
Lecturas del Lunes de la 22ª semana de Tiempo Ordinario

Lecturas del Lunes de la 22ª semana de Tiempo Ordinario
Lunes, 4 de septiembre de 2023
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (4,13-18):
No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Esto es lo que os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos. Pues él mismo, el Señor, cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.
Palabra de Dios
Salmo
Salmo 95
El Señor llega a regir la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo.
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar
y cuanto lo llena; vitoreen los campos
y cuanto hay en ellos.
Aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega, ya llega
a regir la tierra: regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,16-30):
En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo" y' "haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún".»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos de] profeta Elíseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- El pasaje de hoy, es uno de los más conocidos de la carta a los de Tesalónica.
- Pablo no quiere que los cristianos miren la muerte de sus seres queridos «sin esperanza», como los que no creen. Para nosotros, tanto la vida como la muerte son participación en el destino de Jesús: «si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con él».
- Aparece claro que el anuncio de la vuelta de Cristo como Juez, sea cuando sea, no quiere producir terror, sino esperanza: «el Señor llega a regir la tierra, canten al Señor», «y así estaremos siempre con el Señor».
- No podemos vivir en desesperanza. La muerte no es la última palabra. Dios nos tiene destinados a la vida. Aunque no sepamos tampoco nosotros explicar el misterio de la muerte, ni logremos consolarnos ni consolar a otros por una muerte prematura o injusta, la fe cristiana enciende una luz de esperanza sobre este acontecimiento y nos dice que, "si morimos con Cristo, viviremos con él, y estaremos siempre con el Señor".
- Nuestra fe en Cristo Jesús y nuestra convicción es que, ya desde nuestro bautismo, estamos vinculados a su mismo destino. La Eucaristía es garantía y semilla de la vida sin fin.
***
- Movido por el Espíritu, Jesús habla a los judíos por primera vez y relee su misión a la luz de Isaías: ha sido enviado para anunciar el año de gracia de parte del Señor, el año de la liberación de la tierra y de los hombres. Mensaje de gracia, el año jubilar es el del Gran Perdón.
- Esto desilusiona a sus paisanos porque anuncia la liberación de los pobres y la sanación de los enfermos, pero omite la venganza del Señor y la destrucción violenta de los enemigos de la nación.
- Jesús, el hijo del carpintero de Nazaret; es también aquel que, al desenrollar el libro de las Escrituras en la sinagoga, se presenta a sí mismo como el cumplimiento de la profecía mesiánica de Isaías. La vinculación entre estas dos afirmaciones, junto con una liberación por un camino que no pasa por la destrucción de los romanos, provoca escándalo en los galileos.
- Jesús buscará la justicia, pero sin apelar a los mismos mecanismos que los opresores utilizan para imponerse y lo atestiguará con su vida de profeta no recibido con agrado en su tierra.
- Sin embargo este Nazareno es la última y definitiva palabra de Dios. "La escritura se ha cumplido hoy" porque se ha cumplido el encuentro anhelado de Dios con la humanidad. Desde Jesús y por Jesús, en el hoy vulgar de la vida cotidiana, es donde somos provocados a la fe. Jesús abre ante nuestros ojos la grandeza de una vida cotidiana donde es posible encontrar a Dios. Él es la cima y el todo de la Revelación.
- La gente de Nazaret conocía demasiado bien al hijo del carpintero y no lograrán descubrir a aquel que está, marcado por el Espíritu; sin embargo en ese hombre creemos que se concentra toda la posibilidad de los hombres con Dios. No sólo su palabra, sino cada uno de sus gestos nos hablan del Dios que hace el camino de los hombres transformándolos y transformándolo. Los caminos del reino serán la novedad de un Dios que se muestra como compasión, cercanía, perdón y amor.
- La escritura continúa cumpliéndose en la medida que dejamos que se anide en nuestros corazones y transforme nuestros criterios, sentimientos y valores determinantes.
- Esta palabra viva en nosotros es fuente inextinguible de vida: «Es más lo que dejamos que lo que captamos, tal como ocurre con los sedientos que beben en una fuente» San Efrén.
PARA DISCERNIR
- ¿Cuáles son los criterios de discernimiento que utilizo frente a la realidad?
- ¿De qué modo la palabra se cumple en mi vida?
- ¿Creo en el poder transformador de la Palabra de Gracia?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor me basta tu gracia
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Reconocer a Cristo en su humildad y descender para seguirle
«Mi alma está turbada», oh Dios, por el recuerdo de mis pecados; «entonces me acuerdo de ti en el país del Jordán» (Sl 41,7) –es decir, acordándome de como has purificado a Naamán el leproso en su humilde abajamiento… «Bajó y se lavó siete veces en el Jordán, tal como se lo había indicado el hombre de Dios, y quedó purificado» (2R 5,14). Desciende tú también, alma mía, desciende del carro del orgullo a las aguas saludables del Jordán, el cual, de la fuente de la casa de David, baja ahora sobre el mundo entero «para lavar todo pecado y toda suciedad» (Za. 13,1). Con toda seguridad que esta fuente es la humildad de la penitencia, que fluye al mismo tiempo gracias a un don de Cristo y gracias a su ejemplo, y que, predicada desde ahora sobre la tierra, lava los pecados del mundo entero…Nuestro Jordán es un río puro, a los soberbios les será imposible acusarte, si te hundes enteramente en él, si te sepultas, por así decir, en la humildad de Cristo…
Ciertamente que es único nuestro bautismo, pero una tal humildad rebautiza. En efecto, no reitera la muerte de Cristo pero realiza la mortificación y sepultura del pecado, y lo que, sacramentalmente, se ha realizado en el bautismo, en esta nueva forma se le da pleno cumplimiento.
Sí, una tal humildad, abre los cielos y nos devuelve el espíritu de adopción; el Padre reconoce a su hijo, reformado en la inocencia y la pureza de un hijo regenerado. Por eso la Escritura, menciona acertadamente, que la carne de Naamán se ha restablecido como la de un niño recién nacido… Nosotros, que hemos perdido la gracia de nuestro primer bautismo… he aquí que hemos descubierto el verdadero Jordán, es decir, el abajamiento de la humildad… Nos toca ahora a nosotros no temer el abajamiento cada día más profundo…con Cristo.
Bienaventurado Guerrico de Igny, abad cisterciense – 4º sermón para la Epifanía
PARA REZAR
Escuchar la Palabra
Señor de la Vida, abre nuestro corazón a Tu Palabra.
Queremos anunciar Tu Reino y construirlo con nuestras vidas.
Queremos ser testigos de Tu amor y Tu proyecto para todos.
Ayúdanos a escuchar Tu Palabra, a leer y rezar con la Biblia,
a contemplar la vida y la historia para descubrir Tu propuesta
y caminar hacia Tí.
Tú Señor, que aprendiste de la mano de María,
la Virgen fiel, enséñanos a seguir su ejemplo.
Maestra de las cosas de Dios,
quien guardaba en Su corazón lo que vivía,
y meditaba en el silencio lo que iba descubriendo.
María, mujer sencilla, que no entendía todo
pero se animó a decir sí a todo.
Ella nos enseña que para vivir la fe hay que escuchar mucho,
hay que escuchar siempre…
Tú, Señor, que mostraste a los discípulos la necesidad
del encuentro con Dios, única compañía que acompaña todo,
muéstranos cómo seguir Tus pasos.
Ayúdanos a buscar momentos para el diálogo con el Padre.
Enséñanos a percibir el aliento del Espíritu
que sopla en nuestras vidas.
Guíanos al encuentro con la Palabra que espera en la Biblia
para descubrir nuevos caminos y revelar la presencia de Dios
en la vida y en la historia que vivimos.
Danos hambre y sed de Tu Palabra cimiento verdadero
donde asentar un proyecto de vida en la huella hacia el Reino.
Despierta en nosotros el gusto por la lectura cotidiana de la Biblia,
para aprender a escuchar, discernir y que estás cerca…
que pasas a nuestro lado, que caminas en nuestra historia…
y nos llamas para ser tus testigos y anunciar que es posible
un mundo distinto, más fraterno, humano, justo y en paz.
Marcelo A. Murúa