Lecturas del Jueves de la XI Semana del Tiempo Ordinario
Lecturas del Jueves de la XI Semana del Tiempo Ordinario
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (48,1-15):
Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Tú resucitaste un muerto, sacándolo del abismo por voluntad del Señor; hiciste bajar reyes a la tumba y nobles desde sus lechos; ungiste reyes vengadores y nombraste un profeta como sucesor. Escuchaste en Sinal amenazas y sentencias vengadoras en Horeb. Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo. Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel. Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives. Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo recibió dos tercios de su espíritu. En vida hizo múltiples milagros y prodigios, con sólo decirlo; en vida no temió a ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu; no hubo milagro que lo excediera: bajo él revivió la carne; en vida hizo maravillas y en muerte obras asombrosas.
Palabra de Dios
Salmo del Día
Salmo 96
Alegraos, justos, con el Señor
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así: «Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.» Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- La historia de Israel admite diversas interpretaciones, por eso en algunas ocasiones se ilumina el significado religioso de los hechos por medio de algunos textos de los libros sapienciales. Esto es lo que sucede al interrumpir la lectura de los Libros de los Reyes para escuchar al Sirácida o Eclesiástico, que muestra su fascinación por este gran profeta de acción.
- El Sirácida escribe en el siglo IV antes de Cristo y el resumen que hace de la vida de Elías nos recuerda su lucha contra la idolatría y su estilo fogoso: «delante del Señor avanza fuego, abrasando en torno a los enemigos.
- Para los hebreos, como para muchos pueblos acostumbrados a los «sacrificios», el fuego es el elemento misterioso que une al hombre con Dios: se pasaba la víctima por el fuego para que el fuego penetrara en ella, y se comía esa víctima en una comida sagrada, para entrar en comunión con la divinidad. El personaje Elías es simbolizado por el «fuego».
***
- Jesús acaba de condenar el modelo de oración que se hace por ostentación. Su deseo, es que sus discípulos pasen a un modelo de oración distinto, al que vienen acostumbrados. Aconseja a sus seguidores que su oración, no sea con muchas palabras, porque Dios ya conoce lo que le vamos a decir.
- Jesús nos deja un modelo de oración: el Padrenuestro. Esta oración es como el resumen de la espiritualidad del Antiguo y del Nuevo Testamento sobria y equilibrada. Mateo pone el Padrenuestro en contraste con la oración de los paganos que se caracterizaba por la acumulación de largas y tediosas fórmulas donde se amontonaban los calificativos de Dios. Mateo destaca, en cambio, de una manera positiva, el Padrenuestro como una oración breve.
- Primero, nos lleva pensar en Dios, que es nuestro Padre: su nombre, su reino, su voluntad. Nos invita a mostrar nuestro deseo de sintonizar con Dios. Luego pasa a nuestras necesidades: el pan de cada día, el perdón de nuestras faltas, la fuerza para no caer en tentación y vencer el mal. El Padrenuestro a pesar de ser tan breve; es una síntesis de todo lo que Jesús vivió y sintió respecto de Dios, del mundo y de su pueblo.
- El Padre nuestro se divide en dos partes. La primera tiene como centro al Padre y la segunda a la comunidad.
- En la primera parte, la comunidad pide por la extensión del reino a la humanidad entera. Al comenzar diciendo «Padre nuestro», Jesús marca un estilo de petición. Existe una relación comunitaria de los discípulos con Dios, ya no es solamente individual. Son los hijos, o los miembros del reino, los que se dirigen a Dios como Padre porque Él es el único que merece ese nombre.
- La expresión, «que estás en los cielos», no aleja al Padre de sus hijos, sino que indica la trascendencia y la invisibilidad de Dios.
- La comunidad pide que la humanidad reconozca a Dios como Padre. Antes que pensar en sí misma, la comunidad se preocupa por la humanidad que la rodea.
- La comunidad tiene experiencia del reinado de Dios, por eso pide que se extienda a todo hombre. Pide, porque sabe que es ella la que, con su modo de vida, hace presente en el mundo el mensaje de salvación. Pide fidelidad al mensaje de las bienaventuranzas, y a la práctica de esta novedad de vida.
- La comunidad pide que se cumpla el designio de Dios, designio histórico de Dios sobre la humanidad: llevar a su plenitud la ley y realizar la obra redentora.
- La decisión de la salvación está tomada por Dios, pero tiene que realizarse en la tierra. Le pedimos a Dios que lo que Él ya ha decidido en el cielo, se realice en la tierra. La comunidad vuelve a pedir por el mundo; su primera preocupación es la misión que Jesús le confía.
- En la segunda parte la comunidad reza por sí misma. La palabra «pan», es equivalente a alimento. «El pan del mañana» hace referencia al banquete mesiánico final. Jesús describió su presencia con los discípulos como un banquete de bodas, en contrapartida a la tristeza del ayuno practicado por los discípulos de Juan y los fariseos. Se pide que el gozo de ese momento, lo pueda experimentar esta comunidad presente.
- En la petición del perdón de las ofensas aparece una exigencia para la comunidad. El perdón del Padre está condicionado al perdón mutuo, expresión del amor. Quien se cierra al amor de los otros se cierra al amor de Dios, que se manifiesta en el perdón. La división en la comunidad impide la presencia en ella del amor del Padre. Se pide, pues, la manifestación continúa de ese amor que se traduce en el perdón mutuo. En los deudores quedan incluidos los enemigos y perseguidores.
- «No nos dejes caer en la tentación», remite a las tentaciones de Jesús en el desierto, no se trata de una tentación única y determinada. El sentido de «tentación» se refiere a las mismas que experimentó Jesús. Aquéllas pretendían desviar su mesianismo. La comunidad puede experimentar en su misión, que continúa la de Jesús, las mismas tentaciones que éste: usar sus dones para propio beneficio sin atender al plan de Dios; caer en la irresponsabilidad, pero, sobre todo, caer en la tentación de la gloria y el poder.
- En la petición final del Padrenuestro, rogamos que el Padre no permita que la comunidad ceda a las seducciones del Malo que es la personificación del poder del mundo.
- Insiste Jesús en la necesidad del perdón. La unión en la comunidad asegura la experiencia del amor del Padre y es condición para su existencia. No es que Dios se niegue a perdonar; es el hombre que no perdona, quien se hace incapaz de recibir el amor.
- Esta oración nos debe ir afirmando en nuestra condición de hijos para con Dios, y también en nuestra condición de hermanos de los demás, dispuestos a perdonar cuando haga falta, porque todos somos hijos del mismo Padre.
- El Padre Nuestro no es la oración institucionalizada. A Dios nadie lo puede encerrar en palabras. Dios lo desborda todo. Lo que quiere Jesús con el «Padre Nuestro» es que confrontemos nuestra vida personal y comunitaria con su proyecto original: que con nuestro proceder, hagamos que el Reino de Dios se desarrolle y crezca.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué rezo cuando rezo el Padre nuestro?
- ¿Qué experimento ante cada una de las peticiones?
- ¿Qué relación hay entre la oración del Señor y mi proyecto de vida en la fe?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Padre, venga tu Reino
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…"La primera parte del Padre nuestro va, de una manera atrevida, del tú al Dios que se ha revelado como amor. Se trata de una oración de agradecimiento llena de júbilo por el hecho de que podamos llamar, amar y alabar de manera confiada al Santísimo como Nuestro Padre y como nuestro tú. Expresa el compromiso de verificar nuestras aspiraciones y nuestras acciones, a fin de ver si y hasta qué punto se toman en serio y honran el nombre del Padre y nuestra vocación de hijos a hijas suyos. Y, no por último, nos pone sobre todo frente a nuestra misión de promover, para honor del único Dios y Padre, la paz y la solidaridad salvífica entre todos los hombres […].
Recitar el Padre nuestro significa preguntarse por la seriedad con la que tomamos, intentamos comprender y confesamos con actos concretos el plan salvífico de Dios. Un rasgo fundamental e imprescindible del compromiso que hemos asumido en virtud del Espíritu Santo y con la mirada puesta en el Hijo predilecto es el de amar a Dios en todo y por encima de todo y cumplir su voluntad santa y amorosa.
La segunda parte del Padre nuestro habla del amor al prójimo en unión con Jesús. Se trata del «Nosotros», de vivir de manera radical la solidaridad salvífica de Jesús con todos los hombres y en todos los campos de la vida. La conciencia adquirida de que la recitación del Padre nuestro nos introduce, de manera semejante al bautismo de Jesús en el Jordán, en la vida trinitaria de Dios, así como nuestra opción fundamental en favor de la solidaridad salvífica en todos los campos, nos ayudarán, sin la menor duda, a conferir un perfil cada vez más claro y convincente a nuestro programa de vida"…
B. Häring, II Padre nuestro. Alabanza, oración programa de vida, Brescia 1995.
PARA REZAR
Este es tu reino entre nosotros, Señor,
vivir en tu amor ser tus hijos
y contemplar tu rostro,
tal como lo manifestó tu hijo amado, Jesús.
Ahora sabemos que la santidad a la que nos llamás
está amasada de vida diaria, de trabajo,
de alegrías y penas,
de un caminar constante hacia un mundo nuevo
que renace a su liberación y a la paz definitiva.
Porque esta santidad no nos saca del mundo
sino que nos hace vivir en plenitud
dando sentido a nuestra vida
para volcarnos a un gran proyecto:
una nueva humanidad.