Lecturas de hoy Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

01.12.2023

Lecturas de hoy Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, viernes, 1 de diciembre de 2023

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (7,2-14):
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Palabra de Dios


Salmo del Día

Daniel 3

Ensalzadlo con himnos por los siglos

Montes y cumbres,
bendecid al Señor. 

Cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor. 

Manantiales,
bendecid al Señor. 

Mares y ríos,
bendecid al Señor. 

Cetáceos y peces,
bendecid al Señor. 

Aves del cielo,
bendecid al Señor. 

Fieras y ganados,
bendecid al Señor. 



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):
En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»
Palabra del Señor



Reflexión del Evangelio de hoy

Por el Padre Daniel Manzuc


Por Monseñor Munilla



PARA REFLEXIONAR

  • Por la deslumbrante riqueza de las imágenes, por la fuerza profética y por la profundidad teológica de los temas el capítulo VII de Daniel, que meditamos hoy y mañana sábado, es el más importante de toda la apocalíptica bíblica. Ahora es Daniel quien tiene una «visión nocturna», llena de simbolismos extraños.
  • El mar, en la Escritura es símbolo del abismo, del caos, de la maldad. De él surgen cuatro bestias que detentarán el poder en el mundo. Estos cuatro animales describen los cuatro imperios sucesivos: el babilónico, el de los medos, el de los persas y el griego, de Alejandro y sus sucesores seléucidas, con sus «diez cuernos», tantos como reyes de aquella dinastía. Pero de esas bestias no puede esperarse ni la salvación ni la paz. Lo único que hacen es destruir, pisotear, triturar a las naciones. Pero a una bestia, que además de hacer todos esos males profiere blasfemias, se ordena matarla, descuartizarla y echarla al fuego. También aquí se detiene más el vidente en el reinado último, el de Antíoco, su contemporáneo, al que describe como más cruel y feroz que nadie.
  • Pero lo importante es la visión del trono de Dios, los miles y miles de seres que le aclaman y, finalmente, la aparición de «una especie de hombre que viene entre las nubes del cielo: a él se le dio poder, honor y reino. Su reino no acabará». Todo poder viene de Dios, de lo alto, no de lo bajo, de la maldad. Y ha sido puesto por Dios para regir al pueblo y no para destruir a los suyos. Todo reino es pasajero; sólo «Una especie de hombre», «uno con la apariencia de hombre». «un hijo de hombre», que no viene del abismo sino entre las nubes del cielo, Aquel que procede de Dios y ha puesto su morada entre nosotros, posee un Reino que jamás será destruido, pues no actuará sino bajo la guía del Espíritu del mismo Dios.
  • Jesús, el Mesías, es el que sabe interpretar la historia, el que recibe el reino perpetuo y aparecerá al final como Juez supremo de la humanidad.
  • La lectura de Daniel es una invitación a tener una mirada profética hacia el futuro, al final de los tiempos, con el reinado universal y definitivo de Cristo, el Triunfador de la muerte.

***

  • El pueblo se congrega en torno a Jesús para escucharlo. En el pasaje que hoy quiere mostrarles de qué modo se debe leer la realidad. Usando una metáfora fácilmente comprensible para su audiencia campesina muestra que del mismo modo que un árbol anuncia sus frutos por medio de las flores y los retoños, de la misma manera, la realidad muestra signos de lo que vendrá. Se trata de descubrir en el presente los signos de los acontecimientos que están por venir.
  • Jesús inauguró ya hace dos mil años el Reino de Dios. Cayó Jerusalén. Luego cayó Roma. Más tarde otros muchos imperios e ideologías. La comunidad de discípulos de Jesús, generación tras generación, intenta transmitir al mundo sus valores, evangelizarlo, para que el árbol dé frutos y la salvación alcance a todos. El reino de Dios todavía está madurando, y no ha alcanzado su plenitud. El reino de Dios se trata de una realidad que no irrumpe abruptamente sino que se va abriendo paso como la savia que hace brotar hojas nuevas en los árboles después de los fríos del invierno.
  • La comparación que Jesús propone advierte al pueblo sobre los peligros que lleva el asegurarse únicamente en las garantías que ofrece un gran templo, la provisión económica, las conveniencias políticas y la solidez de unas grandes murallas. Estas seguridades los volverán ciegos ante los signos del Reino que Dios suscitaba en medio de ellos.
  • La realización plena del Reino de Dios, puede ser desde ahora adelantada cada vez que vivimos algo de ese Reino, en el hoy de nuestra historia. Lo que se nos exige es estar atentos a los signos de los tiempos, donde se hace visible esa cercanía del Reino de Dios en una actitud de discernimiento permanente.
  • Nuestra vida se mueve entre una historia y un proyecto. La invitación del Señor es a aprender de las lecciones del pasado, con deseo de superación. Pero, sobre todo, a vivir intensamente el presente, el único instante que tenemos en nuestras manos para construir. No podemos estancarnos por nostalgia del pasado, ni por miedo a lo que puede llegar en el porvenir. El mejor camino para afrontar el futuro es viviendo intensamente el momento presente. La vida eterna se construye hoy.
  • Es necesario comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones. En el fondo, no debemos esperar encontrar la fecha de cumplimientos de profecías viejas o premoniciones cabalísticas: es la cercanía o lejanía del Reino lo que nosotros podemos y debemos discernir de entre los signos de los tiempos.
  • Vivimos muchas veces bajo el peso de las pruebas y de las incomprensiones, del dolor y del mismo pecado; sin embargo Jesús nos invita a levantarnos, a alzar la cabeza.
  • Lo que aparentemente puede aparecer como destrucción y dolor, para los creyentes, por el contrario, se nos presenta como el comienzo de una nueva posibilidad que Dios está ofreciendo. Permanezcamos vigilantes porque cada momento de nuestra vida puede ser un paso de Dios, un tiempo de gracia y de encuentro con el Dios que nos salva.


PARA DISCERNIR

  • ¿Me detengo a leer los signos de la realidad?
  • ¿Soy capaz de mirar el futuro a partir de lo que sucede hoy?
  • ¿Dejo madurar las experiencias para que sean fermento del futuro?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Tu palabra Señor es luz para mis pasos


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«El verano está cerca»

«Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis años, para que comprenda lo caduco que soy» (Sl 38,5). Si me hicieras conocer mi fin, dice el salmista, si me hicieras conocer cuál es el número de mis días, por ahí mismo podré saber lo que me falta. Y es posible que a través de estas palabras quiera también indicar eso: todo oficio tiene una finalidad. Por ejemplo, la finalidad de una empresa constructora es construir una casa; la finalidad de un astillero es construir un buque capaz de enfrentarse con las olas del mar y soportar los azotes de los vientos; y la finalidad de cada oficio es llegar a una cosa parecida a la que el mismo oficio parece inventado. Quizás es así que nuestra vida y la del mundo entero tiene una cierta finalidad con la cual hacemos todo lo que se hace en nuestra vida, o por la cual el mismo mundo ha sido creado o subsiste. El apóstol Pablo se acuerda de esta finalidad cuando dice: «Seguidamente vendrá el fin, cuando entregue el Reino a Dios Padre» (1Co 15,24). Ciertamente que hay que apresurarse hacia este fin puesto que es el precio mismo de la obra por la cual somos creados por Dios.

De la misma manera que nuestro organismo corporal, pequeño y reducido al nacer, es, sin embargo estimulado y tiende al término de su grandeza creciendo en edad, y también así como nuestra alma se expresa primero a través de un lenguaje balbuciente y más claro después para, en fin, llegar a una perfecta y correcta manera de expresión, también es cierto que toda nuestra vida comienza en el presente de esta manera: primero como balbuciente entre los hombres sobre la tierra, pero se acaba y llega a su cumbre en los cielos cerca de Dios.

Por este motivo el profeta desea conocer la finalidad por la cual ha sido hecho para que, mirando el fin, examinando sus días y considerando su perfección, ve todo lo que le falta en relación con este fin hacia el cual tiende… Es como si los que salieron de Egipto hubieran dicho: «Hazme conocer, Señor, mi fin» que es una tierra buena y una tierra santa, «y el número de mis días» por los que ando «para que conozca lo caduco que soy», y cuánto me falta hasta llegar a la tierra santa que me tienes prometida.

Comentario del Evangelio por Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo – 1ª homilía sobre el salmo 38


PARA REZAR

Confesamos, Señor,
que nos hemos preocupado,
por las muchas demandas que
esta vida tiene.


Que nos hemos afanado
por buscar la comodidad
que la sociedad ofrece,
que nos enredamos en
competencias desleales,
anulando la vida de otros y otras
sin importarnos su dolor.
Que el activismo nos ha aturdido
de tal manera que
hemos perdido la bendición de tu presencia.
Ayúdanos a ver que
"sólo una cosa es necesaria"
y esa es tu Presencia,
que nos consuela, inspira y
compromete a trabajar por tu reino.
fortalece nuestra decisión
de caminar contigo,
y la seguridad de que nada ni nadie
nos apartará de tu lado.

Amén


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