Lecturas de hoy Viernes de la 23ª semana del Tiempo Ordinario
Lecturas de hoy Viernes de la 23ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 9 de septiembre de 2022
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (9,16-19.22b-27):
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Ya sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio. Corred así: para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de privaciones. Ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita. Por eso corro yo, pero no al azar; boxeo, pero no contra el aire; mis golpes van a mi cuerpo y lo tengo a mi servicio, no sea que, después de predicar a los otros, me descalifiquen a mí.
Palabra de Dios
Salmo del Día
¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,39-42):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo," sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de hoy
PARA REFLEXIONAR
- En este fragmento de la carta que leemos hoy, nos encontramos a san Pablo obligado a defender no tanto su propia persona, sino su obra de apóstol en medio de la comunidad cristiana de Corinto. Pablo se vio acusado por algunos de obrar por interés en el ejercicio de su ministerio, como si estuviese buscando alguna recompensa material o una afirmación personal; y por eso reacciona.
- El apóstol se ha puesto libremente al servicio del Señor, predicar el Evangelio es una obligación para él, por eso puede expresar: "¡Pobre de mí si no anunciara el Evangelio!" Así las amenazas que pesan sobre él, lejos de menguar su espíritu misionero, lo invitan a tomar nuevas iniciativas apostólicas.
- La única recompensa que espera es la de predicar gratuitamente el Evangelio, que, de manera gratuita, le ha sido confiado.
- En la cima de todas sus preocupaciones descubrimos ese santo orgullo que lo lleva a decir: "Todo esto lo hago por el Evangelio", manifestándonos así la entrega a su ministerio generosa y desinteresada.
***
- Este texto también forma parte de la enseñanza que comienza con las bienaventuranzas. Lucas lo presenta con el fin de configurar el comportamiento de todo aquel que quiera ser seguidor de Jesús. En este tercer fragmento del «discurso del llano» de Lucas, las enseñanzas sobre el ciego que guía a otro ciego y la de los árboles que dan buenos o malos frutos se aplican a todos, empezando por los mismos discípulos, que de este modo son invitados a hacerse autocrítica seria.
- El discípulo está llamado a ser guía, a orientar. Para poder hacerlo, debe aprender. Sólo el aprendizaje hace del discípulo un buen maestro. Quien quiera conducir a su prójimo por el camino del amor, de la fidelidad, de la rectitud, antes debe dejarse conducir por Cristo por el mismo camino.
- El camino de perfección no es algo inventado por el hombre. Jesús va delante de nosotros tomando la iniciativa, renunciado a ser juez de los demás, e invitándonos con amor al reconocimiento de nuestro propio pecado; con la esperanza de que siendo hombres nuevos, tengamos el derecho de proponer a los demás un cambio en su vida.
- Lucas aborda el tema concreto del aprendizaje de una manera gráfica: la viga en el ojo propio ilustra la inclinación que experimentamos a criticar, y a encontrar defectos en el prójimo, sin ser capaces de una seria mirada sobre los propios defectos.
- Lucas marca para el discípulo una línea del comportamiento desde una actitud positiva y creativa con un ejemplo tomado de las leyes que rigen en la naturaleza. Como cada árbol y cada especie vegetal, cada persona debe saber desarrollar sus capacidades y dar sus frutos. Si lo que llevamos dentro es «tesoro de bondad», lo que aflorará serán frutos de bondad, mientras que si llevamos «tesoro de maldad», los frutos serán de maldad. En vez de fijarse en los defectos de los demás, el discípulo es aquél que mirando, asumiendo y buscando transformar los propios, llega a ser fructífero.
- Sólo si se logra superar las fallas personales se podrá tener una visión suficientemente aguda como para ayudar a los hermanos. Jesús no prohíbe la formación de un juicio moral sobre el comportamiento del ser humano; lo que condena es todo intento de corregir a los demás sin antes haberse aplicado a sí mismo la corrección.
- Jesús señala que un discípulo del Reino necesita ser lúcido, permaneciendo en una continua conversión personal.
- El que se tiene por guía debe «ver» bien. Sólo un ser humano libre y consciente, es capaz de guiar a los demás. En la medida que siga envuelto en ambiciones, egoísmos y violencias no será capaz de ver. Mientras no adquiramos una mirada misericordiosa y sobria con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con toda la realidad, no estaremos en condiciones de cambiar nada.
PARA DISCERNIR
- ¿Miro con facilidad los defectos ajenos?
- ¿Soy consciente de mis fallas y defectos?
- ¿Soy comprensivo y misericordioso con mis límites y errores, y con los de los demás?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero anunciarte Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
..."No es fácil hablar de la humildad; para poder hacerlo, es preciso penetrar a través de un muro de incomprensión y de resistencia -por doquier y en todos los tiempos, también en el nuestro-. Nietzsche se erigió en portavoz del pensamiento de muchos cuando atacó con auténtico furor la humildad, en la que él veía la esencia del cristianismo: en su opinión, era la actitud de los débiles, de los fracasados, de los esclavos, que habían convertido su mezquindad en virtud.
Pero ¿qué es en realidad la humildad? Se trata de una virtud que forma parte de la fortaleza. Sólo quien es fuerte puede ser realmente humilde. Su fuerza no se pliega a la constricción, sino que se inclina libremente para servir a quien es más débil, a quien es inferior. Por lo demás, la humildad no puede tener su origen en el hombre, sino en Dios. Dios es el primer humilde. Dios es tan grande, tan fuera de toda posibilidad de que cualquier poder pueda constreñirle, que puede «permitirse» -si se me permite hablar de este modo- ser humilde. La grandeza le es esencial; por consiguiente, sólo él puede arriesgarse a rebajar esta grandeza suya hasta la humildad"...
R. Guardini, El mensaje de San Juan, Brescia 1984, pp. 24ss.
PARA REZAR