su palabra. En Cristo se han cumplido «todas las promesas»; en Él halla cimiento nuestra esperanza; Cristo es el «sí» de Dios a la humanidad, y el «sí» o el «amén» de la humanidad, a Dios: «en Cristo Jesús todo se ha convertido en un sí: en Él, todas las promesas han recibido un sí y por Él podemos responder amén a Dios».

***

  • Después de las bienaventuranzas, Jesús empieza su desarrollo sobre el estilo de vida que quiere de sus discípulos. Hoy emplea tres comparaciones para hacerles entender qué papel les toca jugar en medio de la sociedad.
  • Llama a sus discípulos a ser sal, luz y lámpara encendida en lo alto. La sal condimenta, purifica y conserva los alimentos; asegura la incorruptibilidad, se usaba en los pactos como símbolo de su firmeza y permanencia de la Alianza. Su contrapuesto es la degradación, volverse insípida, perder su fuerza. La sal no es para sí misma, sino que está en función de lo que ella puede generar, dar gusto y sabor.
  • Jesús también pide a sus discípulos que sean luz para los demás. Él dijo que era la Luz verdadera y eso mismo pide a sus seguidores. Que, iluminados por Él, sean iluminadores de los demás. La luz ilumina, da claridad, en contraposición con la oscuridad y las tinieblas. Los discípulos de Jesús, deben ser portadores de un anuncio salvador para los hombres. De esta manera, la misión de los discípulos está unida a la misión de su maestro. La comunidad cristiana como luz en el mundo, debe hacer brillar esta luz.
  • La comparación con la luz adquiere toda su fuerza y significación cuando se propone el ejemplo de la ciudad sobre el monte, visiblemente situada. Deben ser como una ciudad puesta en lo alto de la colina, que guíe a los que andan buscando camino por el descampado, que ofrezca un punto de referencia para la noche y cobijo para los viajeros. El Evangelio, debe resplandecer como la luz sobre el candelero que alumbra a todos en la casa. La luz necesita ser percibida: la comunidad cristiana no puede esconderse, ni vivir encerrada en sí misma.
  • Los discípulos de Jesús somos la luz del mundo, misioneros y hacemos brillar con nuestras obras el mensaje del evangelio; cuando desde una vida arraigada profundamente en Dios, construimos con todos los hombres y para todos los hombres de la tierra, sin exclusión, espacios nuevos que permitan vivir en la justicia, la verdad, el amor y la solidaridad; cuando hacemos realidad y concretamos en nuestra vida el contenido de las bienaventuranzas.


PARA DISCERNIR

  • ¿Somos sal y luz en nuestros ambientes?
  • ¿Qué me impide dar sabor e iluminar la vida de los hombres?
  • ¿Reconocemos que el anuncio es parte de nuestra vida de cristianos?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Tenemos que ser sal y luz


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

"¡Qué resplandezca la luz de su caridad!"

"Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo" (Mt 5,16). ¿Cómo no reconocer la presencia de Dios donde aparece una auténtica virtud? Ella no existe sin Dios y no obtiene lo que pertenece a Dios sin ser fortificada por el Espíritu creador.

El Señor dijo sus discípulos: "El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer" (Jn 15,5). Quiere decir que el que hace el bien tiene de Dios la realización de su obra y el inicio de su deseo. Por eso el Apóstol sin cesar exhorta a los creyentes con estas palabras: "Trabajen por su salvación con temor y temblor… Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su designio de amor" (Flp 2,12-13). He aquí lo que puede inspirar a los cristianos el temor de estar privados de la gracia y abandonados a su debilidad natural, para poder realizar las buenas obras. (…)

A los que el Señor dice "El Reino de Dios está dentro de ustedes" (Lc 17,21), sólo obran por el Espíritu del que los conduce con su voluntad. Sabiendo mis hermanos que "Dios es amor" (1Jn 4,16), él, que es "todo en todos" (1 Cor 12,6), busquen la caridad a fin que todos los creyentes se unan en un mismo sentimiento de puro amor.

San León Magno (¿-c. 461) – Papa y Doctor de la Iglesia – Sermón para Epifanía


PARA REZAR

Oración del testigo

Es hora de ser tus testigos, Señor del alba.
Es hora de construir juntos la Civilización del amor.
Es hora de salir a las plazas y ciudades como hermanos.
Es hora de hacer del mundo un arco iris de unidad y de color.

Es hora de anunciar la vida desde la vida hecha fiesta.
Es hora de gritar al mundo de los hombres tu salvación.
Es hora de gritar como voceros del alba a hombres y mujeres,
que el Crucificado ha resucitado, y el mundo sabe a redención.

Es hora de vivir en la luz y abrir caminos sin fronteras.
Es hora de darse la mano y hacer un coro grande al sol.
Es hora de decir a los miedosos; no teman, tengan ánimo,
que el mundo, el corazón del mundo, vive en Resurrección.

Es hora de juntarnos como amigos en un solo pueblo.
Es hora de marchar unidos sembrando la paz y el amor.
Es hora de llamar al hombre hermano, hermano mío.
Es hora de vivir en armonía, en lazos de hermandad y comunión.

Que así sea.