Lecturas de hoy Jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

12.08.2021

Lecturas de hoy Jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, jueves, 12 de agosto de 2021

Primera lectura

Lectura del libro de Josué (3,7-10a.11.13-17):
En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy empezaré a engrandecerte ante todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés. Tú ordena a los sacerdotes portadores del arca de la alianza que cuando lleguen a la orilla se detengan en el Jordán.»
Josué dijo a los israelitas: «Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor, vuestro Dios. Así conoceréis que un Dios vivo está en medio de vosotros, y que va a expulsar ante vosotros a los cananeos. Mirad, el arca de la alianza del Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros. Y cuando los pies de los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del Dueño de toda la tierra pisen el Jordán, la corriente del Jordán se cortará: el agua que viene de arriba se detendrá formando un embalse.»
Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza caminaron delante de la gente. Y, al llegar al Jordán, en cuanto mojaron los pies en el agua -el Jordán va hasta los bordes todo el tiempo de la siega-, el agua que venía de arriba se detuvo, creció formando un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adam, un pueblo cerca de Sartán, y el agua que bajaba al mar del desierto, al mar Muerto, se cortó del todo. La gente pasó frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza del Señor estaban quietos en el cauce seco, firmes en medio del Jordán, mientras Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que acabaron de pasar todos
Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 113A

Bendigamos al Señor.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio. 

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos. 

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos? 


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-19,1):
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿Cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio de hoy


PARA REFLEXIONAR

  • Ha cambiado el líder. A Moisés le ha sucedido su fiel discípulo Josué. Pero lo importante es que Dios sigue al frente de su pueblo. Este relato del paso del Jordán, está construido siguiendo el modelo del relato del paso del mar Rojo.
  • De la misma manera que Dios protegió a su pueblo para que atravesara el mar de las Cañas, ahora es protegido para que pueda franquear el Jordán; las aguas se separan y el pueblo pasa a pie. Se ha concebido el paso del Jordán como una prueba de que la primera liberación pascual se renovaría cada vez que el pueblo tuviera necesidad de ella.
  • En el momento en que Israel termina su peregrinación hacia la Tierra Santa, se le recuerda con toda claridad, que su marcha ha sido una larga prueba liberadora de todas las esclavitudes y de todas las alienaciones; no sólo de las que les habían impuesto sus enemigos los egipcios, sino también de las que su pecado provocó a lo largo de su permanencia en el desierto.
  • La entrada del pueblo judío a la tierra de Canaán, no fue pacífica sino una larga lucha, encarnizada, con muchas víctimas. Siglos después, se tiende a mitificar con un lenguaje que parece litúrgico, presentando el paso por el Jordán con trompetas, cantos, procesión de sacerdotes y, sobre todo, el Arca de la Alianza, símbolo de la presencia de Dios entre los suyos. El don de la Tierra prometida es una "acción de Dios".
  • La detención de las aguas del Jordán, se debió sin duda, a un fenómeno natural; pero para el cronista, el acontecimiento no es más que un signo de la presencia de Dios al lado de su pueblo.

***

  • Al comienzo de este discurso "comunitario" son todos los apóstoles los que hicieron una pregunta a Jesús. Ahora es Pedro el que pregunta: "Señor, ¿Cuántas veces lo tendré que perdonar?"
  • Si ayer era la corrección fraterna, hoy Jesús, sigue dando consignas sobre el perdón de las ofensas. Los apóstoles ubican el perdón de las ofensas en el campo legal o en la casuística. Están preocupados por los límites de la actitud fraterna.
  • Pedro que creía ir ya muy lejos proponiendo hasta siete veces, es sobrepasado por Jesús que va mucho más allá: "no te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete". Simbolismo de las cifras: "siete" es la cifra perfecta, multiplicada por sí misma, indica el infinito. En el antiguo testamento el número setenta y siete representaba la venganza de los hijos de Caín. Jesús cambia los términos y convierte el número de la venganza en símbolo de la reconciliación. Luego propone una parábola que muestra a que se exponen los que tratan de contabilizar la misericordia, el perdón y la fraternidad.
  • La parábola exagera a propósito: la deuda perdonada al primer empleado es descomunal. La que él no perdona a su compañero, pequeñísima. El contraste sirve para destacar el perdón que Dios concede y la mezquindad de nuestro corazón, porque nos cuesta perdonar una insignificancia. Lo propio de Dios es perdonar. Lo mismo han de hacer los discípulos de Jesús: el aviso es claro: «lo mismo hará con ustedes mi Padre del cielo, si no perdonan de corazón a su hermano».
  • Si Dios perdona gratuitamente las mayores deudas, nadie puede aducir razón válida para negar a otro el perdón. El perdón, se presenta así como el único modo de romper la cadena de la violencia interminable, iniciada y simbolizada en la venganza de los hijos de Caín.
  • Es el nuevo estilo de vida que Jesús propone a sus discípulos, es más exigente que el de los diez mandamientos del Antiguo Testamento. «Perdonar de corazón» está en relación con la sexta bienaventuranza.
  • La pertenencia al reino está marcada por el perdón y éste es sin límites y a todos, tomando como ejemplo a Dios mismo que desbarata todo cálculo humano. Vivir con perdón es el estilo del reino. Negarse a perdonar nos sitúa fuera del reino y, por consecuencia, fuera de la esfera del amor misericordioso de Dios.
  • En toda comunidad existen dificultades que generan ofensas personales, que amenazan con romper la armonía y la unidad de sus miembros. Tenemos que estar convencidos de que la solución no está en responder con la misma moneda, que no hay lugar para la venganza y que lo único transformante es el perdón.
  • Los discípulos están llamados a ser ministros e instrumentos de perdón y reconciliación con una actitud igual a la de Jesús, que murió perdonando. Dios nos perdona ilimitadamente, porque quiere hacer triunfar al amor. Y para confirmarlo basta contemplar al Crucificado.

PARA DISCERNIR

  • ¿Somos promotores de reconciliación y perdón en nuestras comunidades?
  • ¿Pongo límites al perdón?
  • ¿Hacemos del perdón y el amor una oportunidad de crecimiento en el amor?

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Perdona, Señor, la infidelidad de tu pueblo

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

..."La pregunta por la remisión de los pecados está ligada al perdón fraterno: «Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Jesús habla de perdonar «hasta setenta veces siete». ¿A quién hemos de perdonar? A todos aquellos de quienes pensamos haber recibido algún perjuicio, algún trato injusto. A todos aquellos que nos han decepcionado, que no nos han dado aquel amor, aquella atención, aquella escucha que esperábamos. Hay dentro de nosotros un montón de pequeñas heridas y amarguras: es necesario tratarlas con el aceite y el bálsamo de un continuo y sincero perdón. Todo eso nos hará estar mejor, incluso de salud, y nos hará gustar hasta el fondo el perdón del Padre no sólo por todas nuestras culpas, sino también por nuestros comportamientos inadecuados, por todo lo que hemos negado a Dios y él podía esperar de nosotros en materia de confianza y de amor, por todos nuestros incalculables pecados de omisión"...

C. M. Martini, El retorno al Padre de todos, «Ten paciencia conmigo»

PARA REZAR

Oración del Perdón

Para que Dios te perdone, tú tienes que perdonar a los demás.
Está claro: "Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Señor, Jesús, concédeme la gracia de poder perdonar
a todas las personas que me han ofendido.
De antemano, te agradezco esa gracia de tu amor.
Señor, líbrame de los resentimientos y quejas
que he tenido contra Ti, por haber permitido en mi familia
enfermedades, peleas, dificultades, muertes....
Perdóname, Señor.
Señor, yo me perdono a mí mismo mis pecados,
mis errores, mis caídas y todo lo malo que hay en mí;
sobre todo me perdono aquello que más daño me ha causado
y que me cuesta más perdonarme como......
Perdono a mis papás por sus faltas de cariño,
por las veces que no acertaron en mi formación,
por lo que me insultaron,
y por esos casos que recuerdo con más desagrado....
Perdono a mis hermanos y a mis hermanas
por las veces que me rechazaron,
que mintieron contra mí,
que me hicieron la vida molesta;
por las veces que no me ofrecieron su ayuda y su cariño....
Señor, perdono de corazón a mis jefes,
a mis superiores, a mis súbditos, amigos y conocidos...
por el desagrado que me causaron, por sus críticas,
por haberme humillado....
Perdono a los que más me han ofendido,
a los que recuerdo en este momento,
a los que me cuesta más perdonar, especialmente....
Gracias, Señor, porque me amas y porque me ayudas a perdonar. Amén.


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