
Lecturas del Jueves de la 3ª semana de Cuaresma

Lecturas del Jueves de la 3ª semana de Cuaresma
Jueves, 16 de marzo de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (7,23-28):
Esto dice el Señor:
«Esta fue la orden que di a mi pueblo:
"Escuchad mi voz, Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Seguid el camino que os señalo, y todo os irá bien".
Pero no escucharon ni hicieron caso. Al contrario, caminaron según sus ideas, según la maldad de su obstinado corazón. Me dieron la espalda y no la cara.
Desde que salieron vuestros padres de Egipto hasta hoy, os envié a mis siervos, los profetas, un día tras otro; pero no me escucharon ni me hicieron caso. Al contrario, endurecieron la cerviz y fueron peores que sus padres.
Ya puedes repetirles este discurso, seguro que no te escucharán; ya puedes gritarles, seguro que no te responderán. Aun así les dirás:
"Esta es la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. Ha desaparecido la sinceridad, se la han arrancado de la boca"».
Palabra de Dios
Salmo del Día
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón»
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,14-23):
En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.
Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- Dios le confiesa al profeta su desánimo por un pueblo que rechaza su amistad. Escuchamos el amargo reproche del Dios de la Alianza, que ha obrado misericordia, justicia y derecho sobre la tierra, y que se ve abandonado por su pueblo, a pesar de todos sus esfuerzos por hacerse escuchar. Se trata de una acusación que clama al cielo: «aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor su Dios». Por eso, Jeremías tuvo que proclamar de parte de Dios la ruina inminente de la nación.
- Pero como Dios mantiene sus promesas, salvará a un resto del pueblo judío, a pesar de su dureza de corazón, como recuerda hoy el salmo responsorial.
***
- La historia se repite. Cuando llegó Cristo a Israel encontró la misma obstinación. Israel fue sordo a la palabra de Jeremías y los contemporáneos de Jesús fueron ciegos a los signos del Maestro. Pareciera que "tanto bien les hace mal". El evangelio de Lucas nos presenta el milagro de Jesús expulsando a un demonio. El poseso era mudo, en cuanto salió el demonio, el mudo habló. Jesús devuelve al hombre su dignidad. La creación ha sido restaurada. Jesús ha venido a combatir esas fuerzas malhechoras.
- Este hecho da pie a una discusión acerca de la autoridad con la que Jesús realiza esos signos. La sordera-mudez es signo, en el lenguaje bíblico, de cerrazón a la palabra de Dios como en el caso de Zacarías. En contrapartida, entre las credenciales del Mesías con las que Jesús acreditó su obra mesiánica ante los enviados de Juan Bautista, que dudaba de su misión, encontramos la expresión «los sordos oyen»
- Los fariseos y autoridades judías quisieron quitarte fuerza al mensaje de Jesús atribuyendo sus acciones a Belcebú. Herederos de la dureza de corazón de sus antepasados, la obcecación les nublaba la vista. No lo escuchan, ni le hacen caso, para no tener que prestar atención a lo que dice, que es incómodo; buscan excusas tan poco razonables como que lanza los demonios en complicidad con el mismo Satanás.
- El sentido común llena la respuesta de Jesús y muestra lo absurdo del argumento: un reino no podrá subsistir si está dividido en su interior. Una guerra civil aniquila un país desde sus cimientos. El criterio de Jesús es claro e importante: si se expulsa los demonios y cualquier forma de mal es que el Reinado de Dios está llegando. Ahí donde se hace el bien, ahí se está ganando espacio para el Reino, ahí se lo está construyendo.
- El que es conocido en el evangelio como el "fuerte", que en este pasaje custodia sus bienes y su palacio, es el demonio que se ha "apoderado" de un hombre. Los adversarios de Jesús no quieren la evidencia de que entre ellos, está el que es "más fuerte" y que Jesús está entablando con él una lucha victoriosa, y que ya ha llegado el Reino prometido. El origen de la fuerza de Jesús es Dios mismo. Los signos a través de los cuales se manifiesta esta fuerza, nunca son signos demoníacos de esclavitud y enfermedad; sino signos que manifiestan lo que Dios es: salud, paz, libertad, alegría.
- Si reconocen esto, tendrán que aceptar a Jesús como el Mesías de Dios, y hacer caso del testimonio que está dando. Los que no quieren escuchar a Dios en el Antiguo Testamento y a Jesús en el evangelio, son precisamente los del pueblo elegido, los que oficialmente se consideran los mejores. Pareciera que eso mismo, de alguna manera, los inmuniza contra lo que diga Jesús y no saben escuchar la voz de Dios.
- Como hijos del reino, discípulos de Jesús, también nosotros estamos llamados a expulsar todo lo que se oponga al reino de la justicia y la vida, la libertad y la paz de nuestro ambiente. Contamos a nuestro lado con el que es "más fuerte", y ese reino ya está presente allí donde sabemos enfrentarnos contra la opresión y la violencia, buscando que reine la justicia y la paz, dejando que triunfe la vida.
PARA DISCERNIR
- ¿Me esfuerzo en mantener la gracia de la liberación del corazón que Cristo me regala?
- ¿Qué medio pongo para crecer y no volver a caer en antiguas esclavitudes?
- ¿Soy prudente evitando las ocasiones próximas de pecado?
- ¿Valoro la vida nueva y la cuido celosamente o me despreocupo ingenuamente de ella?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Las armas del cristiano contra el demonio
Un cristiano que hace un santo uso de la oración y los sacramentos, es tan temible para el demonio, como lo sería un dragón a caballo -con ojos brillosos, armado con coraza, sable y pistolas- frente a su enemigo desarmado. Su sola presencia lo derriba y lo pone en fuga. Pero, si desciende de su caballo y deja sus armas, su enemigo le cae encima, lo pisotea y se convierte en amo. En cambio, cuando porta armas, su sola presencia parecería anular al enemigo. Imagen adecuada de un cristiano que porta las armas de la oración y los sacramentos. Si, si, un cristiano que reza y frecuenta los sacramentos con las disposiciones necesarias, es más temible al demonio que ese dragón del que les hablé. (…)
¿Por qué? Porque los sacramentos nos dan fuerza para perseverar en la gracia de Dios. Nunca se ha visto un santo alejarse de los sacramentos y perseverar en la amistad con Dios. En los sacramentos han encontrado toda la fuerza para no dejarse vencer por el demonio. Cuando rezamos, Dios nos da amigos, nos envía un santo o un ángel para consolarnos (…), nos hace sentir su gracia abundantemente para fortificarnos y animarnos. En los sacramentos no es un santo o un ángel que viene, sino Dios mismo con sus rayos para aniquilar nuestro enemigo. El demonio, viéndolo en nuestro corazón, se precipita como un desesperado en los abismos. Por eso, el demonio hace lo posible para que nos alejemos y profanemos. Si, mis hermanos, el demonio pierde toda su fuerza cuando una persona frecuenta los sacramentos.
San Juan María Vianney (1786-1859) presbítero, párroco de Ars – Sermón para el II Domingo de Pascua
PARA REZAR
Muchas veces se hace difícil
vivir la vida nueva.
Son tantas las invitaciones
que el mundo nos hace.
Saber discernir es un arte,
poder perseverar es una gracia.
Padre, danos fuerza para luchar,
danos claridad para ver y no dejarnos confundir,
danos amor para entregarnos
y serenidad para saber ofrecer con alegría.
Que la casa de mi corazón
esté poblada con obras que hablen de Vos,
que no quede lugar para lo que no nos hace crecer.
Que me apasione por tu reino
y encuentre en el trabajar por él
la razón y el sentido de mi vida.