
Lecturas de hoy Miércoles de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Lecturas de hoy Miércoles de la 33ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 22 de noviembre de 2023
Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Macabeos (7,1.20-31):
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Pero ninguno más admirable y digno de recuerdo que la madre. Viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor.
Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua: «Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno; yo no os di el aliento ni la vida, ni ordené los elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley.»
Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando. Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo, no sólo con palabras, sino que le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le daría algún cargo. Pero como el muchacho no hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien.
Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo; se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma: «Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié tres años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y verás que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el hombre. No temas a ese verdugo, no desmerezcas de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos.»
Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo: «¿Qué esperáis? No me someto al decreto real. Yo obedezco los decretos de la ley dada a nuestros antepasados por medio de Moisés. Pero tú, que has tramado toda clase de crímenes contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios.»
Palabra de Dios
Salmo del Día
Salmo 16
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,11-28):
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo." Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey." Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez." Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades." El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco." A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades." El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras." Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez." Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas." "Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.' Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia."»
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de hoy
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
Guías para la lectura:
Para entender esta parábola de Jesús, dos cosas previas: la opinión común por entonces es que con la llegada del "Mesías" se restablecería el reinado de Israel sobre las naciones (19,11; Hch 1,6) y después comenzaría el reinado de Dios sobre la tierra, y es probable que la primera parte de la parábola (Lc 19,12-14) aluda a un episodio de la época, el viaje de Herodes Antipas a Roma para ser coronado rey de Galilea por el emperador romano y, a la vez, el viaje de una delegación judía para que comunicara su oposición a esta coronación.
Una vez que el hombre de la parábola regresa coronado rey, exige el cumplimiento de sus responsabilidades a tres servidores: dos son encontrados responsables y el tercero, irresponsable.
Jesús enseña que la instauración definitiva del Reino de Dios no se producirá de inmediato, sino que habrá un tiempo de espera antes de que él vuelva como rey glorioso (21,27), tiempo que no sabemos cuánto pero no importa lo que sea, porque al llegar va a exigir el rendimiento de las capacidades que otorgó a cada uno, las que en la parábola están representadas por las monedas de plata que el dueño de casa repartió entre sus servidores.
Por tanto, en ese espacio de tiempo, mientras el reinado de Dios camina a su plenitud (13, 18-21), los discípulos deben esforzarse por hacer fructificar todos los bienes que recibieron de su Señor (12, 35-48).
Cuando se produzca su regreso y tarde lo que tarde, cada uno deberá dar cuenta de lo que ha obtenido (2 Cor 5,10).
Meditación | ¿Qué me dice el texto bíblico?
Preguntas para la meditación:
- ¿Especulo con la segunda venida el Señor?
- ¿Estoy preocupado por la administración que hago de los dones recibidos de Dios?
- ¿Cuál es el motivo de los dones que tengo por la gracia de Dios?
Oración | ¿Qué le digo a Dios a partir del texto bíblico?
Alabo al Señor en oración guiado por la lectura del salmo:
SALMO Sal 150, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: Apoc 4, 8b)
Alaben a Dios en su Santuario,
alábenlo en su poderoso firmamento;
alábenlo por sus grandes proezas,
alábenlo por su inmensa grandeza.
Alábenlo con toques de trompeta,
alábenlo con el arpa y la cítara;
alábenlo con tambores y danzas,
alábenlo con laúdes y flautas.
Alábenlo con platillos sonoros,
alábenlo con platillos vibrantes.
¡Que todos los seres vivientes
alaben al Señor!
Contemplación | ¿Cómo interiorizo el texto bíblico?
Repito y reflexiono con:
ALELUIA Cf. Jn 15, 16
Aleluia.
Dice el Señor: Yo los elegí del mundo,
para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero.
Aleluia
Acción | ¿Cómo voy a vivir el texto bíblico?
Preguntas para la acción:
- ¿De qué manera voy a hacer uso productivo para el Reino de Dios de los dones recibidos?
- ¿Cómo y por qué alentaré a mis hermanos y hermanas a ofrecer su servicio para el Reino de Dios sin especulaciones?
- ¿Podría hoy Jesús decir de mi "…buen servidor, has sido fiel…"?