
Lecturas del XXXI Domingo del Tiempo Ordinario

Lecturas del XXXI Domingo del Tiempo Ordinario
03 Nov 2024
Primera Lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (6,2-6):
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: «Es una tierra que mana leche y miel.» Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.»
Palabra de Dios
Salmo del Día
Salmo 17
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (7,23-28):
Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo testamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día «como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo,» porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?»
Respondió Jesús: «El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.» El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- En el texto de Hebreos, Cristo es presentado como aquel que ha realizado plenamente el principio del amor, manifestado de forma privilegiada, en la cruz. El verdadero quicio del culto cristiano consiste en el amor, en la oblación total y definitiva por los demás hasta la muerte, cuyo modelo irrepetible, aunque siempre actualizable, es Cristo.
***
- Jesús, en el evangelio, no rechaza la concepción judía del amor, la lleva a cumplimiento y plenitud. El Antiguo Testamento proclama ya tanto el amor a Dios como el amor al prójimo; sin embargo no veía con claridad ni la conexión entre estos preceptos, ni la inclusión del amor al enemigo. La originalidad de la respuesta de Jesús radica precisamente en que une estrechamente el amor a Dios y el amor al prójimo; identifica el amor al prójimo con el amor a Dios; sitúa los dos preceptos al mismo nivel como síntesis del Decálogo; incluye en el amor al prójimo, el amor al enemigo. Así se explica que Pablo puede afirmar que el amor al prójimo es el cumplimiento de la Ley, y que Juan pueda decir que quien no ama a su hermano, tampoco ama a Dios, permanece en las tinieblas, no conoce la verdad.
- El culto fundamental es el amor, la justicia, la ayuda incondicional… por encima de todo culto ritual como afirmaron los profetas. Mientras el precepto del amor a Dios y al prójimo no ocupe el centro de nuestra fe, nuestras actividades y nuestra vida, estaremos falseando mediocremente nuestro llamado a vivir en el amor. No tiene sentido para Jesús hablar del amor a Dios sin tener en cuenta la única puerta de acceso a Él: el prójimo.
- El amor no tiene límites, no deja afuera ningún ámbito de la vida, no se queda en teorías, no se oculta impunemente. El creyente está llamado a amar y enseñar a amar, confesar su fe en el amor y vivirlo como "memorial" de amor de Dios. El amor a nuestro prójimo es la medida de nuestro amor a Dios.
- El cristiano que ha optado en su vida por el Amor a Dios descubre que el amor al prójimo es la forma de vivir totalmente esa opción; descubre que Dios se hace carne en cada prójimo, sea conocido o desconocido, de mi país o del otro, cristiano o de otro credo. No hay otra forma de relación con el prójimo más que en el amor. "Quien permanece en el amor, permanece en Dios», quien opta en toda su vida a amar por encima de todas las cosas, ese tal vive en Dios.
- A Dios como único Señor debemos consagrarle todos los instantes de la vida en un amor total, íntegro y absoluto. «Amarás al prójimo como a ti mismo»: la única manera de llegar a ese amor absoluto es a través de tu prójimo. Porque nos consagramos con todas nuestras fuerzas al Amor, el prójimo ya está en nosotros, no fuera; amar es entrar en comunión con el otro y es el modo desde el cual el otro entra en comunión perfecta con nosotros.
- En la raíz del amor está el escuchar: "Escucha Israel…": escuchar a Dios para que su palabra modele nuestro corazón y nos enseñe a conjugar el verdadero verbo amar, escuchar a los otros para que nuestro amor no sea una búsqueda egoísta de nosotros mismos.
PARA DISCERNIR
- ¿Cómo experimento la unión entre fe y amor?
- ¿De qué modo la fe ilumina mi amor por los demás? ¿De qué modo el amor me ayuda a crecer en la fe?
- También yo soy invitado a escuchar y obedecer la Palabra, ¿qué valor doy a la Palabra de Dios que escucho frecuentemente? ¿Me impulsa de verdad a obedecer, a cambiar mis actitudes?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Yo te amo Señor mi fortaleza
PARA REZAR
Oración para aprender a amar
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Madre Teresa de Calcuta