Lecturas del Miércoles Santo

13.04.2022

Lecturas del Miércoles Santo

Miércoles, 13 de abril de 2022

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (50,4-9a):
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?
Palabra de Dios


Salmo

Salmo 68

Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. 

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. 

Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. 


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (26,14-25):
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió: «Tú lo has dicho.»
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio



PARA REFLEXIONAR

  • Hoy, miércoles santo, leemos el tercer canto del Siervo. Sigue la descripción de la misión del Siervo, pero con una carga cada vez más fuerte de oposición y contradicciones. La misión que le encomienda Dios es: saber decir una palabra de aliento al abatido. Pero antes de hablar, antes de usar esa lengua de iniciado, Dios le despierta el oído para que escuche.
  • También aquí triunfa la confianza en la ayuda de Dios, y con un diálogo muy vivo muestra su decisión de seguir adelante.

***

  • La comunidad cristiana vio a Jesús descrito en esos cantos del Siervo. Su entrega hasta la muerte no es inútil: así cumple la misión que Dios le ha encomendado, al solidarizarse con toda la humanidad y su pecado.
  • En el evangelio, leemos la traición de Judas según Mateo. Precisamente cuando Jesús quiere celebrar la Pascua de despedida con los suyos, como signo entrañable de amistad y comunión, uno de ellos ya ha concertado la traición por treinta monedas, que es el precio de un esclavo.
  • Sin dejar de pensar en lo que se acerca, Jesús ha previsto esta comida de Pascua con sus discípulos, porque su tiempo está próximo. No es una comida improvisada al azar: será una «comida pascual» evocando toda la tradición judía. El pan sin levadura, evocaba la salida rápida de Egipto, en la que no hubo tiempo de dejar fermentar la masa: comida festiva cantando una liberación.
  • En medio de este gesto religioso de profunda amistad, Jesús toma la iniciativa, y anuncia la presencia de las som­bras de la traición. Esto provoca en los discípulos tristeza e inseguridad. La entrega y donación absolutamente gratuita de Dios y de su Hijo, se pagan con una entrega traicionera, con una venta por un precio absurdo que desvaloriza el don. Es la codicia la que se presenta como el motor capaz de querer frustrar el querer del Dios de la vida. Lo traicionará aquel que coma de su mismo plato.
  • Jesús hace un gesto «de comunión»: para un hebreo, tender a alguien el plato, es hacer un gesto simbólico de amistad. De parte de Jesús, permanece su ofrecimiento de amistad. Jesús coloca a Judas ante su responsabilidad. Es Judas el que se condena al rechazar el cariño de su amigo. Jesús estaba habituado a «comer con los pecadores», y esta tarde, no ha rechazado a un pecador... es Judas quien lo ha rechazado.
  • Él, como el resto de los apóstoles, esperaba de Jesús la instauración del Reino de Dios, en este mundo; y soñaba, al igual que los hijos del Zebedeo, ocupar un puesto de prestigio. Creía que se trataba de un reino como los de este mundo y lo seguirá buscando a su manera. El demonio tienta a querer cosas buenas, pero por el camino inadecuado. Pecado es procurar conseguir cosas buenas por camino equivocado.
  • No era más interesado o pecador que el resto de los Doce, todos acabaron abandonando a Jesús o negándolo. Ninguno de ellos había experimentado todavía la conversión que provoca el amor.
  • Toda traición siempre dice relación a un amor, a un vínculo, a un proyecto. En la medida que no respondemos al amor actuamos en dirección opuesta. En la medida que no cuidamos un vínculo, nos desvinculamos. En la medida que no estamos de acuerdo con el proyecto en el que estábamos comprometidos la traición se presenta en el horizonte. El seguimiento de Jesús es por un amor que crea un vínculo y que nos hace comulgar en un proyecto.
  • Un discípulo sin la fuerza y la pasión del amor, sin la fidelidad del vínculo y sin la claridad que exige asumir el proyecto de Jesús, será una mina de traiciones, desilusiones y amarguras. Aunque justifiquemos la traición, frente a ella nuestra alma quedará siempre herida.
  • El proyecto de Jesús está sometido a la libertad de nuestras opciones. Dios no puede ni quiere tocar nuestra libertad y acepta la posibilidad de nuestro rechazo.
  • La libertad siempre se ilumina y cobra verdad desde el amor. Junto a la libertad de entregar, de traicionar aparece la libertad de entregarse, de darse, que sólo se da en la perspectiva del amor.
  • Junto a la libertad humana, también se nos muestra la libertad de Dios: su omnipotencia, que es amor que se entrega desde su propio Hijo para que no seamos determinados para siempre por el pecado. Valorar este amor gratuito, conocerlo en profundidad y confiarnos en él hacen crecer en nuestra vida, un amor que supere la tentación de la traición y que sea capaz de levantarse arrepentido y confiado aún cuando se haya defraudado el amor de Aquel que nos amó hasta el fin.
  • Cada Eucaristía, es también una comida en la que Jesús nos ofrece la comunión con El. Cada misa es un gesto de Jesús hacia los pecadores que somos nosotros, siempre que no nos excluyamos nosotros al rechazar su amor.


PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo se sigue repitiendo hoy la traición de Judas?
  • ¿Cómo me preparo para comenzar mañana la celebración de la Pascua?
  • ¿Qué me falta hacer?
  • ¿Qué me invita a revisar este texto en mi relación con Jesús?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA

Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

...Judas aparece como el protagonista de la liturgia de los tres primeros días de la Semana Santa: el Evangelio siempre habla de él. Y Judas está presente también en el cenáculo.

La presencia de Judas en medio de los doce, en torno a la mesa de Jesús, es, indudablemente, el hecho más inquietante entre los hechos, todos inquietantes, que se condensan en vísperas de la pasión del Señor. Es la presencia del enemigo entre los amigos, del que golpea en el momento y lugar en que se precisa la confianza, porque nadie puede ya defenderse con ninguno.

Jesús no ignora esta presencia, no la pasa por alto; pero, a la vez, no descubre a Judas, no le acusa, no discute con él, no trata de defenderse. No calla a propósito de dicha presencia, para hacerse también presente a él hasta el final. Los doce, sin embargo, tratan de descubrir quién es el que de ellos miente: y en esta tentativa sucumben y caen en la antigua ley de la sospecha recíproca generalizada, de la acusación, de la división. De aquí nace siempre la crisis de la relación fraterna y de comunión: del temor de ser traicionados, del temor de que otro se aproveche, de la pretensión imposible de poner a prueba y verificar las intenciones del otro. No existe otra manera de vencer al traidor que entregarse en sus manos y poner en manos de Dios la propia causa. Pensemos en cuántas desavenencias, cuántas ofensas, cuántas prepotencias, se esconden en nuestra vida por la sospecha. Para sentarse en torno a la mesa de Jesús es preciso fiarse uno de otro sin pensar en el precio que puede costar esta confianza...

G. Angelini, Los amó hasta el fin, Milán 1981, 40s.


PARA REZAR

Desde lo profundo de la incomprensión,
clamamos a ti, oh Dios.
Con la mirada puesta en las secuelas del odio y la intolerancia,
buscamos tu rostro, Señor.
Desde el dolor por las vidas inocentes que cada día son aniquiladas
por la violencia y la injusticia en sus diversas formas,
venimos a ti, nuestro Señor.
Y esperamos que tu misericordia sea con tus hijos y con tus hijas,
especialmente allí donde los mercaderes de la muerte
han sembrado hoy su cotidiana semilla de horror.
Clamamos por las víctimas de los terrorismos,
los más evidentes y los más sutiles,
que desconocen el valor de la vida que Tú nos regalaste.
Rogamos por aquellas personas cuyo horizonte se ha ensombrecido
como consecuencia de estos actos violentos,
que te desconocen como creador y sustentador de la vida.
Oramos para que la paz y la justicia se abracen y se besen de una vez,
poniendo fin a tanta barbarie y a tanto dolor sin sentido.
Desde lo profundo de nuestra incomprensión
sólo podemos esperar en ti, oh Dios,
confiando y creyendo que, finalmente,
la vida podrá más que la muerte,
el amor más que el odio,
la paz más que la violencia,
la comprensión más que la intolerancia...
Conmovidos por el absurdo,
seguimos esperando que amanezca
el tiempo de la justicia,
el tiempo de la compasión,
el tiempo del encuentro,
el tiempo de la armonía,
el tiempo de la fraternidad,
tu tiempo,
el tiempo del Reino.
Desde lo profundo del alma,
desde un corazón desgarrado,
sólo podemos pedirte, oh Dios,
«Sea tu paz,
bendita y hermanada a la justicia,
que abrace al mundo entero: ten compasión.
Que tu poder,
sustente el testimonio de tu pueblo,
tu Reino venga hoy: Kyrie eleison.»

Gerardo Obermann


Calendario