Lecturas del Jueves de la 12ª semana del Tiempo Ordinario

23.06.2022

Lecturas del Jueves de la 12ª semana del Tiempo Ordinario

Jueves, 23 de junio de 2022

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Reyes (24,8-17):
Cuando Jeconías subió al trono tenía dieciocho años, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejustá, hija de Elnatán, natural de Jerusalén. Hizo lo que el Señor reprueba, igual que su padre. En aquel tiempo, los oficiales de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron contra Jerusalén y la cercaron. Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén cuando sus oficiales la tenían cercada. Jeconías de Judá se rindió al rey de Babilonia, con su madre, sus ministros, generales y funcionarios. El rey de Babilonia los apresó el año octavo de su reinado. Se llevó los tesoros del templo y del palacio y destrozó todos los utensilios de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el templo según las órdenes del Señor. Deportó a todo Jerusalén, los generales, los ricos -diez mil deportados-, los herreros y cerrajeros; sólo quedó la plebe. Nabucodonosor deportó a Jeconías a Babilonia. Llevó deportados, de Jerusalén a Babilonia, al rey y sus mujeres, sus funcionarios y grandes del reino, todos los ricos -siete mil deportados-, los herreros y cerrajeros -mil deportados-, todos aptos para la guerra. En su lugar nombró rey a su tío Matanías, y le cambió el nombre en Sedecías.
Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 78

Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. 

Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? 

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. 

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. 


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21-29):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio



PARA REFLEXIONAR

  • Dieciocho años tenía Joaquín cuando comenzó a reinar y reinó tres meses en Jerusalén. No tardó en caer en todos los errores de sus predecesores: injusticias sociales, relajación moral, culto a los dioses, política meramente humana, sin ninguna referencia a Dios. En lugar de confiar en el Señor, busca «alianzas» humanas y abandona la «Alianza» divina». Hizo el mal a los ojos del Señor como había hecho su padre y la historia se precipita.
  • La ciudad se rinde. El milagro que se produjo en tiempo de Ezequías no se repite. Es el final de una corta independencia y prosperidad.
  • Nabucodonosor deportó a Babilonia a todos los dignatarios y notables, a todos los herreros y cerrajeros, no dejó más que a la gente pobre del país. Se llevó también todos los tesoros del templo y del palacio real, rompió todos los objetos de oro que había hecho fabricar Salomón para el santuario.
  • Esto es el comienzo del gran «Exilio» que marcará tanto, la historia del pueblo de Israel. Será el tiempo de la purificación y el tiempo de la profundización.
  • Esta vez, no pasó como cuando el rey Ezequías invocó a Dios, para que defendiera a su pueblo de los ejércitos de Senaquerib. Dios saca bien incluso de las miserias humanas y ayuda a aprender las lecciones de la vida para no volver a caer en los mismos errores.

***

  • La afirmación de Jesús es rotunda: «No todo el que me diga: 'Señor, Señor', entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial». Esta afirmación nos pide responsabilidad en nuestra condición de cristianos, al mismo tiempo que la urgencia de dar buen testimonio de la fe.
  • Nuestro compromiso de fe es valioso y no puede limitarse solamente a bellas palabras, sino que debe fundamentarse en la autoridad de las obras, impregnadas de un amor al estilo de Jesús.
  • Jesús es Aquel que posee autoridad moral por excelencia. Sus palabras están perfectamente respaldadas por su forma de vida. Hace lo que dice y dice lo que hace con total transparencia. Teoría y práctica confluyen coherentemente en el modo de obrar de Jesús y esto despertaba asombro en sus conciudadanos.
  • Esa es precisamente la invitación a sus seguidores. Que respaldemos con la vida nuestras palabras y los discursos, y de ese modo seamos creíbles. Desde la coherencia de nuestra vida los ambientes en que nos movemos podrán alcanzar coherencia de vida entre sus principios, sus actitudes y acciones.
  • No es una tarea que se realiza simplemente por la puesta en práctica de un método, o por llevar adelante ciertos principios teóricos. La coherencia evangélica necesita de la apertura a la gracia para que Dios nos regale la unidad interna que necesitamos.
  • No son las palabras ni las oraciones sin compromiso, ni la pura acción, sino el trabajo por vivir según el proyecto de Dios sostenidos por su gracia. Nuestra oración debería expresar siempre nuestro deseo de obrar el bien y la petición de ayuda, porque reconocemos nuestra debilidad para lograrlo.


PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo hablo y actúo en mi vida como cristiano?
  • ¿Cómo concreto mi testimonio?
  • ¿Cómo concreto el mandamiento del amor en mi vida personal, familiar, laboral, etc.?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor que pueda amar con gratuidad


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

..."Libre significa: alegre y afectuosamente, sin temor y de modo abierto, dando gratuitamente lo que hemos recibido de manera gratuita, sin aceptar compensaciones, premios o gratitud.

La alegría debería ser uno de los aspectos principales de nuestra vida religiosa. Quien da con alegría da mucho. La alegría es el signo distintivo de una persona generosa y mortificada que, olvidándose de todas las cosas y hasta de sí misma, busca complacer a Dios en todo lo que hace por los hermanos. A menudo es un manto que esconde una vida de sacrificio, de continua unión con Dios, de fervor y de generosidad.

«Que habite la alegría en vosotros», dice Jesús. ¿Qué es esta alegría de Jesús? Es el resultado de su continua unión con Dios cumpliendo la voluntad del Padre. Esa alegría es el fruto de la unión con Dios, de una vida en la presencia de Dios. Vivir en la presencia de Dios nos llena de alegría. Dios es alegría. Para darnos esa alegría se hizo hombre Jesús. María fue la primera en recibir a Jesús: «Exulta mi espíritu en Dios mi salvador». El niño saltó de alegría en el seno de Isabel porque María le llevaba a Jesús. En Belén, todos estaban llenos de alegría: los pastores, los ángeles, los reyes magos, José y María. La alegría era también el signo característico de los primeros cristianos. Durante la persecución, se buscaba a los que tenían esta alegría radiante en el rostro. A partir de esta particular alegría veían quiénes eran los cristianos y así los perseguían.

San Pablo, cuyo celo intentamos imitar, era un apóstol de la alegría. Exhortaba a los primeros cristianos a que «se alegraran siempre en el Señor». Toda la vida de Pablo puede ser resumida en una frase: «Pertenezco a Cristo. Nada puede separarme del amor de Cristo, ni el sufrimiento, ni la persecución, nada. Ya no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí». Esa es la razón de que san Pablo estuviera tan lleno de alegría"...

Madre Teresa, Meditazioni spirituali, Milán, 30ss


PARA REZAR

Señor ayúdame

Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes.
Y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna no permitas que pierda la felicidad.
Si me das fuerza no permitas que pierda la razón.
Si me das éxito, no permitas que pierda la humildad.
Si me das humildad, no permitas que pierda la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a
los demás por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo
y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo.
Ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte.
Y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de TI, Tú no te olvides de mí.

María Eugenia Ochoa Medina


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