Lecturas del Viernes de la 25ª semana del Tiempo Ordinario

23.09.2022

Lecturas del Viernes de la 25ª semana del Tiempo Ordinario

Viernes, 23 de septiembre de 2022

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiastés (3,1-11):
Todo tiene su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol: tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar; tiempo de matar, tiempo de sanar; tiempo de derruir, tiempo de construir; tiempo de llorar, tiempo de reír; tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar; tiempo de arrojar piedras, tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse; tiempo de buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de desechar; tiempo de rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de hablar; tiempo de amar, tiempo de odiar; tiempo de guerra, tiempo de paz. ¿Qué saca el obrero de sus fatigas? Observé todas las tareas que Dios encomendó a los hombres para afligirlos: todo lo hizo hermoso en su sazón y dio al hombre el mundo para que pensara; pero el hombre no abarca las obras que hizo Dios desde el principio hasta el fin.
Palabra de Dios


Salmo del Día 

Salmo 143

Bendito el Señor, mi Roca

Bendito el Señor, mi Roca,
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio. 

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa. 


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,18-22):
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio



PARA REFLEXIONAR

  • La liturgia en esta semana, nos propone sólo tres cortos extractos del Libro del Eclesiastés. Se trata de un libro breve y fascinante. Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo.
  • El autor cita de ese modo, de una manera poética y monótona, una serie de acciones humanas, opuestas y contradictorias, que siguen el ritmo de la vida del hombre: ¡hacer y deshacer!
  • El autor del Eclesiastés no es un ateo. El tiempo, finalmente, tiene pues un sentido; pero no en sí mismo, sino en Dios, en la eternidad de Dios.
  • Pero tampoco se trata de buscar el sentido del tiempo solamente en el más allá, después, como si fuera necesario refugiarse en el cielo y huir de lo temporal para descubrir el sentido de lo eterno.
  • Algo de lo "permanente" se construye en el núcleo mismo de lo que fluye y pasa. "Incluso si en mí el hombre exterior se va arruinando, el hombre interior se construye día a día", decía san Pablo, que próximo a la muerte, era consciente de ir hacia la vida, una vida que ya había comenzado.

***

  • Después de haber dado el signo mesiánico por excelencia, Jesús se retira a orar como en otros acontecimientos muy significativos para su ministerio. Los discípulos están presentes mientras Jesús reza, pero no participan en la oración, no comparten todavía su intimidad. Mientras tanto, flota en el ambiente la gran pregunta: « ¿Será el Mesías?»
  • Los discípulos, igual que muchos, al ver las actitudes de Jesús estaban desconcertados respecto a su verdadera identidad. Jesús no se sometía a sus expectativas nacionalistas, milagreras, autoritarias o de cualquier tipo. Jesús se mostraba como un ser profundamente auténtico que fundaba su identidad humana, en una inquebrantable fe en el Reino y en la relación filial con Dios.
  • Los discípulos esperaban que Él fuera el liberador de Israel. Sus expectativas mesiánicas, apuntaban a la liberación de la opresión romana con la institucionalización de un gobierno propio.
  • Jesús toma la iniciativa. Quiere que se definan. Entre la gente se barajan toda suerte de opiniones. La mayoría lo tienen por una reencarnación de Juan Bautista. Otros por Elías que había de preceder a la venida del Mesías. Unos terceros creen que es un profeta de los antiguos que ha vuelto a la vida. Nadie, se atreve a decir que es el Mesías. Lleva una carga política y peligrosa en exceso. Además, tantos que pretendían serlo han fracasado y finalmente fueron aplastados por los romanos.
  • Por otro lado, la gente esperaba un Mesías-rey carismático, de casta davídica, con fuerza y poder, con un ejército aguerrido. Jesús, por el contrario, habla del reino de Dios, pero no lo entronca con David. No tiene a los poderosos de su lado y no acepta la violencia.
  • La confesión de fe de Pedro, aunque reconoce el carácter trascendente de la misión de Jesús, tiene todavía el tinte de sus ideales políticos. Por eso, Jesús tiene que aclararle cuál es el destino del "Hijo del Hombre". La misión y la vida de Jesús rebasaban las expectativas vigentes e iniciaban una nueva manera de concebir las relaciones con Dios, con el hermano y la búsqueda de un mundo mejor.
  • "El hijo del Hombre tiene que padecer mucho"... Jesús anuncia el fracaso como el Mesías humano que esperan. Se lo predice a los discípulos para que cambien de manera de pensar y se habitúen a ser también ellos unos fracasados ante la sociedad judía, aceptando incluso una muerte infame con tal de cumplir su misión.
  • Pero el fracaso no será definitivo. La resurrección del Hijo del Hombre marcará el principio de la verdadera liberación. El éxodo del Mesías a través de una muerte ignominiosa, posibilitará la entrada a la tierra prometida de la vida nueva, donde no pueda instalarse ninguna clase de poder que domine al hombre.
  • El fracaso libremente aceptado es el único camino que puede ayudar al discípulo a cambiar de mentalidad frente a los intocables valores del éxito y de la eficacia.
  • La primera etapa del discipulado nos conduce a la adhesión a la persona de Jesús, como única respuesta valedera, a nuestras búsquedas más profundas.
  • Pero después se hace necesario dar un paso más. El Mesías, necesita recorrer el camino hacia Jerusalén en que tiene lugar la historia de la Pasión. Esta es la suerte reservada al Hijo del Hombre y es también la suerte que debe ser asumida por todos sus seguidores si quieren, como Él, ser agentes de transformación de un mundo dominado por el egoísmo, la injusticia y el éxito aparente.
  • La lucha por la verdad nos coloca en el horizonte de la Pasión, entendida como una actitud de coraje para encarnar los valores del Reino, en un mundo que trata de acallarlos a cualquier precio.
  • El martirio es siempre una posibilidad real para los que asumen el camino del discipulado. La causa de Jesús necesita testigos confiables que asuman la posibilidad de la entrega de la propia vida para que los hombres tengan Vida.


PARA DISCERNIR

  • ¿Acepto la cruz en el horizonte de mi camino de fe?
  • ¿Me puedo identificar con un Mesías entregado y sufriente?
  • ¿Vivo mi fe de acuerdo a las categorías del mundo?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Creo Señor, que eres el Mesías


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»

..."¡Cristo! Siento la necesidad de anunciarlo, no puedo callarlo: « ¡Desdichado de mí si no anuncio el Evangelio! (1C 9,16). Para esto he sido enviado; soy apóstol, soy testigo. Cuanto más lejos está el objetivo más difícil es la misión, más me siento apremiado por el amor (2C 5,14). Debo proclamar su nombre: Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo (Mt 16,16). Él es quien nos ha revelado al Dios invisible, el primer nacido de toda criatura, es el fundamento de toda cosa (Col 1,15s). Es el Señor de la humanidad y el Redentor: nació, murió y resucitó por nosotros; es el centro de la historia y del mundo. Él es el que nos conoce y nos ama; es el compañero y el amigo de nuestra vida. Es el hombre del dolor y de la esperanza; es el que ha de venir y un día será también nuestro juez, nosotros le esperamos, es la plenitud eterna de nuestra existencia, nuestra bienaventuranza.
Nunca acabaría de hablar de él: él es la luz, es la verdad; mucho más, es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6). Es el Pan, la Fuente de agua viva que sacian nuestra hambre y nuestra sed (Jn 6, 35; 7, 38); Es el Pastor, nuestro guía, nuestro ejemplo, nuestro consuelo, nuestro hermano. Igual que nosotros, y más que nosotros, ha sido pequeño, pobre, humillado, trabajador, desdichado y paciente. Para nosotros habló, hizo milagros, y fundó un Reino nuevo en el que los pobres serán dichosos, en el que la paz es el principio de la vida de todos juntos, en el que los que son puros de corazón y los que lloran serán exaltados y consolados, en el que los que suspiran por la justicia serán escuchados, en el que los pecadores pueden ser perdonados, en el que todos son hermanos.
Jesucristo: vosotros habéis oído hablar de él, e incluso la mayoría sois ya de los suyos, sois cristianos. ¡Pues bien! A vosotros cristianos os repito su nombre, a todos os lo anuncio: Jesucristo es «el principio y el fin, el alfa y la omega» (Ap 21,6). ¡Él es el rey del mundo nuevo; es el secreto de la historia, la llave de nuestro destino; es el Mediador, el puente entre la tierra y el cielo...; el Hijo del hombre, el Hijo de Dios..., el Hijo de María... Jesucristo! Acordaos: es el anuncio que hacemos para la eternidad, es la voz que hacemos resonar por toda la tierra (Rm 10,18) y por los siglos de los siglos"...

San Pablo VI - Homilía en Manila, 29 - 11 - 1979


PARA REZAR

Ven Señor Jesús
Ven Señor Jesús, hijo de Dios
que entraste en el mundo como uno de tantos,
que podamos en tu Iglesia mostrarte
como único salvador y redentor.
Ven Señor Jesús, a nuestra historia
de miseria y de pecado para que comprendiendo
tu amor redentor descubramos que cada momento
de nuestra existencia
forma parte de una historia de salvación.
Ven Señor Jesús, y danos tu sabiduría y dulzura
que nos permita trabajar en las cosas cotidianas
dejando una impronta de tu presencia.


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