Lecturas de hoy Lunes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario

13.11.2023

Lecturas de hoy Lunes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, lunes, 13 de noviembre de 2023

Primera lectura

Comienzo del libro de la Sabiduría (1,1-7):
Amad la justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con corazón entero. Lo encuentran los que no exigen pruebas, y se revela a los que no desconfían. Los razonamientos retorcidos alejan de Dios, y su poder, sometido a prueba, pone en evidencia a los necios. La sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado. El espíritu educador y santo rehúye la estratagema, levanta el campo ante los razonamientos sin sentido y se rinde ante el asalto de la injusticia. La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al deslenguado; Dios penetra sus entrañas, vigila puntualmente su corazón y escucha lo que dice su lengua. Porque el espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido.
Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 138

Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso. 

Todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco. 

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. 

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. 



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,1-6):
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio de hoy

Por el Padre Daniel Manzuc


Por Monseñor Munilla



PARA REFLEXIONAR

  • El libro de la Sabiduría es el último escrito del Antiguo Testamento, unos cincuenta años antes de Cristo. Está dedicado a los judíos de la diáspora, sobre todo a los que vivían en Alejandría de Egipto, en medio de la cultura helénica, con problemas para mantener su propia identidad de pueblo de la Alianza. Todo el libro es un canto a la sabiduría verdadera, opuesta a la de los impíos, que no tienen la mentalidad de Dios.
  • La Sabiduría se presenta como personificada en una joven hermosa que solicita a su amante para un encuentro feliz. Se hace la encontradiza para los que la aman, para los que la desean y la buscan. El verdadero conocimiento de Dios no es el resultado de una operación intelectual, es un don que se ofrece con generosidad a cuantos se disponen a recibirlo con un corazón abierto.
  • La sabiduría de Dios madruga más que quienes la desean. Cuando éstos despiertan y empiezan a buscarla, ella ya está esperando a la puerta. Dios se presenta siempre al hombre que lo busca y se anticipa a sus deseos.
  • La sabiduría es el mismo espíritu de santidad que procede de Dios, es «un espíritu amigo de los hombres»: porque «el espíritu del Señor, que llena la tierra y da consistencia al universo», «penetra en su interior».
  • Pero la sabiduría no puede adquirirse sin la justicia. La encuentran «los que la buscan con corazón entero», huye de la falsedad, de la maldad y de las malas lenguas. El Señor sólo se da a conocer, mediante su sabiduría, a los sencillos, a los que no exigen pruebas ni desconfían de Él.
  • La sabiduría conoce todo, escruta todo, penetra todo y nada se le escapa: es «el espíritu educador y santo».

***

  • El texto nos presenta tres realidades importantes para la comunidad de discípulos y para la Iglesia futura: escandalizar a los pequeños, la falta de perdón y la fe de los apóstoles.
  • Jesús habla diciendo que son inevitables los escándalos y previene a los discípulos, pero se lamenta y condena a aquel que los propicia. El ambiente de la comunidad de Lucas es judeo-cristiano, es decir con miembros provenientes del judaísmo y del mundo gentil. Desde este contexto podemos descubrir algunos motivos de escándalo: existe un desequilibrio socio-económico; hay un reparto injusto de los bienes en el seno de la misma comunidad.
  • Por otro lado encontramos la dificultad de corregir al hermano y la resistencia a brindarle generosamente el perdón todas las veces que lo necesita. Una comunidad que quiere ser signo de que el Reino de Dios ha comenzado, no puede pasar por alto las exigencias de una justicia nueva y de una fraternidad basada en el verdadero amor al hermano; que alcanza su máxima expresión en el perdón y la reconciliación.
  • Los discípulos reconocen que son insuficientes sus fuerzas para asumir la responsabilidad que implica la construcción del reino. Estas actitudes sólo alcanzan sentido y posibilidad de ser vividas con integridad, desde la fe.
  • Todos influimos para bien o para mal en los que conviven con nosotros. El amor sin límites a los hermanos es la característica de los discípulos que forman una comunidad de hermanos. Los cristianos somos hermanos pero no somos personas perfectas; somos pecadores. Jesús no idealiza su comunidad ni la piensa impecable y sin historia: concretamente sabe que es y será una comunidad en la que las personas se equivocan, se impacientan, buscan su propio interés, se ofenden unas a otras; hasta siete veces al día. A todos nos cuesta perdonar, nos sale mucho mejor juzgar, condenar y recriminar.
  • La corrección fraterna si se realiza con prudencia y con la delicadeza que brota del amor, va de la mano del perdón y la generosidad de corazón. Debemos hacer nuestra la petición de los discípulos.
  • Hay que tener una fe fuerte y grande para seguir creyendo en nuestros hermanos cuando nos han fallado muchas veces. La misma fe que Dios tiene en cada uno, que sigue creyendo en nosotros a pesar de las reiteradas veces que fallamos. Se hace imprescindible reconocer con humildad nuestra impotencia y pedir confiadamente al Señor la fe, al menos del tamaño de un grano de mostaza, para que Él obre en nosotros y con nosotros.


PARA DISCERNIR

  • ¿Cuáles son las cosas que más me escandalizan?
  • ¿Cuáles son las cosas con que más escandalizo?
  • ¿Puedo dar el perdón con generosidad?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dame la fe de un grano de mostaza, Señor


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Tú, perdónalo»

… «El amor disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites» (1C 13,7). Con ello el apóstol Pablo nos quiere enseñar que si esta virtud se puede mantener con una firmeza tal, es porque está unida a una paciencia a toda prueba. Y dice más: «Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz» (Ef. 4,2).

No es posible mantener la unidad ni la paz si los hermanos no se esfuerzan en practicar la tolerancia mutua y el vínculo de la concordia, gracias a la paciencia. ¿Y qué decir aún de no jurar, ni maldecir, de no reclamar lo que nos han quitado, de presentar la otra mejilla a quien nos bofetea, de perdonar al hermano que ha pecado contra nosotros, no solamente setenta veces siete, sino todos sus errores, amar a nuestros enemigos, orar por nuestros adversarios y por los que nos persiguen?

¿Cómo conseguir todo esto si no se es firmemente paciente y tolerante? Es lo que hizo san Esteban cuando, en lugar de clamar venganza, pidió misericordia para sus verdugos diciendo: « ¡Señor, no les tengas en cuenta este pecado!» (Hch 7,60"…

San Cipriano (hacia 200-258), obispo de Cartago y mártir – Los Beneficios de la paciencia


PARA REZAR

Dios y Padre nuestro

que conocés nuestra poca fe

te pedimos que no desfallezca nuestra esperanza,

que tu Espíritu renueve

nuestro ardor, que se agota buscando

otras riquezas y otros caminos.

Que tu palabra, sembrada en nuestro corazones,

crezca y dé fruto,

y así transforme nuestro mundo

y lo haga adelanto del reino definitivo.

Nos confiás el cuerpo y la sangre de tu Hijo,

que son anticipo del Reino definitivo;

Ellos son fruto de nuestra tierra y de nuestro trabajo,

y unidos a tu obra creadora

son ya las primicias de los tiempos nuevos.

Que sean también, para nuestro gozo,

el alimento y la fuerza para el camino

que nos conduce

a tu encuentro.


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