Lecturas de hoy Jueves de la 13ª semana del Tiempo Ordinario

30.06.2022

Lecturas de hoy Jueves de la 13ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, jueves, 30 de junio de 2022

Primera lectura

Lectura de la profecía de Amós (7,10-17):
En aquellos días, Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, envió un mensaje a Jeroboam, rey de Israel: «Amós conjura contra ti en medio de Israel; la tierra ya no puede soportar sus palabras. Porque así predica Amós: "Morirá a espada Jeroboam. Israel saldrá de su país al destierro."»
Dijo Amasías a Amós: «Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país.»
Respondió Amós: «No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel." Y, ahora, escucha la palabra del Señor: Tú dices: "No profetices contra la casa de Israel, no prediques contra la casa de Isaac." Pues bien, así dice el Señor: "Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos e hijas caerán a espada; tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra pagana, Israel saldrá de su país al destierro."»
Palabra de Dios


Salmo del Día

Salmo 18
Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. 

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. 

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. 

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. 


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,1-8):
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados.»
Dijo, dirigiéndose al paralítico: «Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa."» Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio de hoy



PARA REFLEXIONAR

  • Jeroboam, el rey, y Amasías, sacerdote del templo de Betel persiguen a Amós porque la voz del profeta resulta incómoda.
  • El sacerdote Amasías lo invita a que se marche del reino del Norte y que profetice en el Sur de donde provenía.
  • Amós se defiende; no puede dejar de obedecer a Dios, está profetizando no porque él lo haya buscado sino porque Dios lo ha llamado.
  • El profeta da testimonio de una vida transformada y querida por Dios. De cultivador de higueras, Dios quiso convertirlo en alguien, que prestara su voz a su Palabra. Su misión de profeta deriva, del poder absoluto de Dios, que ha transformado su vida imponiéndole esta tarea. Sin acobardarse por los cargos que el sacerdote había expuesto al rey en su contra, el profeta, los repite como «castigo de Dios» y afirmación de su autoridad y poder para con los dirigentes del pueblo, por su corrupción y su materialismo.

***

  • Jesús después de su viaje a territorio pagano vuelve a su país. Subió a una barca, cruzó a la otra orilla y llegó a Cafarnaúm, su ciudad. Allí le presentaron un paralítico en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Animo, hijo! tus pecados están perdonados». Algunos letrados se dijeron: «Ésta blasfemando»
  • Hasta aquí Jesús curó enfermos, dominó los elementos materiales, venció los demonios; y ahora perdona los pecados.
  • El pecado atañe a Dios ante todo; por eso el poder de perdonarlos está reservado sólo a Él.
  • En aquella época, los judíos, relacionaban las catástrofes, la desgracia y la enfermedad con el mal moral. El perdón de los pecados suprime las raíces del mal. Con sola su palabra cura al para­lítico. La curación significa el paso de la muerte a la vida. El hom­bre, muerto por sus pecados, no solamente es liberado de ellos sino que empieza a vivir. Jesús usa aquí esta curación corporal, para probar esa otra curación: aquella que hace libre al hombre. El milagro que Jesús ha hecho es el de la liberación interior que inevitablemente no puede dejar de proyectarse hacia afuera.
  • El milagro es una respuesta a la fe, en este caso del paralítico. Por otra parte, la fe en Jesús es una confesión implícita del pecado y de la necesidad de salvación.
  • El milagro es algo más que una manifestación maravillosa; es ante todo un símbolo del proceso salvador que se ha iniciado en Jesús y de la presencia del reino entre los hombres. Esto escandaliza a los letrados que ven en las palabras de Jesús que se adjudica atribuciones divinas.
  • Jesús nos quiere con salud plena. Con libertad exterior e interior. Con el equilibrio y la alegría de los sanos de cuerpo y de espíritu.
  • Hoy vemos que el mal nos toca, que somos dañados por él y que los demás también son dañados, pero en general, nos cuesta aceptar la realidad del pecado y la necesidad del perdón. El pecado siempre nos pone en estado de postración, opresión y humillación. El pecado no se limita a una transgresión de una ley; nos deshumaniza y es la fuerza destructora que pretende frenar y debilitar la dinámica del reino en la persona y en la humanidad.
  • Jesús ha venido de parte de Dios precisamente a eso: a reconciliarnos, a anunciarnos el perdón y la vida en Dios. No hay pecado que no sea perdonable porque no hay situación de la que el hombre no pueda salir.
  • Nadie puede descender tan bajo como para que Dios no pueda levantarlo. La fe, si es auténtica, es capaz de llevar al hombre a la conversión, a la reorientación de su vida y de su marcha hacia la felicidad, hacia la salvación.
  • «Es una gran miseria el hombre orgulloso, pero más grande es la misericordia de Dios humilde». San Agustín


PARA DISCERNIR

  • ¿Pedimos con sencillez desde nuestra pobreza?
  • ¿sabemos reconocer nuestros pecados y desde allí clamar a Dios?
  • ¿Reconocemos el mal que ocasiona en nosotros el pecado o nos hemos acostumbrado?


REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

Señor espero en tu misericordia


PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios? (Mc 2,7)

Hay dos cosas que son exclusivas de Dios: la honra de recibir la confesión y el poder de perdonar. Hemos de confesarnos a él y esperar de él el perdón. Solamente Dios puede perdonar los pecados; es, pues a él sólo a quien debemos confesarlos. Pero el Todopoderoso, el Altísimo, habiendo tomado una esposa débil e insignificante, ha hecho de esta sierva, una reina. La que estaba recostada a sus pies, la ha colocado a su lado; porque es de su costado que ella ha salido y se ha desposado con ella (Gn 2,22; Jn 19,34).Y, del mismo modo que todo lo que es del Padre es del Hijo, y todo lo que es del Hijo es del Padre por su unidad de naturaleza (Jn 17,10), igualmente el Esposo ha dado todos sus bienes a la esposa y se apropió todo lo que es de la esposa a la que ha unido a sí mismo y al Padre...

Por eso el Esposo que es uno con el Padre y uno con la esposa, hizo desaparecer de su esposa todo lo que en ella halló de impropio, lo clavó en la cruz y en ella expió todos los pecados de la esposa. Todo lo borró por el madero. Tomó sobre sí lo que era propio de la naturaleza de la esposa, y la esposa dio todo lo suyo al Esposo... De esta manera participa él en la debilidad y el llanto de su esposa, y todo es común entre el Esposo y la esposa incluso el honor de recibir la confesión y el poder de perdonar los pecados. Por ello dice: «Ve a presentarte al sacerdote» (Mc 1,44).

Isaac de la Estrella (?- hacia 1171), monje cisterciense - Homilía 11


PARA REZAR

Gracias Señor

Gracias, Señor, por ese mundo lleno de amor que sale a nuestro paso para llenar el corazón con su belleza.
Gracias por el pan que nos das para aplacar el hambre.
Por la risa del niño que se vuelve caricia. Por el mar y la nube.
Por el don de sentir a plenitud la vida.
Gracias por cada hora, aún cuando no todas sean iguales de buenas.
Gracias por el valor de la mariposa que enciende sin conciencia de su
milagro, un pabilo de ensueño.
Gracias, Señor, por los espejos maravillosos del mirar de nuestros
padres y nuestras mentes.
Por la amistad que prolonga ese sereno privilegio de ser hermanos.
Gracias por la lluvia fuerte, por la llovizna bienhechora, por haber
puesto trinos y alas en las ramas. Gracias por cada gota rocío y por el arco iris y por el árbol que madruga su júbilo en el fruto.
Gracias, Señor, por el ayer que se prendió al recuerdo. Por el hoy
que vivimos y por el mañana que nos espera con sus brazos repletos de
misterio.
Gracias, a través de mis labios, desde mi alma, en nombre de aquellos
que se olvidaron de dártelas, en nombre de los que somos y los que seremos.
Gracias por toda la eternidad.


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