Lecturas de hoy 2 de Enero. Feria de Navidad
Lecturas de hoy 2 de Enero. Feria de Navidad
Hoy, lunes, 2 de enero de 2023
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,22-28):
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y ésta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna. Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas -y es verdadera y no mentirosa- según os enseñó, permanecéis en él. Y ahora, hijos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su venida.
Palabra de Dios
Salmo Del Día
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,19-28):
Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?»
Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.»
Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?»
Él dijo: «No lo soy.»
«¿Eres tú el Profeta?»
Respondió: «No.»
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.»
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de hoy
PARA REFLEXIONAR
En el evangelio de Juan, el término "judíos" designa sobre todo a las autoridades religiosas, los que tenían los cargos del mando, especialmente a los dirigentes, y sobre todo a las autoridades supremas. ¿Qué les preocupaba a estos poderosos hombres?
No les preocupaba si lo que decía y hacía Juan era verdad o mentira; si el bautismo de Juan acercaba a la gente a Dios o la alejaba de Dios. Lo que les interesaba era saber qué títulos tenía Juan para decir y hacer todo aquello. Es característico de los hombres del poder centrar sus intereses y preocupaciones en tener y acumular títulos, cargos, nombramientos. Es decir, ser importantes, no por su forma de vivir, sino por estar entre los famosos del poder social. Y poder así ostentar y demostrar su importancia.
Las respuestas que da Juan Bautista demuestran que él vivía sin título alguno. Era un "don nadie". Solo una voz, una voz en el desierto, una voz sin audiencia, sin resonancia, sin propaganda, un grito que pide solamente una cosa: que los caminos de la vida se allanen; que no sea tan tortuoso, tan costoso, recuperar la libertad perdida y volver al propio hogar. A éste se refería Isaías (40, 3) que anuncia el regreso de los desterrados judíos de Babilonia a su patria.
PARA DISCERNIR
- ¿Qué enseñanzas me deja Juan el Bautista para imitar?
- ¿Busco tener títulos de poder o riqueza espiritual interior e invisible?
- ¿Conozco a Jesús o solo sé algunas cosas "de oído" de su vida?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Señor ayúdame a ser tu voz para que el Mundo crea y se salve
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
.San Agustín SERMÓN 293 B(= Frangipane 8).1
Traductor: José Anoz Gutierrez, o.a.r.
2. Cristo es la Palabra, Juan la voz, puesto que está escrito de aquél: En el principio existía la Palabra2 . Juan, en cambio, hablando de sí mismo, dice: Yo soy la voz del que clama en el desierto.3. La palabra pertenece a la mente la voz al oído. Cuando la voz hiere al oído y no conduce a la mente ninguna palabra, tiene un sonido vacío, sin fruto útil alguno. Para nacer en mi mente, la palabra no necesita de la voz; mas para llevar hasta tu mente lo que ya ha nacido en la mía recurre al servicio de la voz. La palabra, pues, puede preceder a la voz, pero no puede salir sin ella. Para eso se crea la voz: no para que engendre una palabra que no existía, sino para que se manifieste lo que ya existía oculta. Veamos en Cristo y en Juan lo que he dicho acerca de la palabra y la voz. Busca a Cristo. En el principio existía la Palabra. ¿Dónde? Y la Palabra estaba junto a Dios4. En el principio estaba junto a Dios. ¡Con cuánta anterioridad a nosotros! ¡Cuán por encima de nosotros! Y la Palabra se hizo carne5parahabitar entre nosotros. ¿Y cómo sabríamos esto si no hubiéramos escuchado la voz? En efecto, Cristo caminaba ya en medio de los hombres vestido de carne mortal, y, sin embargo, se acercaban los hombres a Juan y le preguntaban: ¿Eres tú el Cristo?6. Pero él, para mostrar que era la voz, les insinuaba la palabra que le precedía; rechazaba aquel honor indebido y apuntaba a Cristo con el dedo. A quienes le preguntaban: ¿Eres tú el Cristo?, Juan les respondía: He aquí el cordero de Dios; he aquí quien quita el pecado del mundo7. Escuchadlo, reconocedlo; yo le precedo y lo anuncio. Recordad que dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: «Preparad el camino al Señor»8; no a mí, sino al Señor. Cuando yo grito, le anuncio a él, puesto que la voz del heraldo significa la llegada del juez. Mas, cuando llegue aquel a quien yo anuncio y haya hallado descanso en vuestro corazón, conviene que él crezca y yo, en cambio, mengüe9. Sabéis, en efecto, amadísimos, que la palabra, cuando toma la voz como su auxiliar y pasa por el sendero del oído a la región de la mente, esa palabra crece en la mente, la vox fenece en el oído. Efectivamente, el sonido que ha golpeado al oído no permanece, (pero sí la palabra) porque ha descendido a la mente ¿Por qué esto? Porque conviene que él crezca y yo, en cambio, mengüe.
PARA REZAR