Lecturas de lunes de la IX Semana del Tiempo Ordinario

03.06.2024

Lecturas de lunes de la IX Semana del Tiempo Ordinario

03 Jun 2024

Primera Lectura

Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pedro (1,1-7):

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como a nosotros. Crezca vuestra gracia y paz por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor. Su divino poder nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y a la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado con su propia gloria y potencia. Con eso nos ha dado los inapreciables y extraordinarios bienes prometidos, con los cuales podéis escapar de la corrupción que reina en el mundo por la ambición, y participar del mismo ser de Dios. En vista de eso, poned todo empeño en añadir a vuestra fe la honradez, a la honradez el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor.

Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 90

Dios mío, confío en ti

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» 

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación.» 

«Lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.» 


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: «Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: «Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia.» Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Que hará el dueño de la viña? Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»?»
Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.

Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio

Por el Padre Daniel Manzuc


Por Monseñor Munilla


PARA REFLEXIONAR

Comienza la carta atribuida a san Pedro con el deseo habitual que se daban los primeros cristianos: gracia y paz. La «gracia» es el don de la bondad divina y la «paz» es el sentimiento de plenitud que se experimenta al estar en amistad con Dios y con los hermanos.
El fragmento de hoy de esta segunda carta comienza y termina subrayando la importancia de conocer a Dios y a Jesús. En este conocimiento se centra la vocación cristiana y es lo que nos proporciona la gracia y paz.
El autor presenta un conocimiento que va más allá de una fe en unos enunciados abstractos o de una fe en una persona, a la que se accede sólo por el entendimiento o por el recuerdo.
El autor quiere distinguir el conocimiento de la fe del conocimiento «gnóstico» para el cual la salvación reside en el simple conocimiento intelectual de Dios sin otras consecuencias prácticas. La participación de la naturaleza divina no es una evasión, ni un «conocimiento abstracto» ineficaz; se concretiza en siete virtudes prácticas. La práctica de las virtudes hará crecer el conocimiento, haciéndolo a la vez activo y fructífero.
Tampoco hay que caer en el extremo de considerar que estas virtudes nos alcanzarán la participación en la naturaleza divina. Todo es un don de la gracia de Dios.
El discípulo es alguien que desde un «conocimiento» pleno y agradecido toma conciencia de que es amado de modo preferencial por Dios y decide ser coherente con esa gracia que actúa y que es más fuerte que «la corrupción que las pasiones han introducido en el mundo»

***

  • En el evangelio estamos leyendo los últimos días de la vida de Jesús en Jerusalén, en los que se dan una marcada y creciente ruptura con los representantes oficiales de Israel.
  • Jesús con mucha valentía dedica a sus enemigos la parábola de los viñadores, con la que les dice que ya conoce los planes que tienen para eliminarlo. Ellos se dan por aludidos, porque «veían que la parábola iba por ellos».
  • Los labradores, a quienes se les ha encomendado el cuidado de la viña, representan a las autoridades. El dueño es el propietario que se ausenta dejando su viña en manos de estos labradores. Pero la ausencia del dueño no es señal de desinterés por la viña, pues éste envía a su tiempo a sus siervos para percibir de los labradores su tanto de la cosecha de uva.
  • La reacción de los labradores es sorprendente: éstos desatan una violencia creciente contra los siervos enviados por el dueño.
  • Pero Dios no responde con violencia a la violencia, sino que, esperando su conversión, llega hasta el colmo de enviarles a su hijo, creyendo que a éste al menos lo respetarían. Los dirigentes de Israel ven en este gesto de generosidad del dueño de la viña la ocasión propicia para acabar no sólo con el heredero que es Jesús, sino para quedarse con la herencia, arrojando fuera de la viña al hijo asesinado.
  • Esta dura parábola nació como la expresión del agudo conflicto al que había llegado Jesús con los dirigentes de su pueblo. Jesús causó tanto odio en ellos, que fue condenado y asesinado por todos los que veían en su ministerio una amenaza para sus conveniencias políticas cargadas de injusticia. Ellos son los primeros responsables de su muerte y por lo tanto son sus asesinos.
  • La oferta de Jesús de una sociedad alternativa, solidaria, justa e igualitaria, chocó con los intereses del sistema y choca con los intereses de muchos. Se hace necesario estar convencidos de que el Reino de Dios es la propuesta de nuestro Padre, necesaria para que este mundo viva según un proyecto de justicia que dignifique la vida.
  • Ante el rechazo Cristo no busca un término medio ni limosnea influencias, poder o prestigio. El rechazo que sufre es la lógica consecuencia de la coherencia en sus palabras y actitudes. Ser rechazado por los influyentes y entendidos, en el caso de Cristo y de los cristianos, no es otra cosa sino la señal de elección divina.
  • Aunque a veces cuesta bastante verlo así, si somos sinceros, descubrimos que no matamos al Hijo ni lo despreciamos, pero tampoco lo seguimos tal vez con toda la coherencia que merece. A pesar de las incomodidades que nos pueda traer, nuestra vida de fe debe consistir en trabajar, así como Jesús lo hizo, para hacer de la vida de este mundo el espacio verdadero de la manifestación de Dios, y el lugar donde todos podamos vivir plenamente como hermanos y constructores de un mundo nuevo.


PARA DISCERNIR

  • ¿Somos una viña que da los frutos que Dios espera?
  • ¿Sabemos darnos cuenta del tiempo oportuno de la gracia, que Dios nos ofrece?
  • ¿Aprovechamos de la fuerza salvadora de la Palabra de Dios y de la Eucaristía?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

La obra del Señor es admirable a nuestros ojos


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

"Todavía le faltaba enviar a alguien: a su Hijo muy amado"

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza (Gn 1,26), lo honró con el conocimiento de sí mismo, lo dotó de razón, por encima de los demás seres vivos, le otorgó poder gozar de la increíble belleza del paraíso y lo constituyó, finalmente, rey de toda la creación. Después, aunque el hombre cayó en el pecado, engañado por la serpiente, y, por el pecado, en la muerte y en las miserias que acompañan al pecado, a pesar de ello, Dios no lo abandonó; al contrario, le dio primero la ley, para que le sirviese de ayuda, lo puso bajo la custodia y vigilancia de los ángeles, le envió a los profetas, para que le echasen en cara sus pecados y le mostrasen el camino del bien. (…)

La bondad del Señor no nos dejó abandonados y, aunque nuestra insensatez nos llevó a despreciar sus honores, no se extinguió su amor por nosotros, a pesar de habernos mostrado rebeldes para con nuestro bienhechor; por el contrario, fuimos rescatados de la muerte y restituidos a la vida por el mismo nuestro Señor Jesucristo; y la manera como lo hizo es lo que más excita nuestra admiración. En efecto, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo (Ef. 2,6-7). Más aún, soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores, fue traspasado por nuestras rebeliones, sus cicatrices nos curaron (Is 53,4-5); además, nos rescató de la maldición, haciéndose por nosotros un maldito (Ga 3,13), y sufrió la muerte más ignominiosa para llevarnos a una vida gloriosa.

Y no se contentó con volver a dar vida a los que estaban muertos, sino que los hizo también partícipes de su divinidad y les preparó un descanso eterno y una felicidad que supera toda imaginación humana. ¿Cómo pagaremos, pues, al Señor todo el bien que nos ha hecho? (Sal. 115, 12) Es tan bueno que la única paga que exige es que lo amemos por todo lo que nos ha dado.

San Basilio (c. 330-379) – monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia – Grandes Reglas monásticas, § 2


PARA REZAR

Una oración de acción de gracias

Te damos gracias, Señor,
por no dejarnos descansar frente a injusticias
como las del sistema comercial mundial.
Demos gracias a Dios.
Te damos gracias por instarnos a crecer y a cambiar,
a hacer frente a la verdad y a responder con actos firmes.
Demos gracias a Dios.
Te damos gracias por llamarnos a todos
a una comunidad mundial que cuida y tiene esperanza,
que lucha y no descansa hasta que se haga tu voluntad.
Demos gracias a Dios.
Te damos gracias por no dejarnos nunca solos
en nuestro viaje hacia la belleza y la libertad de tu reino.
Demos hoy gracias a Dios.
Amén.

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