Lecturas Jueves 12° Semana del Tiempo Ordinario

26.06.2025

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis (16,1-12.15-16):

En aquellos días, Saray maltrató a Hagar, y ella se escapó.
El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo: «Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?»
Ella respondió: «Vengo huyendo de mi señora.»
El ángel del Señor le dijo: «Vuelve a tu señora y sométete a ella.»
Y el ángel del Señor añadió: «Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar.»
Y el ángel del Señor concluyó: «Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos.»
Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Hagar dio a luz a Ismael.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial

Salmo 105

Dad gracias al Señor porque es bueno

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza? R/.

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R/.

Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio 

Por el Padre Daniel Manzuc


Por Monseñor Munilla




PARA REFLEXIONAR

  • Sara, no acepta quedar rebajada cuando Agar le anuncia que dará un hijo a Abraham. La envidia juega una mala pasada en el corazón de Sara, y ahí surgen las palabras duras y comienzan los maltratos a ella y a su hijo. Agar decide huir de su presencia hacia el desierto.
  • Pero el ángel del Señor la encuentra junto a una fuente que hay en el desierto, camino del sur y se inicia entre ambos un diálogo lleno de «bondad».
  • Dios mismo, por medio de su mensajero, trata de arreglar las cosas invitándola a que vuelva a la casa de su ama, y se muestre sumisa. Le anuncia que dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Ismael.
  • Abraham por un momento creyó que ese hijo sería el cumplimiento de la «promesa». Pero no fue así, a pesar del error de querer adelantarse al momento de Dios; a través del sufrimiento, avanza hacia la realización de lo que Dios le ha prometido.

***

  • La afirmación de Jesús es rotunda: «No todo el que me diga: 'Señor, Señor', entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial». Esta afirmación nos pide responsabilidad en nuestra condición de cristianos, al mismo tiempo que la urgencia de dar buen testimonio de la fe.
  • Nuestro compromiso de fe es valioso y no puede limitarse solamente a bellas palabras, sino que debe fundamentarse en la autoridad de las obras, impregnadas de un amor al estilo de Jesús.
  • Jesús es Aquel que posee autoridad moral por excelencia. Sus palabras están perfectamente respaldadas por su forma de vida. Hace lo que dice y dice lo que hace con total transparencia. Teoría y práctica confluyen coherentemente en el modo de obrar de Jesús y esto despertaba asombro en sus conciudadanos.
  • Esa es precisamente la invitación a sus seguidores. Que respaldemos con la vida nuestras palabras y los discursos, y de ese modo seamos creíbles. Desde la coherencia de nuestra vida los ambientes en que nos movemos podrán alcanzar coherencia de vida entre sus principios, sus actitudes y acciones.
  • No es una tarea que se realiza simplemente por la puesta en práctica de un método, o por llevar adelante ciertos principios teóricos. La coherencia evangélica necesita de la apertura a la gracia para que Dios nos regale la unidad interna que necesitamos.
  • Nuestra oración debería expresar siempre nuestro deseo de obrar el bien y la petición de ayuda, porque reconocemos nuestra debilidad para lograrlo.


PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo hablo y actúo en mi vida como cristiano?
  • ¿Cómo concreto mi testimonio?
  • ¿Cómo concreto el mandamiento del amor en mi vida personal, familiar, laboral, etc.?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor que pueda amar con gratuidad


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

…"Libre significa: alegre y afectuosamente, sin temor y de modo abierto, dando gratuitamente lo que hemos recibido de manera gratuita, sin aceptar compensaciones, premios o gratitud.

La alegría debería ser uno de los aspectos principales de nuestra vida religiosa. Quien da con alegría da mucho. La alegría es el signo distintivo de una persona generosa y mortificada que, olvidándose de todas las cosas y hasta de sí misma, busca complacer a Dios en todo lo que hace por los hermanos. A menudo es un manto que esconde una vida de sacrificio, de continua unión con Dios, de fervor y de generosidad.

«Que habite la alegría en vosotros», dice Jesús. ¿Qué es esta alegría de Jesús? Es el resultado de su continua unión con Dios cumpliendo la voluntad del Padre. Esa alegría es el fruto de la unión con Dios, de una vida en la presencia de Dios. Vivir en la presencia de Dios nos llena de alegría. Dios es alegría. Para darnos esa alegría se hizo hombre Jesús. María fue la primera en recibir a Jesús: «Exulta mi espíritu en Dios mi salvador». El niño saltó de alegría en el seno de Isabel porque María le llevaba a Jesús. En Belén, todos estaban llenos de alegría: los pastores, los ángeles, los reyes magos, José y María. La alegría era también el signo característico de los primeros cristianos. Durante la persecución, se buscaba a los que tenían esta alegría radiante en el rostro. A partir de esta particular alegría veían quiénes eran los cristianos y así los perseguían.

San Pablo, cuyo celo intentamos imitar, era un apóstol de la alegría. Exhortaba a los primeros cristianos a que «se alegraran siempre en el Señor». Toda la vida de Pablo puede ser resumida en una frase: «Pertenezco a Cristo. Nada puede separarme del amor de Cristo, ni el sufrimiento, ni la persecución, nada. Ya no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí». Esa es la razón de que san Pablo estuviera tan lleno de alegría"…

Madre Teresa, Meditación espiritual, Milán, 30ss.


PARA REZAR

Señor ayúdame

Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes.
Y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna no permitas que pierda la felicidad.
Si me das fuerza no permitas que pierda la razón.
Si me das éxito, no permitas que pierda la humildad.
Si me das humildad, no permitas que pierda la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a
los demás por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo
y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo.
Ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte.
Y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de TI, Tú no te olvides de mí.

María Eugenia Ochoa Medina