Eco párroco. No sé si reír o llorar.
Eco párroco. No sé si reír o llorar
Jorge, el 29.10.21 a las 10:39 AM
Es que de verdad que no lo sé, porque estamos llegando a unas cosas en esta Iglesia nuestra que a mí lo que me producen es un desconcierto total.
Acabo de comenzar unas charlas sobre la constitución "Sacrosanctum Concilium" del Vaticano II, que a mí me parece que mucho citar el concilio, pero poco leer. Interesante, muy interesante ya el número 1: "Este sacrosanto Concilio se propone acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a cambio, promover todo aquello que pueda contribuir a la unión de cuantos creen en Jesucristo y fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia. Por eso cree que le corresponde de un modo particular proveer a la reforma y al fomento de la Liturgia".
Es decir, si no me equivoco, que me equivocaré o no, o sí, o según, o un poco, o tal vez, o algo o nada, el propósito del concilio iba, zse supone que sigue yendo, en estas direcciones:
1. Acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana. Ahí nada de nada. Desbandada generalizada de fieles. Los de dentro se han ido yendo y los de fuera parece que no vienen.
2. Adaptar las instituciones sujetas a cambio... La curia, por ejemplo, que a ver si por fin se reforma o no, que a quién le importa.
3. Promover la unión de cuantos creen en Jesucristo. Ahí la cosa está interesante. El ecumenismo cada vez menos fuerza y a cambio hemos conseguido en la práctica que en la Iglesia católica quepan todas las opiniones y todas las liturgias, incluyendo bendiciones solemnes en los templos de parejas del mismo sexo, por ejemplo. Hemos pasado del proyecto de unidad al relativismo total.
4. Fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia. Papel mojado. Malo, malísimo, el proselitismo. Todas las religiones son igualmente verdaderas y al cielo todos. Más aún, las misiones hasta se ven no digo con sospecha, sino como algo malo, solo tolerable en cuanto el misionero se convierta al que debe ser convertido y se dedique solo a la cosa social y no mucho.
¿Y qué hacemos ahora?
Nada. Bueno, ojalá no se hiciera nada. Yo creo que en gran medida lo que hacemos es el ridículo y poner las cosas cada vez peor. Me explico.
Se nos olvida hablar de Dios, de conversión, pecado, gracia, salvación eterna, que se supone que es de lo que sabemos o deberíamos saber, para pontificar de lo que nada entendemos. Agarren cualquier documento pseudo magisterial, cualquier homilía o declaración de nuestros pastores. ¿De qué se habla? Pues se habla de ecología, combustibles fósiles, derechos de los inmigrantes, economía sostenible. Se apuesta con fuerza por la agenda 2030, estamos encantados con la Pachamama, nos emociona una banderita arcoíris, y no precisamente la del fin del diluvio, gozamos con la liturgia creativa y para mayor INRI achacamos todas estas cosas a la voluntad de Dios.
Me pierdo. Leer que todo un cardenal de la santa Iglesia católica tacha de imperativo moral no superar un calentamiento del planeta de 1,5º me parece directamente gilipollesco. Meternos a pontificar sobre las vacunas del COVID19, miccionar fuera de recipiente adecuado. Denunciar combustibles fósiles una mamarrachada. Dedicarnos a soltar soflamas sobre inmigrantes, tocar el violón, y reivindicar menos trabajo y más salarios un brindis al sol.
Me llegan noticias e informaciones para que convierta mis tres parroquias en eco parroquias, y servidor, supongo, que, en consecuencia, en eco párroco. Otra memez.
Pues sepa usted, don Jorge, que está en contra del santo padre y de su obispo. Para nada, mire usted. Para nada. Lo que pasa es que yo tengo la mala costumbre de creerme lo que me dicen, y como me dicen que es el momento de hablar, y tanto que hasta acabamos de comenzar un sínodo sobre la sinodalidad sinodable, pues hablo, con ni nombre y apellidos, y por escrito y en público digo que hablar cada vez menos del evangelio para dedicarnos al desarrollo sostenible y la crisis ecológica me parece un sinsentido. Ahora bien, si uno no puede opinar siquiera, entonces que lo digan y saquen lista de lo que se puede decir y lo que no y quién puede hacerlo.
A cualquier cosa le damos la categoría de "la voluntad de Dios". Aquí la única voluntad de Dios, y es palabra revelada y así reconocida por la Iglesia, al menos hasta ahora era así, es "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim., 2,4). Conocer la verdad, Cristo, VERDAD con mayúsculas y la salvación. Lo demás, se nos dará por añadidura.
Pues no. Cada vez hablar menos de Cristo, reducir la VERDAD a letras minúsculas y reconvertirnos en eco párrocos.
Consultada Rafaela, nosotros por lo clásico: misa, sermón, rosario, exposición, confesiones y demás cosas que ya no se llevan. Eso sí, ahorrando en luz y en gasóleo, que andamos como andamos.
Extraído de Infocatolica.com
Sacerdote diocesano de Madrid. Se presenta y se define como cura. Licenciado en teología pastoral, lleva más de treinta años ejerciendo su ministerio en parroquias de la diócesis, algunos de ellos como párroco rural. Arcipreste varias veces, ha pertenecido por dos legislaturas al consejo presbiteral de Madrid y al consejo diocesano de pastoral.
Como añadido a su labor de párroco ha hecho un poco de todo: coordinador de pastoral de un colegio de más de dos mil alumnos, director espiritual de un gran colegio mayor, profesor de religión, profesor de teología pastoral... internauta y bloguero por libre y desde ahora en Infocatólica .
Si quieren ponerse en contacto con él: parroquialaserna@archimadrid.es