Lecturas de hoy Miércoles de Ceniza

02.03.2022

Lecturas de hoy Miércoles de Ceniza

Hoy, miércoles, 2 de marzo de 2022

Primera lectura

Lectura de la profecía de Joel (2,12-18):
Ahora -oráculo del Señor-,,
convertíos a mí de todo corazón,
con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos,
y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor,
que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá
dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios!
Tocad la trompeta en Sion,
proclamad un ayuno santo,
convocad a la asamblea,
reunid a la gente,
santificad a la comunidad,
llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos
y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
servidores del Señor,
y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio
ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes:
«Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió
el celo de Dios por su tierra
y perdonó a su pueblo.
Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 50

Misericordia, Señor: hemos pecado

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia.

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.


Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20-6,2):
Hermanos:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché,
en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Palabra de Dios


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio de hoy



PARA REFLEXIONAR

  • Los temas tratados están relacionados con las tres principales prácticas de piedad judía de entonces: la piedad, la oración y el ayuno.

    En los tres casos, Jesús contrasta claramente la práctica de estas virtudes para ser vistos por los demás, y hacerlas en secreto para ser vistas por el Padre. Introduce su presentación a modo de advertencia "Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos..." (6,1).

    La búsqueda de la recompensa a raíz de estas prácticas es el hilo conductor del discurso de Jesús. Es impactante que el Señor no duda en calificar a esa búsqueda de piedad pública como una actitud "hipócrita"y por otro lado explica que para la práctica privada se requiere una actitud activa (ocultarse, retirarse, acicalarse).

    Mientras que el hacerlo para ser visto por otros recibe como única recompensa esa mirada humana, el hacerlo en secreto obtiene la recompensa máxima que un cristiano puede aspirar, la de Dios mismo.

    La sentencia "tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" se repite en 6,4; 6,6 y 6,18 al final de cada virtud piadosa mencionada.


PARA DISCERNIR

  • ¿Cuáles son los actos de piedad o misericordia que practico hoy en mi vida cristiana?
  • ¿Tengo sentimientos de vanagloria cuando los realizo?
  • ¿Disfruto mis momentos de oración en soledad?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Piedad Señor, he pecado contra Ti.


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

.1. Un año más ha vuelto la cuaresma, tiempo en que es mi obligación dirigiros una exhortación, porque tenéis el deber de ofrecer a Dios obras que vayan de acuerdo con estos días del calendario; obras que, sin embargo, sólo pueden seros útiles a vosotros, no a él. También en las restantes épocas del año debe entregarse el cristiano con ardor a la oración, al ayuno y a la limosna; pero esta solemnidad debe estimular incluso a quienes de ordinario son perezosos al respecto; y aquellos que ya se aplican con esmero a tales ocupaciones deben realizarlas ahora con mayor intensidad. La vida en este mundo es el tiempo de nuestra humillación; no otra cosa simbolizan estos días. La repetición anual de la solemnidad equivale a una repetición de lo que Cristo el Señor sufrió por nosotros en su única muerte. Lo que tuvo lugar una sola vez en la historia para la renovación de nuestra vida, se celebra todos los años para perpetuar su memoria. Por tanto, si debemos ser humildes de corazón y estar llenos del afecto de la verdadera piedad durante toda nuestra peregrinación que transcurre en medio de tentaciones, ¡cuánto más en estos días, en que no sólo se vive, sino que también se simboliza en la celebración este tiempo de nuestra humillación! La humildad de Cristo nos enseña a ser humildes, porque él al morir cedió ante los impíos; su excelsitud nos hace excelsos, porque él al resucitar precedió a los justos. Si hemos muerto con Cristo, dice el Apóstol, también viviremos con él; si con él sufrimos, reinaremos también con él. Con la debida veneración celebramos una de estas dos cosas ahora pensando en la cercanía de su pasión; la otra después de Pascua, pensando en su resurrección ya efectuada. Entonces, pasados los días de nuestra humillación, llegará el tiempo de nuestra excelsitud; aunque aún no en el descanso de la visión, sí en la satisfacción de contemplarlo en las celebraciones que lo simbolizan. Ahora, pues, recobren intensidad los gemidos de nuestra oración; entonces exultaremos con mayor gozo llenos de alabanza.

2. Añadamos a nuestras oraciones la limosna y el ayuno, cual alas de la piedad con las que puedan llegar más fácilmente hasta Dios. A partir de aquí puede comprender la mente cristiana cuán lejos debe mantenerse de robar lo ajeno, si advierte que es una especie de robo el no dar al necesitado lo que le sobra. Dice el Señor: Dad, y se os dará; perdonad, y seréis perdonados. Entreguémonos con fervor a estos dos modos de limosna: el dar y el perdonar, nosotros que pedimos al Señor que nos otorgue sus bienes y no nos pida cuenta de nuestros males. Dad,dice, y se os dará. ¿Hay cosa más auténtica y más justa que quien se niega a dar, él mismo se defraude y no reciba nada? Si se comporta con desfachatez el agricultor que va a buscar la cosecha donde sabe que no sembró, ¡cuánto mayor no es la desfachatez de quien busca la riqueza de Dios para que le dé, después de que él no quiso escuchar al pobre que le pedía a él! Dios, que no sufre hambre, quiso, no obstante, ser alimentado en la persona del pobre. Por tanto, no despreciemos a nuestro Dios necesitado en la persona del pobre, para que, cuando nos sintamos necesitados, nos saciemos en quien es rico. Se nos presentan personas necesitadas, y también nosotros lo somos; demos, pues, para recibir. Pero ¿qué es lo que damos? Y ¿qué es lo que deseamos recibir en cambio de esas pequeñas cosas visibles, temporales y terrenas? Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni llegó jamás al corazón humano. Si él no lo hubiera prometido, ¿no sería propio de desvergonzados dar estas cosas y querer recibir aquellas otras? ¿Y el no querer dar ni siquiera éstas? Tanto más que ni unas ni otras tendríamos si no nos las hubiera dado aquel que nos exhorta a dar. ¿Con qué cara esperamos que nos dé unas cosas u otras, si le despreciamos cuando nos manda dar auténticas menudencias? Ver donad, y seréis perdonados; es decir, otorgad perdón, y recibiréis perdón. Que el siervo se reconcilie con el consiervo para no ser castigado con justicia por el Señor. Para este tipo de limosnas nadie es pobre y puede hacer que viva eternamente quien no tiene con qué vivir temporalmente. Se da gratuitamente; a base de dar se acumulan riquezas que sólo se consumen cuando no se dan. Sean confundidas y perezcan las enemistades, de quien sean, que hayan resistido hasta estas fechas. Déseles muerte, para que no la causen ellas; sean dominadas, para que no dominen ellas; elimínelas el que redime, para que no eliminen ellas a quien las retiene.3. Vuestros ayunos no sean como los que condena el profeta al decir: No he sido yo quien eligió este ayuno, dice el Señor.Fustiga el ayuno de la gente pendenciera; busca el de los piadosos. Condena a quienes aprietan y busca quienes aflojen. Acusa a los cizañeros, busca libertadores. Este es el motivo por el que en estos días refrenáis vuestros deseos de cosas lícitas, para no sucumbir ante lo ilícito. Nunca se emborrache ni adultere quien en estos días se abstiene del matrimonio. De esta forma, nuestra oración, hecha con humildad y caridad, con ayuno y limosnas, templanza y perdón, practicando el bien y no devolviendo mal por mal, alejándonos del mal y entregándonos a la virtud, busca la paz y la consigue. La oración, en efecto, ayudada con las alas de tales virtudes, vuela y llega más fácilmente al cielo, adonde nos precedió Cristo, nuestra paz.
(SAN AGUSTÍN, Sermón 206, 1-3, o.c. (XXIV), BAC, Madrid, 1983, pp. 106-110)



PARA REZAR

Señor, ayúdame a que mis actos de piedad y misericordia nazcan de un corazón conforme al de un buen discípulo tuyo. 

Que no busquen el aplauso humano, sino que quieran en secreto recibir la recompensa hermosa que viene del Padre.

Amén.


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