Lecturas de hoy Domingo 3º de Adviento - Ciclo B

17.12.2023

Lecturas de hoy Domingo 3º de Adviento - Ciclo B

Hoy, domingo, 17 de diciembre de 2023

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (61,1-2a.10-11):
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
Palabra de Dios


Salmo del Día

Luccas 1

Me alegro con mi Dios

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones. 

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación. 

A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia. 


Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5,16-24):
Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.
Palabra de Dios


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,6-8.19-28):
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?»
Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.»
Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?»
El dijo: «No lo soy.»
«¿Eres tú el Profeta?»
Respondió: «No.»
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.»
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio de hoy

Por el Padre Daniel Manzuc


Por Monseñor Munilla



PARA REFLEXIONAR

  • La comunidad ha vuelto del destierro babilónico y se encuentra en Jerusalén. El profeta intenta unificar a un pueblo dividido por la idolatría y que se ha aprovechado del destierro para apoderarse de los bienes de sus dominadores.
  • La promesa de restauración predicha no se ha cumplido y el templo y las murallas siguen sin reedificarse y la desesperación cunde entre todo el pueblo. En ese contexto la voz del profeta quiere ser un rayo de esperanza, anuncia su vocación como una «unción» en función de los afligidos de Sión. Es el heraldo de la buena noticia, el mensajero de la alegría para todos los que sufren.
  • El profeta consuela a los afligidos diciéndoles que el tiempo del gran cambio va a llegar; entonces verán la compasión de Yahvé y a la vez, el juicio de sus enemigos. Proclama el año de "gracia" porque Israel recobra la dignidad perdida y recibe una recompensa por sus sufrimientos y de "desquite" del Señor porque Dios castiga al enemigo por sus agresiones y violencias.
  • Los cautivos y prisioneros, no son aquí los que sufren la cárcel del destierro, sino todos los que padecen por cualquier tipo de opresión.
  • La llamada es a la alegría. El tiempo de la angustia y del llanto va a pasar; llegan los días del gozo y de la felicidad. Lo que da la seguridad y la confianza en el día del Señor, es el Espíritu que establece el auténtico motivo de la dicha.

***

  • Leemos las exhortaciones con las que concluye la primera carta de Pablo a los cristianos de Tesalónica, escrita hacia el año 51 d C. Pablo, después de las exhortaciones referidas al comportamiento, da unos criterios generales de vida que marcan un estilo cristiano muy preciso: alegría, oración, acción de gracias.
  • Pablo invita al cristiano a vivir su compromiso moral dentro de la perspectiva de la venida del Señor, porque la actitud del cristiano, en la vida de cada día, es el signo real del advenimiento del Señor. No se trata de replegarse a una vida oculta, sino de asumirla como signo de la venida del Señor. Lo que fundamenta esta vida, es el Espíritu Santo, que habita en la comunidad y quiere que su fuerza expansiva no encuentre impedimento alguno.

***

  • Después de un breve fragmento, la lectura nos presenta la primera escena en la que interviene Juan y su bautismo. Era normal bautizar a los prosélitos, era también un rito normal en la comunidad esenia, pero aquí Juan lo hace por su cuenta y riesgo, sin ningún tipo de vinculación a ninguna estructura.
  • La vida de Juan resultaba misteriosa y por eso provocaba curiosidad e inquietud. A la delegación venida de Jerusalén para preguntarle oficialmente quién es, responde Juan negando ser él, Elías o el profeta, que ellos esperan. Él no es más que una voz que lo anuncia, un testigo. Ese profeta esperado está ya presente y vive desconocido en medio de ellos en la persona de Jesús de Nazaret. Sólo falta descubrirlo y creer en Él.
  • Él está en el que sufre, en el marginado, en el inocente. Debemos abrir los ojos y el corazón para descubrir su presencia. Estar abiertos a lo nuevo, a lo inesperado, porque Dios viene cuando menos se piensa, ahora lo mismo que entonces. Él es siempre el inesperado a pesar de todas las esperas y esperanzas. Su presencia es ante todo espiritual, invisible, interior. Esa es la condición de Dios para nosotros mientras peregrinamos hacia la plenitud de la luz.
  • Hoy, domingo tercero de Adviento, es el domingo de la alegría mesiánica por la cercanía del Salvador. Entramos en la espera inmediata de Navidad y es justo que pongamos nuestra mirada en Aquel que sólo puede ser causa de nuestro gozo cumplido, el Señor, que es fiel a sus promesas, que no falla, que no hace acepción de personas, que viene para los pobres, los que están tristes, los que en las noches oscuras de la fe y de la esperanza ponen su confianza sólo en Él.
  • En el corazón del Adviento el mensaje de la palabra de Dios es esperanzador. El Señor nos invita a estar alegres. Esperamos un Mesías que nos traiga la liberación y la plenitud de la vida. Allí donde hay sufrimiento, falta de libertad, opresión, injusticia, se tienen que despertar los sentimientos del Adviento y mirar confiados la venida del Cristo liberador.
  • La alegría es una característica esencial de la fe. Sentirse amado y salvado por Dios es un gran gozo; sabernos hermanos de Jesucristo que ha dado su vida por nosotros, es el motivo principal de la alegría cristiana. La alegría cristiana brota de la acción de gracias, sobre todo por el amor que el Señor nos manifiesta; cada domingo lo hacemos comunitariamente al celebrar la Eucaristía.
  • Dios está cerca. Surge el verdadero hombre nuevo, la verdadera revolución. La venida de Jesús nos lanza con más fuerza porque el futuro ha empezado ya a ser presente.
  • Dios quiere cambiar nuestro corazón y nos anima a trabajar para transformar nuestra vida y nuestra sociedad. El Señor está cerca, el Señor está entre nosotros.
  • En este domingo la actitud de Juan, sea cual sea la historia en la que andamos sumergidos, nos marca una senda a los cristianos, su misión y nuestra misión es testificar o indicar la presencia de Cristo en el mundo, procurando que nuestro testimonio sea transparente y los hombres descubran en nosotros el rostro de Jesús. Las palabras de Pablo completan mostrándonos el modo. Sabemos que Jesús se encuentra entre nosotros, sabemos que está en medio de nuestro mundo.
  • Que nuestra alegría, oración, solidaridad, compasión muestre que somos más conscientes de la venida del Dios Salvador a nuestra vida. La alegría no nace del poseer, sino al dar, al entregarse. La alegría surge cuando el Reino se realiza mediante el encuentro fraternal de las personas por el amor.
  • El mundo de hoy necesita oír un anuncio de esperanza y ver testimonios vivientes de alegría auténtica porque Dios se ha hecho de nuestra carne y de nuestra sangre, su Madre es nuestra Madre y su vida es nuestra vida, somos pequeños y llenos de defectos, pero en nosotros puede resplandecer el poder y la misericordia de Dios.


PARA DISCERNIR

  • ¿Dónde busco la felicidad, qué realidades, qué situaciones me la proporcionan?
  • ¿A qué me invitan estos textos hoy? ¿Me siento movido a algún cambio de actitud, me mueven a conversión?
  • ¿Qué testimonio necesita hoy mi entorno, mi ambiente, mi realidad? ¿Me compromete esta Palabra?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Me alegro en Dios mi Salvador


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Una voz grita en el desierto

…"Una voz grita en el desierto: «Preparad un camino al Señor, allanad una calzada para nuestro Dios.» El profeta declara abiertamente que su vaticinio no ha de realizarse en Jerusalén, sino en el desierto; a saber, que se manifestará la gloria del Señor, y la salvación de Dios llegará a conocimiento de todos los hombres.

Y todo esto, de acuerdo con la historia y a la letra, se cumplió precisamente cuando Juan Bautista predicó el advenimiento salvador de Dios en el desierto del Jordán, donde la salvación de Dios se dejó ver. Pues Cristo y su gloria se pusieron de manifiesto para todos cuando, una vez bautizado, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma y se posó sobre él, mientras se oía la voz del Padre que daba testimonio de su Hijo: Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo.

Todo esto se decía porque Dios había de presentarse en el desierto, impracticable e inaccesible desde siempre. Se trataba, en efecto, de todas las gentes privadas del conocimiento de Dios, con las que no pudieron entrar en contacto los justos de Dios y los profetas.

Por este motivo, aquella voz manda preparar un camino para la Palabra de Dios, así como allanar sus obstáculos y asperezas, para que cuando venga nuestro Dios pueda caminar sin dificultad. Preparad un camino al Señor: se trata de la predicación evangélica y de la nueva consolación, con el deseo de que la salvación de Dios llegue a conocimiento de todos los hombres.

Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén. Estas expresiones de los antiguos profetas encajan muy bien y se refieren con oportunidad a los evangelistas: ellas anuncian el advenimiento de Dios a los hombres, después de haberse hablado de la voz que grita en el desierto. Pues a la profecía de Juan Bautista sigue coherentemente la mención de los evangelistas.

¿Cuál es esta Sión sino aquella misma que antes se llamaba Jerusalén? Y ella misma era aquel monte al que la Escritura se refiere cuando dice: El monte Sión donde pusiste tu morada; y el Apóstol: Os habéis acercado al monte Sión. ¿Acaso de esta forma se estará aludiendo al coro apostólico, escogido de entre el primitivo pueblo de la circuncisión?

Y esta Sión y Jerusalén es la que recibió la salvación de Dios, la misma que a su vez se yergue sublime sobre el monte de Dios, es decir, sobre su Verbo unigénito: a la cual Dios manda que, una vez ascendida la sublime cumbre, anuncie la palabra de salvación. ¿Y quién es el que evangeliza sino el coro apostólico? ¿Y qué es evangelizar? Predicar a todos los hombres, y en primer lugar a las ciudades de Judá, que Cristo ha venido a la tierra"…

De los comentarios de Eusebio de Cesarea, obispo, sobre el libro de Isaías – Cap. 40: PG 24, 366-367


PARA REZAR

Ven Señor Jesús

Ven Señor Jesús y llenanos

con la alegría de tu presencia.

Que nuestro corazón se desborde

al sentirnos amados de un modo tan grande.

Ven Señor y que contagiemos

con la sencillez y generosidad de una vida

confiada en tus manos

la esperanza en tus promesas.

Ven Señor y danos la fuerza para ser

voz de aquellos que no pueden hablar,

oración de aquellos que no saben

o se han cansado de pedir.

Ven Señor, y que pueda darte gracias

no con palabras de fórmula

sino con un corazón que te descubre a cada paso

y no deja de bendecirte por tu amor y tu ternura.


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