Lecturas de hoy Miércoles de la 14ª semana del Tiempo Ordinario
Lecturas de hoy Miércoles de la 14ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 7 de julio de 2021
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (41,55-57;42,5-7.17-24a):
En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto, y el pueblo reclamaba pan al Faraón; el Faraón decía a los egipcios: «Dirigíos a José y haced lo que él os diga.»
Cuando el hambre cubrió toda la tierra, José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto. Y de todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra. Los hijos de Jacob fueron entre otros a comprar grano, pues había hambre en Canaán. José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo. Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra.
Al ver a sus hermanos, José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente: «¿De dónde venís?»
Contestaron: «De tierra de Canaán, a comprar provisiones.»
Y los hizo detener durante tres días.
Al tercer día, les dijo: «Yo temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois gente honrada, uno de vosotros quedará aquí encarcelado, y los demás irán a llevar víveres a vuestras familias hambrientas; después me traeréis a vuestro hermano menor; así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis.»
Ellos aceptaron, y se decían: «Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia.»
Intervino Rubén: «¿No os lo decía yo: "No pequéis contra el muchacho", y no me hicisteis caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre.»
Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró; después volvió a ellos.
Palabra de Dios
Salmo del Día
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,1-7):
En aquel tiempo, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»
Palabra del Señor
Para reflexionar
- La historia de José, uno de los doce hijos de Jacob, ocupa trece capítulos del Génesis. Saltamos los capítulos que nos cuentan que por la envidia que sentían hacia José, el predilecto de Jacob, sus hermanos, lo vendieron a unos comerciantes que iban a Egipto; donde fue esclavo y estuvo en la cárcel, hasta que por su don de interpretar los sueños, el Faraón lo llevó a la corte, llegando a ser primer ministro y administrador del reino. Durante siete años de «vacas gordas», hace reservas de trigo en vista a los siete años de sequedad que había previsto.
- El hambre se adueñará de muchos países y acudirán a Egipto para conseguir grano. Los hermanos de José impulsados también por la necesidad de subsistir, se ponen en camino. José reconoció a sus hermanos, pero no se da a conocer de inmediato y los pone a prueba, pidiéndoles que le traigan al hermano menor, Benjamín, a quien quiere de modo especial porque son hijos de la misma madre.
- Uno de los motivos de los celos de sus hermanos había sido que José, ingenuamente, les había contado un sueño en que los veía arrodillados a sus pies. Ahora lo están, aunque por el momento no lo reconozcan. En la desgracia se despiertan los recuerdos y toman conciencia de su culpabilidad.
- Sufriendo ellos, se dan cuenta de que han hecho sufrir a su hermano José. Dios se sirve de los acontecimientos aparentemente más desfavorables para llevar a cabo su proyecto. Todo parecía estar en contra de José, pero todo girará y se pondrá a su favor.
***
- El Evangelio nos muestra a Jesús enviando a sus discípulos en misión. Jesús los llama, y les da autoridad sobre las fuerzas del mal, y capacidad para liberar a las personas de toda dolencia. Los llama por sus propios nombres y los envía.
- La Iglesia es una comunidad misionera. Tiene su origen en el cumplimiento de la misión del Hijo y del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre.
- Hoy Jesús nos sigue llamando por nuestro propio nombre y desde nuestras particulares circunstancias. No nos llama para una misión fácil. Estamos en medio de una realidad deshumanizante; ante un mundo enfermo de egoísmo, corrupción y ambición desmedida que todo lo justifica.
- Es en este mundo, donde el Señor nos llama a proclamar con fuerza y valentía, la llegada del Reino de vida y esperanza, a ser servidores de la Palabra de gracia, al servicio del Reino por el que Jesús, consagró su vida. Sus palabras y sus actos, aquello que hoy nos invita a reproducir, no tenían otra finalidad que la de crear entre los hombres, lazos tan fraternales que el Espíritu pudiera desde ellos hacer nacer el Reino.
- Renovar entre los hombres los lazos que la vida se encarga de deshacer, para que los excluidos sean reinsertados en la comunión, los pecadores sean rescatados y el perdón pueda crear una nueva historia.
Para la lectura espiritual
«A estos doce los envió Jesús en misión»
...La misión divina confiada por Jesús a los apóstoles durará hasta el fin del mundo (Mt 28,20) puesto que el Evangelio que ellos deben propagar es en todo tiempo el principio de toda la vida para la Iglesia. Por esto los apóstoles se cuidaron de establecer sucesores en esta sociedad jerárquicamente organizada. En efecto, no sólo tuvieron diversos colaboradores en el ministerio (Hch 6,2-6; 11,30), sino que, a fin de que la misión a ellos confiada se continuase después de su muerte, dejaron a modo de testamento a sus colaboradores inmediatos el encargo de acabar y consolidar la obra comenzada con ellos, encomendándoles que atendieran a toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo los había puesto «para apacentar la Iglesia de Dios» (Hch 20,28). Y así establecieron tales colaboradores y les dieron además la orden de que, al morir ellos, otros varones probados se hicieran cargo de su ministerio.
Entre los varios ministerios que desde los primeros tiempos se vienen ejerciendo en la Iglesia, según el testimonio de la tradición, ocupa el primer lugar el oficio de aquellos que, ordenados obispos por una sucesión que se remonta a los mismos orígenes, conservan la semilla apostólica. Así, como atestigua san Ireneo, por medio de aquellos que fueron instituidos por los apóstoles obispos y sucesores suyos hasta nosotros, se manifiesta y se conserva la tradición apostólica en todo el mundo.
Los obispos, pues, recibieron el ministerio de la comunidad con sus colaboradores, los sacerdotes y diáconos, presidiendo en nombre de Dios la grey, de la cual son pastores, como maestros de doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros de gobierno. Y así como permanece el oficio que Dios concedió personalmente a Pedro, príncipe de los apóstoles, para que fuera transmitido a sus sucesores, así también perdura el oficio de los Apóstoles de apacentar la Iglesia, que debe ejercer de forma permanente el orden sagrado de los obispos...
Concilio Vaticano II - Constitución dogmática sobre la Iglesia «Lumen - Gentium», 20