Lecturas de hoy Miércoles de la 27ª semana del Tiempo Ordinario
Lecturas de hoy Miércoles de la 27ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 6 de octubre de 2021
Primera lectura
Lectura de la profecía de Jonás (4,1-11):.
Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos términos: «Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir.»
Respondióle el Señor: «¿Y tienes tú derecho a irritarte?»
Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se había hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad. Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino. Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual dañó al ricino, que se secó. Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer.
Deseó Jonás morir, y dijo: «Más me vale morir que vivir.»
Respondió el Señor a Jonás: «¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?»
Contestó él: «Con razón siento un disgusto mortal.»
Respondióle el Señor: «Tú te lamentas por el ricino, que no cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de ganado?»
Palabra de Dios
Salmo del Día
Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti.
Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-4):
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de hoy
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
- Guías para la lectura:
Cuando Jesús enseña a orar nos invita a tener ante Dios una actitud de ternura, de confianza, y al mismo tiempo de reconocimiento, aceptando que todo lo que hemos recibido viene de él. Por eso nos pide que lo llamemos simplemente "Padre". Así Jesús quiere compartir con nosotros el encuentro íntimo que él tiene con el Padre. De hecho, el evangelio nos cuenta que Jesús "oraba a solas" (Lc 9, 18), se apartaba en el silencio para encontrarse con el Padre. Para él era una necesidad de amor.
Jesús ha querido que también nosotros tengamos esa intimidad con nuestro creador y que lo llamemos "Padre". El mismo Espíritu Santo clama en nuestros corazones llamándolo así (Gal 4,6; Rom 8,15). Decimos entonces que, por la obra y el impulso del Espíritu Santo, nosotros nos unimos a Jesús, y junto con él podemos clamar llenos de gozo y de confianza "¡Padre!".
Jesús nos invita a expresar nuestro deseo de que el Nombre del Padre sea santificado. En el fondo era el gran deseo que llenaba el corazón de Jesús, porque él deseaba la adoración y la gloria de su Padre amado.
Después nos invita a pedir la llegada del Reino, para despertar en nosotros el deseo sincero de esa llegada. Se trata de la plenitud que este mundo no nos puede dar, y que sólo llegará cuando el Reino de Dios se apodere de nosotros en toda su plenitud.
Luego pedimos el pan, pero sólo el pan indispensable para seguir viviendo y entregándonos por el Reino de Dios; el pan cotidiano.
A continuación pedimos perdón, pero sólo en la medida en que nosotros perdonamos, y así Jesús nos invita a recordar permanentemente la necesidad imperiosa de perdonar a los hermanos para poder estar en paz con el Padre de todos.
Finalmente, rogamos al Padre que no nos deje caer en la tentación, que no deje que el mal nos domine, y así reconocemos humildemente que solos no tenemos fuerzas para vencer el poder y el atractivo del mal.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
- Preguntas para la meditación:
- ¿Estoy dispuesto a "tomar clases de oración" de Jesús Maestro?
- ¿Qué significa pedir que venga Su Reino hoy?
- ¿Qué lugar ocupa mi perdón en el ser perdonado?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Señor Jesús, enséñame a reconocer el amor del Padre Dios, a adorarlo, a presentarle con confianza mis necesidades. Ayúdame a decir la oración que tú nos enseñaste con profunda confianza y sinceridad.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
A pesar de ser una oración que puedo decir de memoria, la repito despacio, haciendo silencio y reflexionando en cada frase.
Busco sentidos nuevos a sus palabras y medito en mis oraciones y en mi vida a la luz de ésta.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
- Preguntas para la acción:
- ¿De qué manera esta oración me enseña a orar hoy a mí?
- ¿Cómo ayuda a manejar la ansiedad el pedido del pan diario?
- ¿Estoy dispuesto a perdonar para ser perdonado?