
Lecturas del Martes de la XVII Semana del Tiempo Ordinario.

Lecturas del Martes de la XVII Semana del Tiempo Ordinario.
30 Jul 2024
Primera Lectura
Lectura del profeta Jeremías (14,17-22):
Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible desgracia de la Doncella de mi pueblo, una herida de fuertes dolores. Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país. «¿Por qué has rechazado del todo a Judá? ¿Tiene asco tu garganta de Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Se espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la turbación. Señor, reconocemos nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros. ¿Existe entre los ídolos de los gentiles quien dé la lluvia? ¿Soltarán los cielos aguas torrenciales? ¿No eres, Señor Dios nuestro, nuestra esperanza, porque tú lo hiciste todo?»
Palabra de Dios
Salmo
Salmo 78
Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu nombre. R/.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas de generación en generación. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,36-43):
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema: así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- Una gran sequía afectó fuertemente al bienestar del pueblo. Las epidemias y la muerte llegaron tanto para el ganado como para las personas. A pesar de que la tentación de siempre era adorar a Baal el «dios de la lluvia» y «de la fecundidad» no les sirvió de nada ese dios falso porque seguían padeciendo el azote de la sequía y del hambre.
- Jeremías llora, siente heridas y dolor en su alma por culpa del pecado del pueblo. Los ojos del profeta se derriten en lágrimas, noche y día. La sensibilidad de Jeremías es expresión de la sensibilidad de Dios. Dios «llora» por las desgracias de sus hijos.
- Jeremías atento al querer de Dios le dirige su plegaria intercediendo por todos, se hace solidario con su pueblo, con su dolor y sus desgracias: «Señor, reconocemos nuestra impiedad, pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre… recuerda y no rompas tu alianza con nosotros».
- El clamor y el grito desesperanzados se transforman en una alabanza y grito de esperanza.
***
- Los discípulos le piden a Jesús que les explique la parábola. La explicación aparece como una invitación a los discípulos a esperar con paciencia el juicio final y no va más allá de este juicio.
- Mateo nos presenta el juicio final como una lucha entre la justicia y la maldad. El campo en el que están sembrado el buen grano y la cizaña es el mundo, campo de batalla donde se enfrentan la luz y las tinieblas, el bien y el mal. En esta lucha la referencia a Jesús es básica, porque el juicio tiene lugar en base a la aceptación de su persona y su anuncio.
- Las personas que han optado por convertir este mundo en lugar de muerte, por el egoísmo, la ambición desmedida y la violencia están condenadas a vivir el futuro de su propia elección. Una existencia de este tipo no tiene otro fin que la muerte. Para aquellos que han optado y se han esforzado a pesar de las dificultades y caídas, por la justicia se abre un futuro de vida. Ellos son la semilla del reino que hace fructífero el campo invadido de la estéril cizaña.
- Para Mateo el destino del hombre se juega en esta tierra. Aquí se opta entre lo que conduce a la vida plena y aquí también se rechaza y desecha aquello que inevitablemente conducen a la destrucción. Pero la elección no resulta fácil, porque los proyectos que conducen a la muerte no presentan la evidencia de su maldad desde el comienzo, sino que pueden presentarse con la misma apariencia de las buenas semillas. Al final el fruto los diferenciará.
- Es nuestro trabajo tener un paciente discernimiento a la luz del evangelio para poder denunciar la mala hierba y favorecer la semilla fértil y provechosa de la vida.
- En el día del juicio recogeremos lo que hayamos sembrado. También en nuestro hoy vamos recogiendo las primicias de nuestra siembra, por eso hay que trabajar hoy por dar el cien por ciento, para comenzar a gozar de un mundo más humano, más según el querer del Dios que nos llama a la vida, y que cuando Dios nos llame a su presencia, le podamos presentar las manos vacías y el corazón lleno del amor con el que fuimos construyendo la vida. Obras quizás muy pequeñas, pequeños vencimientos, pequeños gestos, vividos diariamente con la marca indeleble de un amor al estilo de Jesucristo.
PARA DISCERNIR
- ¿Acepto en mi vida la presencia del mal?
- ¿Me impaciento al no ver cambios?
- ¿Busco solucionar las cosas a mi manera?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dame paciencia y esperanza
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…"Se dice: o bien Dios puede impedir el mal y entonces no es bueno porque no lo hace; o bien Dios no puede impedir el mal y entonces no es omnipotente. En ambos casos le falta a Dios un atributo esencial: o la bondad o la omnipotencia. La realidad nos advierte que no nos es lícito volcar en Dios (o sólo en Dios) nuestras responsabilidades. Hablo, como es natural, del Dios cristiano. Un Dios en cuyo plan, lo sabemos, era prioritaria la libertad para sus criaturas. No quiso un lager (campo de concentración) para reclusos ni una ruda guardería para eternos niños, sino un mundo poblado de hijos responsables. Libres, por tanto, de elegir entre el bien y el mal. Libres de comportarse como santos o como bribones. Su «ocultación», la discreción del claroscuro en que se ha envuelto a sí mismo y en que ha envuelto su Ley, su negativa a comportarse como un gendarme, son valores fuera de duda. En consecuencia, tienen un coste: a veces terrible.
Somos cristianos —y no podremos ser otra cosa— porque logramos creer sólo en el Dios que se manifestó en aquel judío de Galilea. Sólo este tipo de omnipotencia en el fracaso y en el sufrimiento escapa a la pregunta sobre la presencia invencible del mal, que, mucho antes de ser un elegante problema para la filosofía, es un drama para nosotros, hombres de carne y hueso.
Es un hecho objetivo que sólo el Dios de Jesús, el Dios en quien cree el cristiano, es el único que no puede ser implicado en la blasfemia del hombre por la marea de dolor que asciende a menudo y le ahoga. «No hay otra respuesta radical y definitiva al problema del mal que la cruz de Jesús, en la cual sufrió Dios el mal supremo, y lo hizo de manera triunfal, porque lo padeció hasta el final. Esta respuesta elimina el escándalo de un Dios tirano que se complace en los sufrimientos de sus criaturas, proponiendo, sin embargo, un escándalo aún mayor"…
Jacques Natanson- V. Messori – M. Brambilla, Alguna razón para creer, Milán.
PARA REZAR
Oración a Jesús de san Francisco
Alto y glorioso Dios:
ilumina las tinieblas de mi corazón,
dame una fe recta,
esperanza cierta,
caridad perfecta
y humildad profunda.
Dame, Señor,
comprensión y discernimiento
para cumplir
tu verdadera y santa voluntad.
Amén