
Lecturas de hoy Domingo 29º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Lecturas de hoy Domingo 29º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 22 de octubre de 2023
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (45,1.4-6):
Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano: «Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán. Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.»
Palabra de Dios
Salmo del Día
Salmo 95
Aclamad la gloria y el poder del Señor
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.»
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5b):
Pablo, Silvano y Tirnoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordarnos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de hoy
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
- La vuelta del destierro de Babilonia se retrasaba demasiado y los exiliados empiezan a perder la esperanza creyendo que su Dios los ha abandonado a tal punto de preguntarse si Yahvé es el verdadero Dios. En este ambiente de crisis aparece el mensaje de este personaje conocido como Isaías II dando un mensaje de esperanza: Yahvé es el único Dios verdadero y su poder no tiene límites.
- La primera lectura comenta las gestas de Ciro en favor de Israel. El profeta ve todo lo que Ciro ha hecho, como parte del llamado divino; ve en Ciro, no sólo el rey de Persia, sino el ungido del Señor; es decir, ve en él un instrumento humano de los designios del Dios de la historia.
- Ciro a pesar de ser un pagano; recibe, la investidura de parte de Dios. Pero esa misión y encargo confiado por Dios a Ciro, deben llevar al reconocimiento de que no existe otro Señor que el Dios de Israel. Ciro ha llegado a ser poderoso, pero su poder lo tiene por completo del Señor.
- Si Ciro debe ser obedecido, no es por sí mismo, sino por estar investido del poder de Dios, porque es de Dios de quien él tiene el poder.
***
- Pablo había predicado en Tesalónica antigua capital de la Macedonia con dificultades. La predicación del evangelio había dado fruto allí, constituyéndose una comunidad de creyentes.
- El texto de hoy nos coloca frente a la sorprendente conciencia que manifiestan los predicadores de las primeras horas para quienes, anunciar el evangelio ha llegado a ser una urgencia inexcusable de la propia conciencia, ya que se sienten responsables ante Dios por ello. Por el evangelio, están dispuestos a sufrimientos y contradicciones de toda ciase, como de hecho soportan.
- Esta conciencia de responsables del evangelio es la que los urge a vivir de una manera santa, justa e irreprensible con los demás. Por otra parte, piden a los tesalonicenses que vivan «como se merece Dios, que los ha llamado a su reino y gloria».
***
- El evangelio de hoy presenta una escena en las que los fariseos buscan el modo de comprometer a Jesús en sus palabras, con el fin de hallar un motivo para acusarlo.
- En Jerusalén se dan cita todos los poderes. Allí Jesús se mueve en un campo de tensiones fuertes entre el poder de las autoridades judías, el estado de ánimo del pueblo judío, los intereses del dominador romano y las opiniones de los diversos grupos judíos.
- El incidente de hoy gira en torno al tributo al César, el del próximo domingo sobre el mandamiento más importante de la Ley.
- El impuesto al César recordaba a los judíos que eran un pueblo dominado por los extranjeros, por los paganos. Y esto era vivido como ultraje al Pueblo de Dios. Frente a la cuestión del impuesto se adoptaron en Israel diversas actitudes: los saduceos que eran los colaboracionistas de aquellos tiempos, no tenían inconveniente en pagar y someterse a un poder que los privilegiaba. Ellos poseen y adoptan la moneda del tributo, luego afirman que la imagen y la inscripción corresponden a la del emperador, por lo tanto se están sirviendo de lo que viene de él. Tienen en sus manos todos los días el dinero del emperador pero no quieren adoptarlo cuando se trata de pagarle el tributo.
- Los fariseos, por su parte, lo hacían de mala gana. Los más radicales eran los zelotes, para los que pagar el impuesto era ir en contra del primer mandamiento, que manda reconocer a Yahvé como único Dios, y defendían la lucha armada contra Roma como camino para defender la independencia nacional.
- La pregunta es insidiosa y fue planteada de manera que Jesús tuviera que escoger entre Dios y el emperador.
- Si Jesús respondía que hay que pagar impuesto al César, se ganaba la enemistad de un pueblo muy nacionalista, furioso por el poder opresor del Imperio Romano. Si, por el contrario, Jesús rechazaba el impuesto, podía ser acusado de revoltoso contra el poder de Roma, sin embargo sale hábilmente de la trampa que le han tendido con una respuesta dialéctica. «La imagen de la moneda pertenece al César, pero los hombres no han de olvidar que llevan en sí mismos la imagen de Dios y, por lo tanto, sólo le pertenecen a Él». Jesús nos quiere decir: «dad al César lo que le pertenece a él, pero no olvidéis que vosotros mismos pertenecéis a Dios» G. Bornkamm.
- La respuesta de Jesús es una denuncia de la incoherencia de sus adversarios: que en la vida cotidiana se amparan bajo señorío del emperador y aprovechan las ventajas que les trae esa situación, por lo tanto no tienen ningún motivo para plantear como un problema de fe el pago del tributo. Jesús no traiciona la verdad para estar en paz con los diversos grupos de poder sino que introduce un elemento nuevo que no estaba presente en la pregunta que le hacían. Jesús añade el "dar a Dios lo que es de Dios", que supone el elemento fundante de su mensaje. Para Jesús, Dios y la causa del Reino de Dios son el único absoluto. Todas las otras realidades humanas no son negadas, se les reconoce su valor, pero no constituyen nunca un absoluto, para Jesús ningún César puede ocupar el lugar que Dios debe tener en la vida.
- Para Jesús, el César y Dios no son dos autoridades de rango semejante. Dios está por encima de cualquier César y éste no puede nunca exigir lo que pertenece a Dios.
- «Dar a Dios lo que es de Dios», y, «dar al César lo que es del César» expresa que la fidelidad al Señor, a quien debemos dar todo, incluye también el respeto al sentido social: «dar al César lo que es del César»
- La frase de Jesús, no es sino una llamada a dar a Dios en nuestra vida el lugar que se merece, y a poner todo lo demás por debajo de Él. Ningún César, ningún ídolo, puede ponerse a la altura del Dios Padre de Jesús; aunque nosotros, a veces, seamos torpes como para cometer semejante disparate. La cuestión no es lo que hay que dar al César, sino lo que hay que darle a Dios.
- La doctrina del evangelio no es, por lo tanto, ni indiferente ni neutra en lo que a la política respecta, pero la política no puede ser neutra en lo que respecta a Dios. "Dar a Dios lo que es de Dios" supone fidelidad a los deberes sociales y políticos, pero en la línea del espíritu y las exigencias del evangelio, porque todo depende de Dios. Todo hombre debe, pues, vivir su vida de hombre en cuanto hombre, y en el contexto social en que se encuentre, intentando trabajar por el progreso y el bienestar. Pero debe hacerlo obedeciendo a lo que el evangelio le indica.
- Por otra parte, la proclamación del evangelio por la Iglesia debe recordar a la política, la primacía de Dios y la necesidad de ir por la vía de sus mandamientos, precisamente en orden a la felicidad humana de la comunidad, de esa comunidad a la que tiene el encargo de conducir a la felicidad. Ambos adagios son, en consecuencia, complementarios, pero el «den a Dios lo que es de Dios» es primero y de él dimana la obligación y el fundamento del segundo: «den al César lo que es del César».
- No hay que intentar buscar en Jesús, en el Evangelio, respuestas ante las diversas opciones políticas, porque sería utilizar a Jesús en función de nuestros intereses. El Evangelio de Jesús debe penetrar e iluminar, alimentar toda nuestra vida. Pero la responsabilidad de concretarlo, es nuestra. El evangelio de Jesucristo, como el Reino de Dios, no es sólo asunto de palabras, "sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda".
- En unos tiempos en que crecen el poder del estado, el poder de los medios, el poder de la sociedad de consumo de manera insospechada, y a los ciudadanos les resulta cada vez más difícil defender su libertad, en medio de una realidad donde casi todo está dirigido y controlado perfectamente, los discípulos de Jesús no podemos dejar que nos roben nuestra conciencia y nuestra libertad. Tenemos que cumplir con honradez nuestros deberes ciudadanos, pero no podemos dejarnos modelar ni dirigir por ningún poder que nos enfrente con las exigencias fundamentales de la fe.
- La Iglesia, a la que Cristo llamaba el «Reino de los Cielos», no puede renunciar a su clara condición de «peregrina en la tierra». Por eso ha de estar plenamente encarnada. Los cristianos tenemos una doble nacionalidad: «ciudadanos del cielo» y «ciudadanos de la tierra».
- …"Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los que sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón"… «Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual».
PARA DISCERNIR
- ¿Qué tengo que convertir para que Dios y el Reino sean mi único absoluto?
- ¿Qué anuncio de libertad espera mi familia, mis compañeros de trabajo, mis vecinos, mi comunidad?
- ¿Qué gracia le pido al Señor para darle a Él lo que Él se merece?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dame un corazón coherente y valiente Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…"Jesús enseña que hay dos tipos de poder: uno terreno y humano, y el otro celeste y divino. Y enseñó que se nos pide una doble obediencia: a las leyes humanas y a las divinas, y que debemos pagar un doble tributo: uno al César y otro a Dios.
Al César le debemos dar la moneda que tiene la imagen e inscripción de él; a Dios, sin embargo, le debemos aquello impresa su imagen y semejanza divina: 'Resplandezca sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro' (Salmo 4,7).
Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Tú, oh cristiano, eres hombre: eres, por tanto, moneda del tesoro divino, eres el dinero que tiene impresa la imagen y la inscripción del rey divino.
Con Cristo te pregunto: '¿De quién es esta imagen y la inscripción?'.
Tú dices: de Dios.
Observo: ¿Entonces, por qué no le da a Dios lo que le pertenece?
Si queremos ser imagen de Dios, debemos ser semejantes a Cristo, porque Él es la imagen de la bondad de Dios y forma de su substancia. Dios, 'a aquellos que desde siempre conoció, también los predestinó a ser conformes a la imagen de su Hijo' (Romanos 8,29).
Y Cristo dio verdaderamente al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, porque observó a la perfección las dos tablas de la Ley divina 'haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz"…
San Lorenzo de Brindis, Homilía para el domingo 22 después de Pentecostés, 1.2.3
PARA REZAR
Dame un corazón
Señor Jesús:
Mientras peregrino navegando,
sobre turbulentas aguas de mi vida,
dame la alegría de tener como brújula;
un corazón que me lleve hacia el puerto del amor.
Dame un corazón de POBRE,
capaz de amar, para abrirse y entregarse.
Dame un corazón PACIENTE,
capaz de amar, viviendo esperanzado.
Dame un corazón PACIFICO,
capaz de amar, sembrando la paz en el mundo.
Dame un corazón JUSTO,
capaz de amar, jugándose por la justicia.
Dame un corazón MISERICORDIOSO,
capaz de amar, comprendiendo y perdonando.
Dame un corazón SENSIBLE,
capaz de amar, llorando sin desalientos.
Dame un corazón PURO,
capaz de amar, descubriendo a Dios en el hombre.
Dame un corazón FUERTE,
capaz de amar, siendo fiel hasta la muerte.
Dame un corazón EVANGELICO,
capaz de amar.