Lecturas del Viernes de la 11ª semana del Tiempo Ordinario

17.06.2022

Lecturas del Viernes de la 11ª semana del Tiempo Ordinario

Viernes, 17 de junio de 2022

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Reyes (11,1-4.9-18.20):
En aquellos días, cuando Atalía, madre del rey Ocozías, vio que su hijo había muerto, empezó a exterminar a toda la familia real. Pero cuando los hijos del rey estaban siendo asesinados, Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía. El año séptimo, Yehoyadá mandó a buscar a los centuriones de los carios y de la escolta; los llamó a su presencia, en el templo, se juramentó con ellos y les presentó al hijo del rey. Los centuriones hicieron lo que les mandó el sacerdote Yehoyadá; cada uno reunió a sus hombres, los que estaban de servicio el sábado y los que estaban libres, y se presentaron al sacerdote Yehoyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo. Los de la escolta empuñaron las armas y se colocaron entre el altar y el templo, desde el ángulo sur hasta el ángulo norte del templo, para proteger al rey. Entonces Yehoyadá sacó al hijo del rey, le colocó la diadema y las insignias, lo ungió rey, y todos aplaudieron, aclamando: «¡Viva el rey!»
Atalía oyó el clamor de la tropa y se fue hacia la gente, al templo. Pero, cuando vio al rey en pie sobre el estrado, como es costumbre, y a los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta y las trompetas tocando, se rasgó las vestiduras y gritó: «¡Traición, traición!»
El sacerdote Yehoyadá ordenó a los centuriones que mandaban las fuerzas: «Sacadla del atrio. Al que la siga lo matáis.» Pues no quería que la matasen en el templo.
La fueron empujando con las manos y, cuando llegaba a palacio por la puerta de las caballerizas, allí la mataron. Yehoyadá selló el pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, para que éste fuera el pueblo del Señor. Toda la población se dirigió luego al templo de Baal; lo destruyeron, derribaron sus altares, trituraron las imágenes, y a Matán, sacerdote de Baal, lo degollaron ante el altar. El sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo. Toda la población hizo fiesta, y la ciudad quedó tranquila. A Atalía la habían matado en el palacio.
Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 131

 El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.» 

«Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.» 

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré porque la deseo.» 

«Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.» 


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,19-23):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!»
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio



PARA REFLEXIONAR

  • Cuando un rey, una reina, amaba el culto de Baal, arrastraba a todo el pueblo a la idolatría. Cuando un rey era fiel a Yahvé, volvían a la alianza, destruía los templos de Baal y rompía sus estatuas.
  • Atalía, hija de Ajab y de Jezabel, estaba imbuida por el paganismo fenicio de su madre. Influidos por ella, tanto Jorán, su marido, como Ocozías, su hijo, habían introducido en Jerusalén el culto a Baal.
  • Atalía, llega a ser una reina sin piedad: cuando se entera de que su hijo Ocosías ha sido muerto por los hombres de Jehú, decide quedarse con el poder y llega hasta matar a sus propios nietos.
  • El sumo sacerdote Joad y su mujer Josabet, a causa misma de su fe, hicieron un análisis de la situación, y para que el pueblo sea el pueblo del Señor, se comprometieron en una empresa política para restaurar la Alianza. Era el modo común de todos los pueblos en aquella época que la religión estuviera estrechamente ligada al príncipe y a las princesas.
  • Atalía mató a sus nietos, también ella será asesinada. Ella usurpó el trono, a su vez será también destronada. Y se prepara esa operación larga y trabajosa salvando de la muerte a Joas, manteniéndolo durante seis años escondido en el Templo.
  • Pasado el tiempo, iniciada la revolución dieron muerte a Atalía, Joas subió al trono y el sumo sacerdote concertó una alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, para que el pueblo fuera el pueblo del Señor.
  • Atalía creyó haber acabado con la casa de David, con lo cual se rompía la línea mesiánica prometida por Dios. Pero al entronizar a Joas, vuelve a reinar la casa de David y, al menos al principio, se restaurará la alianza con el Dios verdadero. El pueblo ha optado por no ser más el pueblo de Baal. A pesar de que el reino de Joas fue un largo reino de paz y de piedad, no durará mucho el buen propósito del pueblo.

***

  • En el sermón de la montaña, Mateo recoge diversas enseñanzas de Jesús. Hoy nos trae unas breves frases sobre los tesoros, y sobre el ojo como lámpara del cuerpo. «No amontonen tesoros en la tierra...». Jesús los contrapone a los «tesoros en el cielo» que son valores verdaderos, duraderos. Jesús reconoce la tendencia del hombre a acumular. Pero nos dice dónde debemos invertir nuestro dinero, nos aconseja colocar nuestro capital en el banco de Dios, donde no hay ladrones y donde el dinero produce el máximo posible. Invita positivamente a acumular tesoros en el cielo, invirtiendo a través de la limosna y ayudando a los necesitados.
  • Jesús precisa que la riqueza «en el cielo» es Dios mismo, y que la pobreza propia del reino consiste en la renuncia efectiva a todo otro tipo de riqueza. El que acumula dinero está necesariamente apegado a él, por eso acumulación de dinero y reino de Dios no son compatibles.
  • La escala de valores que posee un hombre y las segurida­des que busca orientan su vida, lo definen y marcan su personalidad. Lo que es invertido en Dios, tiene un valor duradero, por eso esta enseñanza es completada con la de la lámpara y el ojo.
  • «La lámpara del cuerpo es el ojo». Nuestra mirada es la que da color a todo. Si está enferma todo lo que vemos estará enfermo. Si no tenemos luz en los ojos, todo estará a oscuras. Para los judíos, el ojo sano equivale a la generosidad y el ojo enfermo a la tacañería. La «lámpara», lo «luminoso», indica el valor positivo que la generosidad comunica al hombre.
  • Lo opuesto a acumular riquezas es compartir lo que se tiene, obra de la generosidad. El apego al dinero hace del hombre un miserable; es precisamente el desapego, que se traduce en el don, el que da valor a la persona. Jesús pone el valor de la persona en el desprendimiento, que manifiesta el amor.
  • La "codicia y la avaricia" son causa de enfermedad para el ser humano porque desnaturalizan el sentido de las cosas materiales, considerándolas, no como medio sino como fin. La gene­rosidad es condición para la ayuda a los demás y para el cumpli­miento de la pobreza a la que Jesús llama.
  • Después del llamado a despojarnos de los falsos tesoros, fuente de preocupaciones y poner toda nuestra confianza en Dios, esta exhortación a la generosidad es un llamado para que todos los cristianos nos entreguemos a Dios sirviendo a los demás sin límites ni condiciones.
  • Nuestra sociedad contradictoria está produciendo constantemente nuevos pobres, marginados, desengañados, inadaptados y también, en no pocas ocasiones, abandonados y desesperados. Sin embargo otra parte del mundo está lleno de bienes, ocupado obsesivamente en la producción y disfrute de los mismos. No debemos olvidar, que muchos bienes que se presentan como fascinantes, no son el supremo bien y que cuando se los adora, traen como consecuencia ambiciones, angustias, sometimiento, rivalidades, injusticias, desesperaciones. Con tanta abundancia de bienes, no está sosegada ni aquietada nuestra sociedad porque: «Nos hiciste, Señor, para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti».


PARA DISCERNIR

  • ¿Qué tesoros apreciamos y acumulamos?
  • ¿Qué uso hacemos de los bienes de este mundo?
  • ¿Dónde está nuestro corazón, nuestra preocupación?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Dónde está mi tesoro, está también mi corazón


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El Secreto de María I, 3-4 - «Llamados a la santidad»

Alma, imagen viva de Dios y comprada por la Sangre preciosa de Jesucristo, la voluntad de Dios en ti es que seas santa como él en esta vida, y gloriosa como él en la otra.

La adquisición de la santidad de Dios es con toda seguridad tu vocación, es allí adónde tus pensamientos, tus palabras y tus acciones, tus sufrimientos y todos los movimientos de tu vida deben estar dirigidos; o bien resistes a Dios, no haciendo aquello por lo que te ha creado y por lo que te conserva ahora.

¡Oh! ¡Qué admirable obra! ¡el polvo cambiado en luz, la basura en pureza, el pecado en santidad, la creatura en el Creador y el hombre en Dios! ¡Oh admirable obra! lo repito, pero obra difícil en ella misma e imposible a la sola naturaleza; sólo Dios, por una gracia, y una gracia abundante y extraordinaria, puede cumplirla llegando hasta al termino; ni siquiera la creación de todo el universo es una gran obra maestra como esta otra...

Alma, ¿cómo le harás? que medios escogerás para subir hasta dónde Dios te llama? los medios de salvación y de santidad todos los conocen, están escritos en los Evangelios, están explicados por los maestros de la vida espiritual, son practicados por los santos y necesarios a todos aquellos que quieren salvarse, estos son: la humildad del corazón, la oración continua, la mortificación universal, el abandono a la divina Providencia, la conformidad con la voluntad de Dios.

San Luís María de Griñón de Monfort (1673-1716) predicador, fundador de comunidades religiosas


PARA REZAR

Yo había pedido a Dios la fuerza para alcanzar el éxito,
Yo había pedido la salud para hacer grandes cosas,
pero él me dio la enfermedad para que pueda hacer cosas mejores.
Yo había pedido el poder para poder ser apreciado por los hombres,
pero me dio la debilidad para que experimentara la necesidad de Dios.
Yo había pedido la riqueza para ser feliz,
pero me ha dado la pobreza para que pueda ser prudente.
Yo había pedido un compañero para no vivir solo,
pero me dio un corazón para que pueda amar a todos mis hermanos.
Yo había pedido cosas que pudieran alegrar mi vida,
pero he recibido la vida para que pueda gozar de todas las cosas.
Yo no he obtenido nada de lo que había pedido,
pero he recibido todo cuanto había esperado.
Casi a pesar de mi mismo,
mis plegarias informuladas
han sido escuchadas.
Yo soy, entre los hombres, el más ricamente colmado.


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