Lecturas de hoy Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

25.11.2022

Lecturas de hoy Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, viernes, 25 de noviembre de 2022

Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (20,1-4.11-15):
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Sujetó al dragón, la antigua serpiente, o sea, el Diablo o Satanás, y lo encadenó por mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no extravíe a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que ser desatado por un poco de tiempo. Vi unos tronos y se sentaron sobre ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente ni en la mano. Estos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.
Vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros. El mar devolvió a sus muertos, Muerte y Abismo devolvieron a sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después, Muerte y Abismo fueron arrojados al lago de fuego -el lago de fuego es la muerte segunda-. Y si alguien no estaba escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 83

He aquí la morada de Dios entre los hombres.

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. 

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. 

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte. 


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio de hoy



PARA REFLEXIONAR

  • Continúan las visiones enigmáticas. Después de la caída de la ciudad perseguidora, los reyes de la tierra, la bestia..., ahora es Satanás mismo el que es castigado. El «dragón, que es la antigua serpiente, el diablo o Satanás», es arrojado al abismo, aunque luego estará «suelto por un poco de tiempo». El juicio empieza así: por el aniquilamiento del Mal, Juan describe la escena de la Audiencia, de modo solemne: la sede, el juez, los documentos, los acusados.
  • El mensaje principal es que el juicio va a ser serio y universal, por parte del que está sentado en el gran trono blanco. Cada uno será juzgado «según sus obras, escritas en los libros». Los muertos fueron juzgados conforme a sus obras y según lo escrito en los libros.
  • Los que han sido seguidores del Malo, serán «arrojados al lago de fuego, junto con la Muerte y el Abismo». Pero los que han dado testimonio de Jesús y «no han rendido homenaje a la bestia y a su imagen y no llevan su señal», pasarán a la vida, formando parte del «cielo nuevo y la tierra nueva, la ciudad santa, la nueva Jerusalén», a la que el vidente contempla como «enviada de Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo».
  • La salvación o la condenación no son una arbitrariedad de Dios el día en que nos juzgue, hoy, estamos construyendo el Juicio.

***

  • El pueblo se congrega en torno a Jesús para escucharlo. En el pasaje que hoy quiere mostrarles de qué modo se debe leer la realidad. Usando una metáfora fácilmente comprensible para su audiencia campesina muestra que del mismo modo que un árbol anuncia sus frutos por medio de las flores y los retoños, de la misma manera, la realidad muestra signos de lo que vendrá. Se trata de descubrir en el presente los signos de los acontecimientos que están por venir.
  • Jesús inauguró ya hace dos mil años el Reino de Dios. Cayó Jerusalén. Luego cayó Roma. Más tarde otros muchos imperios e ideologías. La comunidad de discípulos de Jesús, generación tras generación, intenta transmitir al mundo sus valores, evangelizarlo, para que el árbol dé frutos y la salvación alcance a todos. El reino de Dios todavía está madurando, y no ha alcanzado su plenitud. El reino de Dios se trata de una realidad que no irrumpe abruptamente sino que se va abriendo paso como la savia que hace brotar hojas nuevas en los árboles después de los fríos del invierno.
  • La comparación que Jesús propone advierte al pueblo sobre los peligros que lleva el asegurarse únicamente en las garantías que ofrece un gran templo, la provisión económica, las conveniencias políticas y la solidez de unas grandes murallas. Estas seguridades los volverán ciegos ante los signos del Reino que Dios suscitaba en medio de ellos.
  • La realización plena del Reino de Dios, puede ser desde ahora adelantada cada vez que vivimos algo de ese Reino, en el hoy de nuestra historia. Lo que se nos exige es estar atentos a los signos de los tiempos, donde se hace visible esa cercanía del Reino de Dios en una actitud de discernimiento permanente.
  • Nuestra vida se mueve entre una historia y un proyecto. La invitación del Señor es a aprender de las lecciones del pasado, con deseo de superación. Pero, sobre todo, a vivir intensamente el presente, el único instante que tenemos en nuestras manos para construir. No podemos estancarnos por nostalgia del pasado, ni por miedo a lo que puede llegar en el porvenir. El mejor camino para afrontar el futuro es viviendo intensamente el momento presente. La vida eterna se construye hoy.
  • Es necesario comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones. En el fondo, no debemos esperar encontrar la fecha de cumplimientos de profecías viejas o premoniciones cabalísticas: es la cercanía o lejanía del Reino lo que nosotros podemos y debemos discernir de entre los signos de los tiempos.
  • Vivimos muchas veces bajo el peso de las pruebas y de las incomprensiones, del dolor y del mismo pecado; sin embargo Jesús nos invita a levantarnos, a alzar la cabeza.
  • Lo que aparentemente puede aparecer como destrucción y dolor, para los creyentes, por el contrario, se nos presenta como el comienzo de una nueva posibilidad que Dios está ofreciendo. Permanezcamos vigilantes porque cada momento de nuestra vida puede ser un paso de Dios, un tiempo de gracia y de encuentro con el Dios que nos salva.


PARA DISCERNIR

  • ¿Me detengo a leer los signos de la realidad?
  • ¿Soy capaz de mirar el futuro a partir de lo que sucede hoy?
  • ¿Dejo madurar las experiencias para que sean fermento del futuro?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Felices los que encuentran su fuerza en ti


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Párrafos de la homilía del Papa Francisco sobre el Evangelio del día el año 2013.

El Papa centró su reflexión en el pasaje evangélico de Lucas (21, 29-33) propuesto durante la liturgia, donde el Señor «con ejemplos sencillos enseña a los discípulos a comprender lo que sucede». En este caso, Jesús invita a observar «la planta de higo y todos los árboles», porque cuando brotan se comprende que el verano está cerca. En otros contextos el Señor usa ejemplos análogos para reprender a los fariseos que no quieren comprender «los signos de los tiempos»; quienes no ven «el paso de Dios en la historia», en la historia del pueblo de Israel, en la historia del corazón del hombre, «en la historia de la humanidad».

La enseñanza, según el Santo Padre, es que «Jesús con palabras sencillas alienta a pensar para comprender». Y es una invitación a pensar «no sólo con la cabeza», sino también «con el corazón, con el espíritu», con todo nosotros mismos. Es esto, precisamente, "pensar en cristiano", para poder «comprender los signos de los tiempos». Y a quienes no comprenden, como sucede en el caso de los discípulos de Emaús, Cristo les define «necios y tardos de corazón». Porque -explicó- quien «no comprende las cosas de Dios es una persona así», necia y dura de entendimiento, mientras que «el Señor quiere que comprendamos lo que sucede en nuestro corazón, en nuestra vida, en el mundo, en la historia»; y entendamos «el significado de lo que sucede ahora». En efecto, en las respuestas a estas preguntas es donde podemos individuar «los signos de los tiempos».

Sin embargo, no siempre las cosas suceden así. Hay un enemigo al acecho. Es «el espíritu del mundo», que -recordó el Papa- «nos hace otras propuestas». Porque «no nos quiere como pueblo, nos quiere masa. Sin pensamiento y sin libertad». El espíritu del mundo, en esencia, nos empuja a lo largo de «un camino de uniformidad, pero sin ese espíritu que forma el cuerpo de un pueblo», tratándonos «como si no tuviésemos la capacidad de pensar, como personas sin libertad». Al respecto el Papa Francisco clarificó expresamente los mecanismos de persuasión oculta: existe un determinado modo de pensar que debe ser impuesto, «se hace publicidad de este pensamiento» y «se debe pensar» de ese modo. Es «el pensamiento uniforme, el pensamiento homogéneo, el pensamiento débil»; lamentablemente, un pensamiento «muy difundido», comentó el Obispo de Roma.

En la práctica «el espíritu del mundo no quiere que nos preguntemos delante de Dios: ¿por qué sucede ésto?». Y para distraernos de las preguntas esenciales, «nos propone un pensamiento pret-à-porter, según nuestros gustos: yo pienso como me gusta». Este modo de pensar «es correcto» para el espíritu del mundo; mientras que lo que él «no quiere es lo que nos pide Jesús: el pensamiento libre, el pensamiento de un hombre y de una mujer que son parte del pueblo de Dios». Por lo demás, «la salvación ha sido precisamente ésta: hacernos pueblo, pueblo de Dios. Tener libertad». Porque «Jesús nos pide que pensemos libremente, pensar para comprender lo que sucede».

Cierto, advirtió el Papa Francisco, «solos no podemos» hacer todo: «necesitamos la ayuda del Señor, necesitamos al Espíritu Santo para comprender los signos de los tiempos». En efecto, es precisamente el Espíritu quien nos dona «la inteligencia para comprender». Se trata de un regalo personal realizado a cada hombre, gracias al cual «yo debo comprender por qué me sucede esto a mí» y «cuál es el camino que el Señor quiere» para mi vida. De aquí la exhortación conclusiva a «pedir al Señor Jesús la gracia que nos envíe su espíritu de inteligencia», para que «no tengamos un pensamiento débil, un pensamiento uniforme, un pensamiento según nuestros gustos», para tener, en cambio, «sólo un pensamiento según Dios». Y «con este pensamiento -de mente, de corazón y de alma- que es don del Espíritu», buscar comprender «qué significan las cosas, comprender bien los signos de los tiempos».


PARA REZAR

Confesamos, Señor,
que nos hemos preocupado,
por las muchas demandas que
esta vida tiene.
Que nos hemos afanado
por buscar la comodidad
que la sociedad ofrece,
que nos enredamos en
competencias desleales,
anulando la vida de otros y otras
sin importarnos su dolor.
Que el activismo nos ha aturdido
de tal manera que
hemos perdido la bendición de tu presencia.
Ayúdanos a ver que
"sólo una cosa es necesaria"
y esa es tu Presencia,
que nos consuela, inspira y
compromete a trabajar por tu reino.
fortalece nuestra decisión
de caminar contigo,
y la seguridad de que nada ni nadie
nos apartará de tu lado. AMEN

Elizabeth Hernández Carrillo


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