
Lecturas del Jueves de la 13ª semana del Tiempo Ordinario

Lecturas del Jueves de la 13ª semana del Tiempo Ordinario
Jueves, 6 de julio de 2023
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (22,1-19):
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.»
Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.»
Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos.
Y Abrahán dijo a sus criados: «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.»
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre.»
Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío.»
El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?»
Abrahán contestó: «Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.»
Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó: «Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en una maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó a aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve.»
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»
Abrahán volvió a sus criados, y juntos se pusieron en camino hacia Berseba. Abrahán se quedó a vivir en Berseba.
Palabra de Dios
Salmo del Día
Salmo 114
Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.
Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,1-8):
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla.
Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados –dijo dirigiéndose al paralítico–: Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa.»
Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- Abraham contra toda apariencia creyó en las promesas de Dios. Su larga fidelidad tuvo como premio ese hijo tan deseado: Isaac. Sin embargo, Dios quiere pedirle una prueba aún mayor de su fidelidad: el «sacrificio» de lo que más ama en el mundo, su hijo tan querido.
- Era costumbre de esa época primitiva, que los padres sacrificaran a su «primogénito», en honor a su dios y para obtener su clemencia.
- La prueba para Abraham no es sencilla, porque implica la ofrenda del hijo de las promesas. El lugar de la oblación es una montaña en el país de Moria, lugar donde será edificado el templo de Jerusalén.
- La respuesta de Abraham, a pesar de la incomprensibilidad de esta decisión divina será de docilidad. Si la respuesta primera lo llevó a abandonar su país de origen y su ligazón al pasado, el sacrificio de Isaac equivale a cortar sus amarras con el futuro. El esperado durante tanto tiempo y con tanto deseo, el depositario de los planes salvadores de Dios, debe ser ofrecido en holocausto.
- En el último instante, una vez que la obediencia de Abraham quedó suficientemente demostrada, el ángel del Señor impide el holocausto del hijo. Un carnero lo sustituirá. Desde entonces, aquel lugar llevará el nombre de «Yahvé provee».
***
- Jesús después de su viaje a territorio pagano vuelve a su país. Subió a una barca, cruzó a la otra orilla y llegó a Cafarnaúm, su ciudad. Allí le presentaron un paralítico en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: « ¡Animo, hijo! tus pecados están perdonados». Algunos letrados se dijeron: «Ésta blasfemando».
- Hasta aquí Jesús curó enfermos, dominó los elementos materiales, venció los demonios; y ahora perdona los pecados.
- El pecado atañe a Dios ante todo; por eso el poder de perdonarlos está reservado sólo a Él.
- En aquella época, los judíos, relacionaban las catástrofes, la desgracia y la enfermedad con el mal moral. El perdón de los pecados suprime las raíces del mal. Según la concepción reinante, Dios pagaba ahora y aquí según la conducta personal o familiar. Jesús denunció esa manera de pensar, por eso afirma, que "ni él, ni sus parientes pecaron para que se encuentre en este estado".
- Con sólo su palabra cura al paralítico. La curación significa el paso de la muerte a la vida. El hombre, muerto por sus pecados, no solamente es liberado de ellos, sino que empieza a vivir. Jesús usa aquí esta curación corporal, para probar esa otra curación: aquella que hace libre al hombre. El milagro que Jesús ha hecho es el de la liberación interior, que inevitablemente no puede dejar de proyectarse hacia afuera.
- El milagro es una respuesta a la fe, en este caso del paralítico. Por otra parte, la fe en Jesús, es una confesión implícita del pecado y de la necesidad de salvación.
- El milagro es algo más que una manifestación maravillosa; es ante todo un símbolo del proceso salvador que se ha iniciado en Jesús y, de la presencia del reino entre los hombres. Esto escandaliza a los letrados que ven en las palabras de Jesús, que se adjudica atribuciones divinas.
- Jesús nos quiere con salud plena. Con libertad exterior e interior. Con el equilibrio y la alegría de los sanos de cuerpo y de espíritu.
- Hoy vemos que el mal nos toca, que somos dañados por él y que los demás también son dañados, pero en general, nos cuesta aceptar la realidad del pecado y la necesidad del perdón. El pecado siempre nos pone en estado de postración, opresión y humillación. El pecado no se limita a una trasgresión de una ley; nos deshumaniza y es la fuerza destructora que pretende frenar y debilitar la dinámica del reino en la persona y en la humanidad.
- Jesús ha venido de parte de Dios precisamente a eso: a reconciliarnos, a anunciarnos el perdón y la vida en Dios. No hay pecado que no sea perdonable porque no hay situación de la que el hombre no pueda salir.
- Nadie puede descender tan bajo como para que Dios no pueda levantarlo. La fe, si es auténtica, es capaz de llevar al hombre a la conversión, a la reorientación de su vida y de su marcha hacia la felicidad, hacia la salvación.
- «Es una gran miseria el hombre orgulloso, pero más grande es la misericordia de Dios humilde». San Agustín.
PARA DISCERNIR
- ¿Pedimos con sencillez desde nuestra pobreza?
- ¿Sabemos reconocer nuestros pecados y desde allí clamar a Dios?
- ¿Reconocemos el mal que ocasiona en nosotros el pecado o nos hemos acostumbrado?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Sé en quien he puesto mi confianza
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…Quien ha encontrado a Cristo ha escuchado su llamada a la conversión del corazón y de la vida. No es posible encontrar a Cristo y seguir como antes: si lo encuentras de verdad, El no te deja indiferente y no se cansa de llamarte a que salgas de ti para ir allí a donde su amor te preceda. En el fondo del corazón del creyente resuena sin parar la invitación a acoger al Dios que viene y hace nuevas todas las cosas, dejando que nos reconciliemos con El.
La reconciliación es el sacramento en el que Cristo viene en socorro de la debilidad del hombre, del hombre que había traicionado o rechazado la alianza con Dios, y lo reconcilia con el Padre y con la Iglesia, lo vuelve a crear como criatura nueva con la fuerza del Espíritu Santo. La reconciliación también recibe el nombre de penitencia, porque es el sacramento de la conversión del hombre; además del sacramento del perdón de Dios, es el encuentro del corazón que se arrepiente con el Señor que le acoge en la fiesta de la reconciliación. Este encuentro con Cristo, Salvador del mundo, que abrió las puertas del paraíso al buen ladrón, se lleva a cabo por medio de la confesión: toda la vida del pecador se ofrece a la bondad del Señor para que la sane de la angustia, para que la libere del peso de la culpa, para que la confirme en los dones de Dios y para que la renueve con el poder de su amor. A la confesión le responde el perdón divino, obtenido mediante la aplicación de los méritos del sacrificio de Cristo, que se hace presente El mismo en el acontecimiento sacramental con su obra de reconciliación y de paz, y viene a unir al pecador perdonado con el Padre del amor. El Señor, que quiso ser llamado amigo de los pecadores, no desprecia las debilidades ni las resistencias del hombre, sino que las toma en serio hasta el fondo, haciéndose cargo de ellas y ofreciendo, a quien se la pida, la ayuda necesaria para vivir una existencia reconciliada y ser así instrumento de reconciliación entre los hombres…
B. Forte, Pequeña introducción al sacramento, Cinisello B. 1 994, pp.
PARA REZAR
Gracias Señor
Gracias, Señor, por ese mundo lleno de amor que sale a nuestro paso para llenar el corazón con su belleza.
Gracias por el pan que nos das para aplacar el hambre.
Por la risa del niño que se vuelve caricia. Por el mar y la nube.
Por el don de sentir a plenitud la vida.
Gracias por cada hora, aún cuando no todas sean iguales de buenas.
Gracias por el valor de la mariposa que enciende sin conciencia de su
milagro, un pabilo de ensueño.
Gracias, Señor, por los espejos maravillosos del mirar de nuestros
padres y nuestras mentes.
Por la amistad que prolonga ese sereno privilegio de ser hermanos.
Gracias por la lluvia fuerte, por la llovizna bienhechora, por haber
puesto trinos y alas en las ramas. Gracias por cada gota rocío y por el arco iris y por el árbol que madruga su júbilo en el fruto.
Gracias, Señor, por el ayer que se prendió al recuerdo. Por el hoy
que vivimos y por el mañana que nos espera con sus brazos repletos de
misterio.
Gracias, a través de mis labios, desde mi alma, en nombre de aquellos
que se olvidaron de dártelas, en nombre de los que somos y los que seremos.
Gracias por toda la eternidad.
Papa Benedicto XVI – Audiencia general del 27-9-06